Es tiempo de pensar en los más débiles

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Es tiempo de pensar en los más débiles

Los pequeños productores y los pobres de las zonas rurales tienen un papel clave que desempeñar en la restauración de los ecosistemas y la conservación de los recursos naturales.

Tiempo estimado de lectura: 4 minutos
©FIDA/Marco Salustro

Los pasados decenios se han caracterizado por crecientes presiones —a saber, las exigencias de una población mundial en rápido crecimiento, el cambio climático y la contaminación incesante— que de forma implacable están degradando los ecosistemas de los que dependen todas las formas de vida del planeta. A su vez, esta continua degradación de los ecosistemas mundiales agravará la pobreza y la desigualdad, en un contexto en que los pequeños productores y los pobres de las zonas rurales serán los principales perjudicados por estos desafíos ambientales y socioeconómicos.

Los pequeños agricultores, cuya productividad y fuentes de ingresos dependen de los recursos naturales, en particular la disponibilidad de agua y tierra utilizables, son particularmente vulnerables a las repercusiones de la degradación ambiental y al cambio climático. Por ejemplo, según un cálculo de la Agencia Europea del Medio Ambiente, los bienes y servicios ecosistémicos no relacionados con el mercado representan un 89 % del total de los ingresos de los pobres de las zonas rurales en el Brasil, un 75 % en Indonesia y un 47 % en la India.

La realidad es que actualmente los pequeños productores de todo el mundo se enfrentan a la reducción de las tierras agrícolas idóneas disponibles, y cada vez tienen un menor acceso a recursos hídricos, forestales y de suelo de buena calidad. Como consecuencia, con cada año que pasa, muchos de ellos se hunden más en la pobreza y el hambre. Para ser más precisos, en 2020 casi un 12 % de la población mundial (unas 928 millones de personas) padecía inseguridad alimentaria grave. La situación es aún  peor en los Estados frágiles, como el Afganistán, donde los crecientes conflictos, la pandemia en curso y la escasa producción agrícola están empujando a un 42 % de la población total del país (más de 13,5 millones de afganos) a la inseguridad alimentaria grave.

Un aspecto central de la labor del Fondo para reducir la pobreza y fomentar la agricultura sostenible consiste en promover una base económica y de recursos naturales sostenible para las personas de las zonas rurales, una que sea más resiliente al cambio climático, la degradación ambiental y la transformación de los mercados. Es por eso que, en mi capacidad como Gerente del Programa en el País para el Afganistán, estoy impulsando la adopción de un procedimiento para la evaluación social, ambiental y climática (PESAC) de tipo integral, diseñado para ayudar a las personas pobres del medio rural mediante intervenciones que ataquen las causas profundas de la pobreza, la desigualdad y la degradación ambiental.

Por ejemplo, a través de nuestro Proyecto de Ganadería y Agricultura Comunitarias, financiado por el FIDA, se busca mejorar la seguridad alimentaria de 223 000 hogares rurales afganos pobres aumentando la productividad agrícola y ganadera. Mientras tanto, el proyecto también promueve activamente la restauración ambiental mediante la introducción de prácticas como los cultivos intercalados y la rotación de cultivos, así como dejar los residuos de los cultivos en el suelo y reducir o eliminar las técnicas tradicionales de labranza. De manera similar, a través del Programa de Apoyo a la Prioridad Nacional II, se han incorporado variedades de cultivos resistentes a las sequías como estrategia contra la persistente falta de lluvias. Afortunadamente, pese a los desafíos que plantea la situación sobre el terreno, el Proyecto de Ganadería y Agricultura Comunitarias y nuestros demás programas en el Afganistán han permitido seguir brindando apoyo a los productores rurales a lo largo y ancho del país.

Pese a su especial vulnerabilidad a las repercusiones de la degradación ambiental, los pequeños productores y los pobres de las zonas rurales también desempeñan un papel crucial en la restauración de los ecosistemas y en la conservación de los recursos naturales. Con asistencia específica, los pequeños productores y los sectores conexos de la agricultura, la silvicultura y la pesca pueden ser sumamente útiles en la lucha contra la degradación ambiental y el cambio climático. Por ejemplo, en Asia Sudoriental, el FIDA está cooperando estrechamente con las comunidades locales en las zonas de turberas para mitigar los problemas ambientales y ayudarlas a mejorar sus medios de vida promoviendo prácticas sostenibles de agricultura y silvicultura social y creando fuentes alternativas de ingresos.

Por supuesto, las intervenciones integrales de este tipo no tendrán éxito sin el respaldo de inversiones apropiadas. Las investigaciones demuestran que las necesidades financieras de los pequeños productores en los ámbitos doméstico y agrícola totalizan unos USD 240 000 millones por año a nivel mundial. Sin embargo, durante el ejercicio 2017-2018, la agricultura, la silvicultura y el uso de la tierra recibieron solo USD 20 000 millones del total mundial asignado a la financiación para el clima para ese período, es decir, apenas un 3 %.

El FIDA está en una posición única para cerrar esta brecha en la financiación para el clima en beneficio de los más vulnerables, en particular quienes viven en Estados frágiles. Por ejemplo, durante el ciclo presupuestario 2019–2021, el FIDA se comprometió a destinar USD 875 millones, equivalentes a un 25% de su cartera de inversiones global, a la financiación para el clima.

El FIDA está comprometido a continuar trabajando con sus asociados para garantizar que los pequeños productores y los agroempresarios tengan a su disposición el capital, los conocimientos y el apoyo que necesitan para prosperar, a la vez que fortalecen su seguridad alimentaria y promueven el desarrollo ambiental, incluida la restauración de los ecosistemas.

 

Este mensaje de blog se basa en un artículo que el autor publicó en China Daily. Haga clic aquí para ver el artículo original.

Consulte más información sobre la labor del FIDA en el Afganistán.