Número 9 - mayo 2012

Atrévase a soñar – Desarrollo territorial, desigualdad y nuevas iniciativas verdes

 
 

Solo si invertimos en la juventud, en la construcción de capacidades y en oportunidades no agrícolas podremos esperar que la siguiente generación venza la pobreza.
©FIDA/Santiago Albert Pons

Por Josefina Stubbs

En una misión reciente a México, en la que presentamos un informe maravillosamente detallado y revelador preparado por el Rimisp-Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural acerca de las brechas de desigualdad y territoriales en toda la región, conversé con un Senador del Estado mexicano de Oaxaca, Heladio Ramírez López, acerca de nuestros sueños y responsabilidades (e incluso de nuestras deficiencias) en lo relativo al empoderamiento rural, la inclusión social y la selección y el diálogo de políticas.

“El FIDA nos permite soñar,” me dijo el senador.

No podría estar más de acuerdo con él. Sin embargo, aunque necesitamos atrevernos a soñar, también necesitamos atrevernos a innovar, seleccionar e impulsar abordajes de desarrollo territorial que lleguen a los sectores más pobres de América Latina y a promover nuevas políticas e iniciativas que aseguren la reducción de la pobreza rural de forma continua, responsable y sustentable en toda la región hasta bien entrado el siglo 21.

Aunque hemos dado pasos importantes en la reducción de la pobreza en América Latina es sorprendente (y a veces pasmoso) que las brechas territoriales permanecen. Para comenzar, América Latina todavía tiene la tasa de desigualdad más alta en el mundo. Y con países con economías de grandes y medianos ingresos como Brasil y México, las brechas socio-económicas serán tan pronunciadas como las que existen entre los países más ricos y más pobres del mundo.

Por ejemplo en México, casi 60 por ciento de la pobreza extrema en la nación está concentrada en áreas rurales, según el reciente informe “Pobreza y Desigualdad: Informe Latinoamericano 2011”, y la tasa de analfabetismo es de 15.6 por ciento, mientras que en áreas urbanas la tasa es de solo 4.3 por ciento. Los territorios más pobres en América Latina también tienen acceso limitado al cuidado de la salud.

El informe —hecho posible por la financiación del FIDA y del Centro de Desarrollo–Canadá (IDRC, por sus siglas en inglés)— destaca las causas de la extrema desigualdad, brechas de logros territoriales y la falta de oportunidades en el sector rural de América Latina. Analiza los indicadores socioeconómicos de salud, educación, dinamismo económico y empleo, ingresos y pobreza, seguridad ciudadana e igualdad de género en 10 países latinoamericanos que incluyen a Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua y Perú.

El sueño del diálogo

Uno de los primeros pasos al “soñar este sueño imposible” es recurrir al diálogo de políticas como catalizador del cambio. En América Latina, el FIDA financia activamente las plataformas de diálogo de políticas para asegurar que los agricultores, políticos, intelectuales y líderes de negocios cuenten con foros y herramientas para participar, debatir y hacer avanzar políticas inteligentes que beneficien a los pobres rurales.

Al ver los datos de México es evidente que a pesar de los esfuerzos intensos, la pobreza y la desigualdad rural en México han incrementado. Tan solo vea las diez municipalidades más adineradas de México, en donde las ganancias promedio per cápita están en los alrededores de USD32,000 dólares estadounidenses. Si ve a las municipalidades más pobres, verá que las ganancias son de apenas USD603 al año.

Uno de los primeros pasos para contrarrestar este fenómeno es apoyar las plataformas de diálogo de políticas. Los Grupos de Diálogo Rural ‘Conocimiento y Cambio’ reúnen a las partes interesadas para discutir temas de desarrollo rural y llevarlos hasta que figuren en los primeros lugares de las agendas nacionales. El programa de los Grupos de Diálogo Rural funciona en Colombia, Ecuador, El Salvador y México, y ya está comenzando a producir resultados. Basta con ver el diálogo proactivo sostenido recientemente en la Universidad Nacional Autónoma de México, en donde académicos y pensadores convergieron para lanzar la nueva publicación y discutir los caminos a seguir.

El sueño de la inclusión social

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Principios rectores de la política ENRM del FIDA.

   

Las lecciones que tomamos de los datos y análisis del Informe Latinoamericano nos ayudan a formar una nueva generación de proyectos que procuran remediar las abigarradas brechas territoriales que vemos en la región. En el caso de México, la junta ejecutiva del FIDA aprobó recientemente USD47.5 millones para el Proyecto de Desarrollo Rural en la Región Mixteca y la Zona Mazahua.

Una de las metas centrales del proyecto es mejorar la calidad de vida en el área seleccionada al fortalecer los mecanismos de inclusión social para las instituciones de desarrollo locales rurales. La inversión para fortalecer las capacidades de estas instituciones no es solamente una inversión en las personas rurales que viven en esta parte frecuentemente olvidada de México —las proyecciones indican un incremento de utilidades de hasta USD6.30 diarios para los participantes en el proyecto— es también una inversión en el tejido social mismo que entreteje cada aspecto da la vida rural en México y que trabaja para promover sistemas, capacidades y mecanismos duraderos para la paz y sustentabilidad a largo plazo.

Algo que me han enseñado mis 20 y tantos años en el desarrollo rural es que no hay una bala de plata para la reducción de la pobreza. Los proyectos deben definir su alcance, diseño y objetivo para adaptarse al contexto local. En Colombia, estamos ampliando nuestro trabajo con un nuevo proyecto nacional aprobado recientemente por la Junta Ejecutiva del FIDA que invertirá directamente en el fortalecimiento de capacidades locales para negocios. Los USD70 millones del “Proyecto Confianza y Oportunidad en Colombia” llegarán a unas 160,000 familias. “El proyecto busca mejorar la seguridad alimentaria, facilitar el acceso a servicios financieros y comunitarios, mejorar la competitividad e ingresos de productores de pequeña escala en la zona y crear mecanismos que incluyan a estos mismos productores en los sistemas de gobierno,” dice nuestro Gerente de Programa de País en Colombia, Roberto Haudry.

Más hacia el sur, el Proyecto Paraguay Inclusivo trabaja para crear alianzas público-privadas que faciliten el acceso a la asistencia técnica especializada y mercados, creen nuevos empleos y cierren las brechas territoriales. Resulta interesante que la economía en Paraguay creció 14.5 por ciento en 2010. Sin embargo, 1.3 millones de paraguayos rurales son considerados pobres, de los cuales 60 por ciento son considerados extremadamente pobres. Como vimos en México, estas brechas territoriales se hacen más pronunciadas en las comunidades indígenas, que tienen tasas de mortalidad tres veces más altas que el promedio nacional.

Informe de América Latina

Vea la presentación de diapositivas en español de Julio Berdegué que contiene las principales lecciones aprendidas de este informe.

La tendencia en América Latina luce bien. Sin embargo, aún hay mucho trabajo por hacer.

El sueño de un futuro más verde

Muchos proyectos nuevos financiados por el FIDA en América Latina tienen la mirada en bosques comunitarios, mitigación y adaptación al cambio climático y la gestión de recursos naturales sustentables como mecanismos de reducción de pobreza y empoderamiento rural. En esta edición de Ventana Rural examinaremos estos mecanismos a profundidad.

Sin importar cómo lo quiera ver, el futuro de las financiaciones del FIDA para América Latina deben avanzar hacia pastos más verdes y ecológicos, discurso y diálogo mejorado, acceso mejorado al mercado y fortalecimiento de la cadena de valor, y los enfoques territoriales matizados que consideran sutiles diferencias entre territorios, sociedades, corredores económicos y economías locales.

Saludos,
Josefina


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En nuestras nuevas listas de videos encontrará más de 40 vídeos que documentan los proyectos de empoderamiento rural en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Haití, Nicaragua, México, Perú, Uruguay y Venezuela.


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Gobernanza ambiental y sistemas agroecológicos en México

Carlos Edgar González Godoy es el director del Proyecto de Desarrollo Sustentable para las Comunidades Rurales e Indígenas del Noroeste Semiárido en Mexico (un proyecto apoyado por el FIDA) y Coordinador en la Comisión Nacional Forestal Mexicana (CONAFOR). Nos reunimos con Carlos para averiguar cómo van los sistemas de gobernanza ambiental en México y para hablar de otros temas del medio ambiente y la erradicación de la pobreza rural. 

FIDA. ¿Qué es la gobernanza ambiental y cómo están creando sistemas de gobernanza a favor del medio ambiente en México? 

 
 

La creación de mecanismos duraderos para que los agricultores gestionen sus propios recursos naturales es fundamental para los planes climáticos y ambientales en México.

Carlos. La gobernanza ambiental es "el conjunto de reglas, prácticas y entidades institucionales que enmarcan la gestión del ambiente en sus distintas modalidades (conservación, protección, explotación de recursos naturales, etc.)". A escala mundial, la gobernanza ambiental mundial es "la suma de organizaciones, herramientas políticas, mecanismos financieros, leyes, procedimientos y normas que regulan los procesos de protección ambiental mundial".

En México los tres órdenes de gobierno (municipal, estatal y federal) se coordinan entre sí. Los ciudadanos intervienen de manera organizada en la toma de decisiones que les competen y/o afectan; las decisiones se toman lo más cercanamente posible a los lugares en los que se generan los problemas. La planificación de los temas medioambientales se lleva a cabo de manera ordenada, sistemática y con la participación de todos los actores; se presta atención a los impactos y se mitigan los efectos de las actividades productivas, y se tienen presentes las múltiples relaciones existentes entre los recursos naturales, su uso y aprovechamiento.

FIDA. ¿Cómo podemos balancear la necesidad de apoyar a la gente pobre rural a salir de la pobreza y proteger el medio ambiente?

Carlos. Con la silvicultura comunitaria podemos definir el manejo de los recursos naturales con la participación social de sus dueños y/o poseedores, pues los beneficios coadyuvan al fortalecimiento de sus procesos de desarrollo. Una característica fundamental de esta variante es la existencia de un territorio de uso común en manos de una colectividad.

Lo anterior debido a que en México 80% de los bosques, selva, zonas áridas y semiáridas son propiedad de comunidades agrarias e indígenas. La silvicultura comunitaria en México es un ejemplo para el mundo por sus beneficios sociales y ambientales (secuestro de carbono, reducción de emisiones, conservación de la biodiversidad y desarrollo rural), siempre que los obstáculos técnicos, sociales y económicos hayan sido superados.

 
 

El rol clave de las mujeres en la gestión de recursos naturales y la preservación cultural.

FIDA. ¿En el tema forestal, cuáles han sido los avances en temas en la protección de los bosques y en asegurar el desarrollo humano y económico de los usuarios del proyecto? 

Carlos. A través de la creación de empresas forestales comunitarias (EFC), que hacen uso y aprovechamiento de los recursos naturales de una manera sustentable, estas EFC coadyuvan al desarrollo económico y comunitario de los poseedores de los recursos naturales.

FIDA. ¿Cómo podemos facilitar la protección del medio ambiente a través del acceso y titulación de tierras? 

Carlos. Como lo comentamos anteriormente este no es un problema en México, ya que los habitantes de las zonas con recursos naturales son los poseedores de las mismas, esto con títulos de propiedad expedidos por el Gobierno Federal. Esto se fortalece con programas y proyectos como el PRODESNOS, el PROCYMAF (Programa de Desarrollo Forestal Comunitario), y el COINBIO (Programa de Conservación Comunitaria de la Biodiversidad).

click on to enlargeFIDA. ¿Qué rol deberían desempeñar las mujeres y los pueblos indígenas en la protección del medio ambiente y la gestión de recursos naturales? 

Carlos. El país cuenta con recursos forestales significativos: más 73% de su territorio está cubierto con algún tipo de vegetación, aproximadamente 140,000,000 hectáreas. Estos recursos son de vital importancia para la subsistencia de casi 12 millones de personas que viven en las regiones boscosas del país al proporcionarles alimentos, material de construcción, biodiversidad y otros servicios. Aproximadamente 5 millones de personas pertenecen a grupos indígenas, por lo que es de vital importancia la inclusión de las mujeres e indígenas en la gestión de los recursos naturales.

FIDA. ¿Cómo pueden participar los pequeños campesinos en los programas de pagos ambientales, como REDD+? 

Carlos. En México el pago por servicios ambientales se hace directamente a los poseedores de los terrenos forestales (ejidos y comunidades). Considero que en el caso de la estrategia REDD+ el país tiene una gran ventaja y esto es debido a la tenencia de la tierra, lo cual platicamos anteriormente.

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Ver una entrevista con Carlos sobre el proyecto PRODESNOS y otros temas


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Emisiones de gas de efecto invernadero per cápita en la agricultura


Protección para la Madre Tierra en Bolivia

En Valle Alto y la región del Chaco de Bolivia –un área remota del mundo en donde la reverencia y el respeto hacia Pachamama (Madre Tierra) es una parte integral de la vida diaria – el cambio climático y la degradación de la tierra están convirtiendo la agricultura familiar en un negocio muy arriesgado.

Con el fin de ayudar a los agricultores pobres a adaptarse a estas condiciones cambiantes (y mostrar su respeto a Pachamama, como lo han hecho por siglos) el Proyecto de Manejo de Recursos Naturales en el Chaco y Valle Alto (PROMARENA) está considerando las prácticas ancestrales de cultivos en terrazas y la buena y antigua competencia como mecanismo para el desarrollo eco-amigable y la reducción sostenible de la pobreza.

El Proyecto PROMARENA, con duración de ocho años y 15 millones de dólares estadounidenses de inversión, concluyó este año luego de mejorar las vidas y medios de vida de casi 20,000 familias rurales pobres.

“Los logros ambientales del proyecto son muy impresionantes. Con el uso del modelo de asignación competitiva de recursos, en donde los participantes del proyecto compiten por la financiación del proyecto en concursos públicos, el proyecto PROMARENA ayudó a sembrar más de 8 millones de árboles y a construir 803,012 hectáreas de nuevas terrazas que reducen la erosión y contribuyen a minimizar los efectos de la desertificación”, dijo Francisco Pichón, Gerente de Programa de País en Bolivia para el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA). El FIDA aportó $12 millones de dólares estadounidenses al proyecto PROMARENA.

¿Cómo funciona el modelo de concurso?

 
 

Resucitar las prácticas agrícolas ancestrales de cultivos en terrazas ha contribuido a conservar los suelos y prevenir la desertificación de la región.

El modelo de concurso está siendo utilizado en toda Latinoamérica para asegurar la sostenibilidad y construir apoyo basado en las comunidades y motivado por la demanda, para proyectos que trabajan con la pobreza rural.

“Los concursos públicos trabajan al identificar un problema en la familia. La familia identifica el problema. Ellos nos comunican qué desean mejorar en su casa –el techo está a punto de colapsar, no hay suficientes habitaciones, necesitan un baño. El proyecto evalúa todas estas necesidades con los concursos y transfiere el dinero a las familias,” dice el Coordinador Nacional del Programa PROMARENA, Omar Tejerina. “Con el impulso de los recursos económicos, las familias comienzan a trabajar con recursos locales y con toda la familia.”

Efraín Condori Quispe es un agricultor de duraznos que se ha beneficiado de los concursos públicos de PROMARENA. Él y un grupo de agricultores han competido por una donación para construir una pequeña presa y canales de irrigación para sus huertos.

Quispe y el grupo ganaron el primer lugar con su “Mapa Hablante” tridimensional que ilustraba en el mapa cómo conseguían sus recursos en el pasado en la comunidad y cómo tienen planeado mejorar su gestión a futuro. La asistencia técnica de PROMARENA también permitió que Quispe añadiera terrazas a su granja para reducir la erosión y mejorar la calidad de su producción al emplear fertilizante orgánico.

“Todo lo que tenemos ilustrado en el mapa hablante lo hemos logrado. Con nuestras manos dibujamos el pasado, el presente y el futuro y hemos alcanzado las metas,” dijo Quispe.

Durante el ciclo del proyecto, casi 2.5 millones de hectáreas de tierra fueron convertidas a hortalizas orgánicas familiares, se construyeron nuevos tanques de captación de agua de lluvia (con capacidad de almacenar más de 1,150,000 m3 de agua) y aproximadamente 1 millón de llamas y aplacas fueron beneficiadas al recibir mejores medidas sanitarias en el cuidado de animales y mejores cuidados en general.

Uno de los efectos más notables del trabajo ambiental de PROMARENA ha sido elevar los precios de la tierra en toda la región y mejorar las ganancias para los agricultores de área. Los precios de la tierra para los participantes del proyecto han incrementado diez veces en los últimos ocho años. “Comenzaron con nada,” dice Tejerina. “Al principio del proyecto, una familia con una hectárea de duraznos ganaba de US$100 a US$150 al año, ahora estas familias ganan US$15,000 por año por hectárea.”

Con sus mejores ingresos y base de activos –al inicio del proyecto al tierra de Quispe fue valuada en unos US$200 y ahora vale US$11,000—Quispe espera crear una micro empresa con sus hijos, quienes actualmente asisten a la universidad para convertirse en ingenieros agrónomo e industrial.

“No venderé nuestra tierra. Es nuestra y no es algo que esté a la venta porque cada día aprendemos más acerca de cómo administrarla, cómo conservarla,” dice Quispe.

Abordaje a la seguridad alimentaria

click on to enlargeEn toda la región los patrones cambiantes del clima, la desertificación y diversos riesgos ambientales están poniendo en riesgo los niveles de productividad y afectando la seguridad alimentaria. Para abordar este desafío, el proyecto trabajó con varios programas internacionales y nacionales para mejorar la seguridad alimentaria e incrementar los rendimientos productivos de forma sostenible.

“PROMARENA ayudó a renovar más de 4000 cocinas en el área del proyecto, mejorando sustancialmente las condiciones de vida y trabajo de mujeres, jóvenes y niños. Y empleando la metodología del concurso (una concurso público), el proyecto realizó 4800 concursos con casi 40,000 participantes y transfirió más de US$4.5 millones a los participantes de proyectos,” dice Pichón del FIDA. “El proyecto también financió 950 en ganado, agricultura, manualidades y propuestas de servicios de negocios rurales con casi US$2.4 millones en inversión, lo que generó unos US$10 millones en ingresos para los pequeños productores.”

Pero aún queda mucho por hacer. Aún hay altos niveles de inseguridad alimentaria y malnutrición en toda la región y los ecosistemas naturales siguen en riesgo. Con esto en mente, el gobierno bolivariano recientemente firmó un nuevo acuerdo de préstamo con el FIDA para el Proyecto Piloto Plan Vida-PEEP para fortalecer las capacidades de comunidades y familias que viven en extrema pobreza, un programa de tres años que implementará la misma agencia que trabajó con PROMARENA.

Más de 53 por ciento de la financiación del proyecto servirá para mejorar la gestión de recursos naturales y sistemas de producción, 16 por ciento irá a iniciativas comunitarias y 11 por ciento estará dedicado al fortalecimiento de la infraestructura productiva.

Tejerina de PROMARENA ve estos proyectos de desarrollo rural orientados al medio ambiente como un mecanismo para la paz.

“Entiendo que muchos de nuestros problemas vienen, principalmente, de la falta de necesidades básicas y falta de alimento. Con esto en mente, como proyecto creo que contribuiremos a la paz,” dice Tejerina. “Y la mejor manera de contribuir a la paz es asegurarse que todos tengan la oportunidad de tener suficiente qué comer y acceso a los derechos de los ciudadanos.”

Publicado en The New Agriculturalist.

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Fincas integrales, eslabones verdes, gobernanzas ambientales – La experiencia de Honduras con Victoria Flores Aguilar

   
   

Honduras espera asegurar la reducción sustentable de la pobreza y el liderazgo ambiental con la inclusión de cultivos comerciales en el modelo de agricultura integrado generalizado.

¿Cómo podemos crear e implementar técnicas agrícolas sostenibles que beneficien a la gente pobre rural? ¿Cómo podemos fortalecer las cadenas de valor en una forma sostenible y verde? ¿Cómo definimos la gobernanza ambiental, y cómo insertar a los pequeños campesinos en programas de pagos ambientales, como REDD+? En esta entrevista relevadora, Victoria Flores Aguilar, experta hondureña en la forestaría comunitaria, REDD+ y temas agro-ecológicos, resalta cómo avanzar, dónde estamos y cuáles serán los retos y desafíos en el camino.

Victoria Flores Aguilar es Presidenta de la Junta Directiva de la Federación de Productores Agroforestales de Honduras (FEPROAH). También es socia de la cooperativa agroforestal San José Limitada desde hace 17 años e integrante del subcomité REDD+ de la Dirección Nacional de Cambio Climático (SERNA), sub-coordinadora de la mesa forestal y ordenamiento territorial de la región 2 del Valle de Comayagua (Plan de Nación) y vicepresidenta de la Asociación Coordinadora Indígena y Campesina de Agroforestería Comunitaria de Centroamérica (ACICAFOC).

FIDA. ¿Cómo podemos crear y implementar técnicas agrícolas sostenibles que benefician a la gente pobre rural? ¿Como lo están haciendo en su país?

click on to enlargeVictoria. Hasta ahora la práctica que ha mostrado tener mejores resultados, al menos con nuestras organizaciones, es el concepto de la finca integral que busca estabilizar al productor y su familia en la parcela que ya tiene abierta en el bosque y allí incorporar una mezcla de árboles mejoradores de suelos, árboles frutales, al menos un cultivo de alta rentabilidad como el café o el cacao, y cultivos anuales, con el fin de que el productor tenga garantizada al menos 80% de su alimentación necesaria, pero a la vez al tenga tal variedad de especies en la parcela que no tenga que recurrir al uso indiscriminado de pesticida.

FIDA. ¿Cómo podemos reconocer el valor agregado —en términos sociales, culturales y económicos— de los activos naturales?

Victoria. En Gualaco y San Esteban (donde hay siete organizaciones socias de FEPROAH) se hizo a mediados del año pasado un estudio de ‘Valoración de Servicios Ecosistémicos’ en donde se encontró valor social, cultural, económico y ambiental de al menos 14 de estos servicios, los cuales ahora forman parte del Plan Estratégico de Gestión de la Iniciativa de Bosque Modelo Noreste de Olancho.

FIDA.¿Cómo podemos balancear la necesidad de apoyar a la gente pobre rural a salir de la pobreza y proteger el medio ambiente?

Victoria. La forestaría comunitaria (desarrollo integral del bosque, desarrollo humano integral y manejo integral de la unidad de producción agrícola en el mismo escenario) ha demostrado ser la vía más clara para que las comunidades que viven en los bosques puedan superar sus condiciones de pobreza extrema, generar recursos para su propio desarrollo y, siendo el bosque la base para ello, manejarlo de forma tal que pueda mantenerse y mejorarse en forma progresiva. Existen varios ejemplos en comunidades tales como Protección, Gualaco, Guata, varias comunidades de El Paraíso, Atlántida y Dulce Nombre de Culmí.

FIDA. ¿Cómo podemos reducir el riesgo del cambio climático y otros riesgos naturales como la desertificación, deterioración de los suelos, etc.?

Victoria. A través de enfoques como la forestaría comunitaria que incluye las fincas integrales pero además el manejo adecuado del bosque: protección, silvicultura, aprovechamiento sostenible, diversificación y valor agregado a los productos a fin de no presionar el recurso al punto de su desaparición.

FIDA. ¿Cómo podemos fortalecer las cadenas de valor de forma sostenible y verde?

Victoria. En las áreas donde ya se realiza la forestaría comunitaria, como en Guanaco, se ha logrado un esquema interesante de cadena de valor que en este momento abarca al silvicultor (comunidades que hacen la protección y manejo del bosque), a la organización comunitaria de base que realiza las labores de aprovechamiento de los productos forestales (madera y resina), a la pequeña y mediana industria de transformación de la región cercana y a las empresas prestadoras de servicio de transporte (también organizado en cooperativa). El esquema requiere que haya una mayor cantidad de actores involucrados en la cadena para reducir costos y brechas de acceso a empleo e ingresos.

FIDA. ¿Qué es la gobernanza ambiental, y cómo están creando sistemas de gobernanza a favor del medio ambiente en Honduras?

Victoria. La gobernanza ambiental puede verse desde diversos ángulos: desde el nivel nacional, con leyes, reglamentos y normas claras para todos; desde la sociedad civil organizada, que acompaña el proceso en representación de los intereses de sus afiliados, y desde las comunidades organizadas que promueven el manejo responsable de sus bosques y lo usan para su propio desarrollo. Este esquema sí está funcionando en algunas partes del país pero hace falta mucho para que se masifique.

FIDA. ¿Cómo podemos facilitar la protección del medio ambiente a través del acceso y titulación de tierras?

Victoria. Los bosques nacionales, según las leyes hondureñas, deben ser regularizados a través contratos de manejo de largo plazo y el Estado debe garantizar la seguridad jurídica de dichas propiedades a favor del Estado. La lucha en las tierras habitadas por pueblos indígenas se debe a que el Estado debe reconocer su derecho de propiedad.

FIDA. ¿Qué rol deberían desempeñar las mujeres y los pueblos indígenas en la protección del medio ambiente y la gestión de recursos naturales?

Victoria. En un enfoque amplio como el de la forestaría comunitaria, se debe estimular la participación condiciones de equidad de todos los sectores de la comunidad. Sin embargo, las mujeres y los pueblos indígenas, por su condición de vulnerabilidad, deben ser tratados con un enfoque diferenciado que primero les permita elevar sus niveles de autoestima y mejorar sus capacidades para que luego puedan participar de mejor forma en los procesos y apoyarse en medidas afirmativas que aseguren dicha participación.

FIDA. ¿Cómo pueden participar los pequeños campesinos en programas de pagos ambientales, como REDD+?

Victoria. En la forestería comunitaria el Estado suscribe contratos de manejo forestal de largo plazo en donde se regula el acceso de las comunidades a todos los bienes y servicios ambientales que el área asignada puede producir. Si existen mecanismos de compensación por servicios como la regulación del clima, estos recursos deben canalizarse directamente hacia los que realizan el manejo de los bosques y que generan dichos servicios ecosistémicos para que potencien sus actividades de manejo, generen empleo en las comunidades, mejoren los ingresos y, por consiguiente, su calidad de vida.

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Área boscosa versus tierra agrícola irrigada

Total de emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo