Número 4: Julio de 2010

Nuestra ventana al mundo - Usando un método impulsado por el mercado para conseguir la sostenibilidad

Por Josefina Stubbs

 

Durante el año pasado, la división de América Latina y el Caribe del FIDA presentó en conjunto con otras organizaciones tres talleres diseñados para mejorar las estrategias de implementación de proyectos en la región. No es el tema más exótico del mundo, pero las experiencias compartidas – especialmente la idea de que solamente podemos conseguir la sostenibilidad a través de un método impulsado por el mercado – van a durar toda una vida.  

A través de estos eventos – realizados en noviembre en Nicaragua para los países de América Central, en diciembre en Argentina para el Cono Sur y en mayo en Ecuador para los países andinos (más Guyana) – logramos acercarnos más a los equipos de trabajo que están implementando localmente los proyectos que cofinanciamos.

Aunque las estrategias de implementación de proyectos sólidos son esenciales para el desarrollo sostenible – al igual que la supervisión de proyectos – ha sido la sinergia y posibilidad de compartir saberes entre estos grupos diversos que realmente añade más valor. Este diálogo proporciona una perspectiva rural – una Ventana Rural – a la manera en que operamos en América Latina.

Esta ventana rural nos ofrece lecciones nuevas cada día. Pero una de las que considero más importantes es que tenemos que continuar aplicando un método impulsado por el mercado si queremos obtener resultados a largo plazo con nuestros proyectos.

En esta edición de Ventana Rural, exploramos los detalles prácticos del desarrollo impulsado por el mercado. En nuestro artículo sobre la producción del cacao orgánico en Ecuador, analizamos la manera en que campesinos emprendedores vieron un nicho de mercado en expansión y lo aprovecharon. En nuestra nota sobre Paraguay, examinamos cómo estrategias impulsadas por la demanda pueden funcionar dentro del contexto del mercado.  

Nuestra tarea requiere de un balance delicado. Como organización, no debemos tomar una postura de superioridad, diciéndoles a los campesinos de Paraguay que planten ciertas cosechas simplemente porque el mercado lo demanda. Tampoco podemos hacer oídos sordos cuando los productores locales demandan más y mejor acceso a los mercados y nuevas fuentes de ingresos. Al final, son estas fuentes nuevas que les dan la seguridad alimentaria que necesitan y, a sus familias, la oportunidad de mandar a sus niños a la escuela, elemento clave para romper con el ciclo de la pobreza. Mejor dicho, tenemos que encontrar un término medio que incluya nuevas ideas de mercado durante la supervisión de los proyectos, y al mismo tiempo permita el uso de métodos impulsados por la demanda local.

No hay soluciones fáciles. Sin embargo, espero que les guste nuestra ventana a los campos de América Latina y el Caribe. Durante los últimos meses he visitado Perú, Brasil, Ecuador (entre otros lugares). Y aunque terminemos cansados con todos los cambios de horario, al final, solo siendo testigos directos de nuestros proyectos en el terreno – y conociendo a la gente, organizaciones, políticas y gobiernos que los implementan – entenderemos verdaderamente cómo obtener resultados a largo plazo en nuestro esfuerzo colectivo para erradicar la pobreza rural en todo el mundo.

Saludos,
Josefina

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Produciendo una ventaja competitiva en Perú
     
   
   

Olga Osjo Palomino recibió capacitación técnica a través del FIDA gracias al Proyecto Manejo de Recursos Naturales en la Sierra Sur (MARENASS). Con sus nuevos conocimientos, Osjo Palomino aprendió a construir terrazas, cultivar maíz y papas en surcos, y vender sus productos excedentes en los mercados locales.

Un poco de competencia puede rendir mucho. Después de todo,  en el mundo de negocios – ya sea que construyas un tigre de papel en “Wall Street” o un negocio  de elaboración de yogur casero en el sur de Perú – solamente los más aptos sobreviven.

Tomando en serio este mandato de Darwin, el Proyecto Sierra Sur, financiado por el FIDA, está explorando la utilización de la competencia como un mecanismo para el desarrollo. Pero los equipos del Proyecto Sierra Sur no están solamente pidiéndoles a los pequeños agricultores y los microempresarios rurales que sean más competitivos entre ellos mismos, sino, están organizando concursos públicos en los que empresarios – y empresarias – de la región pueden presentar sus planes de negocios y competir para obtener fondos.

“Lo que pretende el proyecto es ayudar a los campesinos de la región sur de los andes a salir de la pobreza. Con este objetivo en mente, la estrategia del proyecto es enfocarse  en la demanda,” dijo José Sialer Pasco, Director del Proyecto Sierra Sur. “Y esta estrategia se basa esencialmente en estos concursos.”

Los concursos se organizan por toda la zona de 77,693 kilómetros cuadrados del proyecto, en una de las regiones más pobres de Perú, donde la escasez de agua y las condiciones de siembra hacen más difícil tener un negocio agropecuario viable. Cerca de US$16 millones de los $22 millones de fondos para el proyecto fueron otorgados por el FIDA.  

En este sistema de concursos, los empresarios locales presentan sus planes de negocios o de manejo de recursos naturales a un panel de jurados – compuesto de miembros de la comunidad, funcionarios del gobierno local y representantes de Sierra Sur – el cual otorga fondos a las mejores empresas. El proyecto proporciona 80 por ciento de los fondos en forma no-reembolsable, mientras que los empresarios concursantes tienen que invertir 20 por ciento de su propio dinero. Este capital semilla es entonces invertido en el negocio nuevo. Algunos de los ganadores deciden utilizar los fondos para construir sistemas de manejo de recursos naturales, como cisternas, mientras que otros contratan a técnicos para ayudarles a construir sus negocios.

Poniendo la teoría en práctica

Griseldo Puma Callahui Pacheco es miembro de la Asociación de Productores Agropecuarios de Tuntuma. Después de competir para recibir financiación en un concurso regional, él tuvo la oportunidad de contratar a un asesor técnico para ayudarle con su negocio de elaboración de queso y yogur.

“Mi visión familiar es tener mi propia planta quesera el próximo año,” afirmó Don Griseldo. “Cada uno de mis hijos ya conoce el negocio, y esto les ayudará en la universidad. Ellos ya no solo serán expertos como yo, sino ingenieros químicos o agroindustriales. Esa es mi visión para el futuro.”

En lo referente al manejo de recursos naturales, el proyecto está ayudando a los pequeños agricultores a crear sistemas para recolectar agua, a reforestar áreas y construir represas pequeñas.

“Antes no había nada de agua; era terreno seco. Nosotros estamos manejando los recursos naturales con el uso de reservorios comunales y familiares para el agua,” dijo Pedro Usca Laucata, un campesino del Distrito de Pichagua. Don Pedro trabajó con otros 70 miembros de la comunidad para construir una represa de tierra. “Estamos recolectando el agua para nuestros animales, no para el riego. Y con los árboles que estamos plantando estamos tratando de combatir la contaminación.”

Sistematizando la sostenibilidad

   
   

Faustina Navarro toma un merecido descanso en su chacra en Manchaybamba, Andahuaylas, Perú. Una de las prioridades regionales del FIDA es de promover el fortalecimiento rural, especialmente el de las mujeres.

“Estamos a dos años del final del proyecto… En mayo del año pasado tuvimos nuestra evaluación de medio término, y podemos decir con gran satisfacción que el programa ha ayudado a unas 5,000 familias a salir de la pobreza,” afirmó Sialer. “Y tenemos la esperanza de alcanzar nuestro objetivo de ayudar a 15,000 familias, y probablemente rebasemos el total de 15,000 familias que superarán la pobreza.”

Uno de los desafíos que enfrenta el proyecto es la sostenibilidad, según Sialer. Pero se mantiene optimista, diciendo que al trabajar directamente con la gente local y los gobiernos locales – quienes ya están tomando el control del proyecto – la sostenibilidad fue tomada en cuenta en el proyecto desde el principio.

“Pero lo más importante es que las familias campesinas lo están asumiendo como algo suyo,” dijo Sialer. “Ellas ya no hablan de Proyecto Sierra Sur, ellas hablan de su proyecto Sierra Sur.”

Para ver un video de nuestra entrevista con José Sialer Pasco, haz clic aquí. Hay videos adicionales sobre el Proyecto Sierra Sur en su página de Internet. Los concursos no son solamente utilizados en Perú, lee más sobre los concursos en Panamá aquí, o para aprender más sobre la misión reciente del FIDA en Perú, haz clic aquí.

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Apoyando a la agricultura familiar en Paraguay

     
     

Se espera que alrededor de 19,000 familias campesinas, las cuales representan aproximadamente 120,000 individuos, se beneficien del programa.

       

En un lugar como Paraguay hay muchas maneras de apoyar a la agricultura familiar – y a los mecanismos de desarrollo impulsados por la demanda. Pero no importa cómo se le aborde, es imposible crear resultados a largo plazo sin dinero y capacitación. El FIDA está obsequiando ambos a este país suramericano que carece de acceso al mar.
 
El dinero llegó en la forma de un préstamo para apoyar al programa Paraguay Rural, el cual está ayudando a más de 140 organizaciones campesinas en la zona oriental del país. Se estima que la contribución del FIDA al paquete valuado en US$18 millones alcanzará $15.1 millones durante los próximos tres años. El proyecto busca beneficiar a unos 120,000 individuos, especialmente a los productores de pequeña escala, quienes han sufrido la reducción en ingresos de los modelos tradicionales para producir el algodón y aquellos con valor productivo limitado.

Clave para lograr las metas del proyecto son los elementos, impulsados por la demanda, de armonizar las actuales inversiones para reducir la pobreza financiadas por otras agencias, mediante un método que permita a las organizaciones beneficiadas tener una participación directa y seleccionar las iniciativas.

“El resultado central del proyecto sería el de ‘graduar’ a las organizaciones pobres de pequeños agricultores a través de la acumulación de capital social y técnico para que ellos mismos puedan participar en las actividades del proyecto y tener acceso a los servicios de otros proyectos de inversión pública,” dijo Paolo Silveri, Gerente de Programas para la División de América Latina y el Caribe del FIDA.
Pero sabio es aquel que piensa antes de actuar, y Silveri sigue en negociaciones con el gobierno de Paraguay para asegurar que los fondos sean administrados en forma apropiada.

“No queremos que el gobierno gaste dinero sin ciertas pautas, un plan y la habilidad de ejecutar sus planes en las organizaciones, porque es dinero público, y tiene que ser utilizado en forma prudente,” afirmó Silveri. “Manteniendo esto en cuenta, nuestro método pausado y cuidadoso busca crear un resultado positivo al final para así permitir que las organizaciones y los mecanismos de desarrollo se fortalezcan por sí solos.”

Taller de agricultura familiar

Por el lado de la capacitación, el FIDA continúa invirtiendo en la gente y en las organizaciones de Paraguay. El Seminario Internacional Agricultura Familiar Campesina y Desarrollo Económico realizado en Asunción, Paraguay en diciembre de 2009, reunió representantes gubernamentales, asociaciones de productores de pequeña escala y agencias internacionales de desarrollo.
 
“El seminario ofreció a los representantes del gobierno, los especialistas de desarrollo rural y las agencias internacionales de todos los países miembros del MERCOSUR la oportunidad de compartir y discutir experiencias para promover la agricultura de pequeña escala como instrumento clave para el desarrollo rural y la seguridad alimentaria en la subregión,” dijo Silveri. “La presencia del Presidente Lugo demuestra la gran importancia que el gobierno paraguayo atribuye al desarrollo agrícola de pequeña escala, y la presencia del FIDA en el estrado refleja el aprecio y reconocimiento de nuestro papel líder en este aspecto del desarrollo en Paraguay.”

Hacer clic aquí para ver fotos del seminario.

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El programa Paraguay Rural tiene operaciones extensas en la región central de la nación.


La dominación del cacao

Organizaciones populares en el norte de Ecuador utilizan nuestro dulce favorito para salir de la pobreza

No hay nada en esta tierra como el chocolate, un manjar tan delicioso, tan exquisito que hemos creado un culto de adoración en su nombre. Pero el chocolate es mucho más que un dulce favorito en el norte de Ecuador. La producción de chocolate – y el cultivo de la semilla de cacao que se utiliza para elaborarlo – está transformándose rápidamente en la manera de salir de la pobreza, con la existencia de muchos programas que ayudan a los pequeños agricultores y microempresarios a sacar grandes ganancias de una semilla tan pequeña. 

     
     

En una misión reciente a Ecuador, el equipo del FIDA y líderes de los proyectos dejaron de lado el duro trabajo de crear estrategias de implementación para tomarse una tarde de descanso y visitar una plantación de cacao orgánico.

       

Con la ayuda de ACUA, una organización financiada por el FIDA que busca ayudar a los afro-ecuatorianos a superar la pobreza, productores locales y empresarios se unieron para formar la Asociación de Productores de Cacao de Esmeraldas (APROCA). Mientras que la región es tradicionalmente conocida por su producción de bananas, organizaciones como APROCA vieron gran potencial en el mercado del cacao – especialmente en el mercado de la certificación orgánica – y decidieron adentrarse, trabajando juntos con organizaciones como Rainforest Alliance y BCS para certificar cerca de 580 hectáreas de plantaciones de cacao.

“Esta [certificación orgánica] nos ha permitido encontrar mercados realmente interesantes porque pagan mejor por el producto,” afirmó Deisy Rodríguez de APROCA.

El cacao orgánico es un gran negocio estos días. Y América Latina es líder, contando con más del 70 por ciento de la producción orgánica a nivel mundial. La región representa solamente el 13 por ciento del mercado del cacao tradicional, el cual está dominado por los países africanos. A nivel mundial, la República Dominicana es el proveedor principal de cacao orgánico, produciendo unas 5 000 toneladas al año, según reportes de la industria.

Estos reportes también señalan que el mercado para chocolate de primera calidad crecerá de US$7 billones en 2007 a $12.9 billones en 2011, posicionándola como una industria en crecimiento en la cual vale la pena que inviertan  los pequeños productores como Rodríguez.

Estadísticas sobre el cacao con certificación orgánica no son tan fáciles de encontrar, pero la mayoría indican que la  producción certificada abarca solamente el 0.5 por ciento de la producción total de cocoa. Y aunque los precios del cacao orgánico fluctúan dramáticamente – después de todo, pagar más por un pedazo de chocolate “verde” es un verdadero lujo – la mayoría de las fuentes de información estiman que se paga una prima del 10 al 40 por ciento más de lo que se paga por la versión no-orgánica (US$100–300 por tonelada en 2005).

     
     

APROCA no es la única operación de cacao orgánico en la región. Un líder de la organización de productores de cacao FONMSOEAM mostró al equipo del FIDA cómo se trabaja en los campos para mantener las prácticas orgánicas.

       

Pero APROCA no solamente está involucrada en la agricultura orgánica. Durante los últimos cinco años, la organización ha trabajado directamente con 600 familias, y ha establecido 100 hectáreas de plantaciones nuevas de cacao.

“Para los productores, ha sido de gran ayuda este proceso financiado por AQUA porque ha permitido consolidar el proceso de producción y comercialización,” nos informó Rodríguez. “Nosotros apoyamos todos los aspectos relacionados con la cadena del cacao, empezando con la producción, que incluye el manejo de las plantaciones, el mejoramiento de plantaciones ya existentes, y la siembra.”

Con respecto a esta integración vertical, la asociación también procesa el cacao en su bodega de refinamiento y lo comercializa para consumo nacional e internacional.

Uno de los puntos más importantes para Rodríguez es fortalecer las organizaciones con quienes se trabaja. “Porque vemos que es un punto bastante importante para poder urgir a los productores a hacer una comercialización asociativa que realmente funcione y que sea sostenible a largo plazo,” dijo Rodríguez.

Pero la sostenibilidad empieza con el individuo, y para Rodríguez, el proceso de convertirse en una pequeña empresaria ha creado un impacto duradero.

“En mi propia vida esto me dado más experiencia. He podido participar en algunas ferias donde he aprendido mucho sobre el mundo de cacao,” afirmo Rodríguez. “Y esta experiencia me ha hecho valorar más lo nuestro.”

Hacer clic aquí para ver nuestra entrevista con Deisy Rodríguez y Nelisa Panesu de APROCA. También se puede visitar nuestra galería de fotos tomadas durante nuestra reciente misión aquí. Y para comprar chocolate orgánico del norte de Ecuador, hacer clic aquí.

Dándoles una voz a los afro-ecuatorianos

El norte de Ecuador está marcado por su infraestructura social débil y su alto nivel de violencia, resultado del conflicto en su país vecino, Colombia. La gran mayoría de afro-ecuatorianos en la zona han sido especialmente marginados. Pero gracias al trabajo de grupos fundados por el FIDA, como AQUA, la comunidad afro-ecuatoriana – se estima que hay 150 millones de afro-latinos en las Américas – está encontrando su propia voz y abriéndose camino en la sociedad dominante.

A nivel nacional, la constitución ahora reconoce a los afro-ecuatorianos como grupo étnico único, obsequiándoles más derechos sociales, políticos y territoriales. A nivel local, con grupos como ACUA dándoles entrenamiento técnico y nuevo acceso a recursos, los afro-ecuatorianos desempeñan un papel cada vez más importante en el sector agropecuario, un paso inicial crítico para la integración a la economía regional de este grupo durante largo tiempo olvidado por la historia.



     
     

Deisy Rodríguez visitó a la delegación del FIDA en su hotel en Atecames para compartir el chocolate orgánico producido por APROCA (el chocolate con coco era especialmente rico).

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