El ciclón Freddy no deja de batir récords mientras las poblaciones vulnerables de las zonas rurales siguen padeciendo su azote

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El ciclón Freddy no deja de batir récords mientras las poblaciones vulnerables de las zonas rurales siguen padeciendo su azote

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El ciclón Freddy lleva más de un mes (hasta el momento) causando estragos en el sudeste africano. Es posible que se trate del ciclón tropical de mayor duración jamás registrado, y las comunidades rurales vulnerables sufren su azote.

Tras recorrer más de 8 000 kilómetros desde la zona septentrional de Australia, el ciclón Freddy tocó tierra por primera vez en Mauricio el 20 de febrero de 2023, antes de desplazarse hacia la costa de Madagascar. Tan potente como los ciclones tropicales que se registran en plena temporada de huracanes en el Atlántico Norte, triplicó las precipitaciones de todo un mes en apenas una semana.

A continuación, el 24 de febrero irrumpió en Mozambique, donde provocó inundaciones y causó estragos antes de regresar al mar y extraer más energía de sus aguas cálidas. El 11 de marzo volvió a tocar tierra y ocasionó inundaciones y fuertes vientos en Mozambique y Malawi. Hasta la fecha, decenas de personas han perdido la vida.

“Nos preocupan y entristecen las inundaciones, la destrucción y los estragos causados por el ciclón Freddy”, ha afirmado la Directora Regional de la División de África Oriental y Meridional del FIDA, Sara Mbago-Bhunu.

La tormenta del cambio climático

Por desgracia, posiblemente no sea la última vez que una tormenta tan potente y prolongada como el ciclón Freddy amenaza con destruirlo todo, ya que se estima que su intensidad y duración están estrechamente ligadas al cambio climático.

Los ciclones tropicales se forman cuando la superficie del océano alcanza los 26,5 °C. Cuanta más temperatura haya en la superficie del mar, más potente será el ciclón. En los últimos años, la superficie del océano Índico Sur —más cercano al Polo Sur— ha alcanzado temperaturas de entre 30 °C y 32 °C; es decir, los ciclones tropicales ya no se originan solo en los trópicos.

Los científicos sostienen que el cambio climático causado por la actividad humana ha alterado la probabilidad y la intensidad de las fuertes lluvias asociadas a los ciclones en África Oriental y Meridional.

El ciclón Freddy toca tierra en Madagascar el 20 de febrero de 2023. © EUMETSAT

Repercusiones para los participantes en los proyectos del FIDA

En este momento, el FIDA está pendiente de recibir una evaluación detallada de la forma en que han capeado el temporal los participantes en los proyectos que el Fondo ejecuta en Madagascar, Mozambique y Malawi. La información preliminar va llegando con cuentagotas porque las redes de comunicación no funcionan.

“Los equipos del FIDA en los países afectados están evaluando el impacto en las zonas donde se ejecutan los proyectos respaldados por el Fondo, al tiempo que analizan junto con los respectivos Gobiernos la mejor forma de brindar apoyo a los proyectos en curso”, ha explicado Mbago-Bhunu.

En Malawi se ha declarado el estado de desastre, y los compañeros desplegados sobre el terreno informan de que los vientos devastadores, las fuertes lluvias, los desprendimientos de tierras y las inundaciones han arrasado las casas, han destruido los campos de cultivo y han exterminado rebañosEl FIDA teme que la inseguridad alimentaria se agrave, lo que minaría la resiliencia lograda a través de nuestros proyectos.

Ernest Masowoya, agricultor, examina los cultivos destrozados por el ciclón Freddy en Blantyre (Malawi). © Mathias Thole/SAPP

En Mozambique, los pequeños agricultores estaban justo cosechando el maíz y preparándose para la recolección del arroz en mayo cuando llegó el ciclón Freddy. Según el Instituto Nacional para la Gestión de los Desastres, más de 66 000 hectáreas de tierras agrícolas se han visto afectadas. Las precipitaciones registradas en el último mes han superado los niveles de todo un año, lo que hace temer por el posible desbordamiento de los ríos.

En Madagascar se han observado daños en las carreteras y las infraestructuras de riego. Casi 2 000 hogares participantes en el Programa de Desarrollo de Cadenas de Valor Inclusivas (DEFIS) —respaldado por el FIDA en la región costera de Vatovavy— se vieron afectados por el ciclón cuando este tocó tierra por primera vez a finales de febrero. En algunos lugares las inundaciones destruyeron más del 60 % de los cultivos incipientes de arroz. El DEFIS ha distribuido 15 toneladas de semillas frescas para ayudar a replantarlos.

Incluso se ha informado de que los árboles del pan, que históricamente han sido fuente de alimento en tiempos de penurias, han quedado dañados en las zonas más afectadas, lo que hace temer por la seguridad alimentaria.

Distribución de semillas de arroz en distintas regiones de Madagascar. © Nosy Alizanny/DEFIS

El ciclón Freddy es un fenómeno extremo, pero es probable que no sea excepcional.

En los próximos días y semanas, los asociados del FIDA examinarán los daños ocasionados y definirán los próximos pasos que se han de seguir.

Mientras tanto, el ciclón Freddy demuestra una vez más, y de manera abrumadora, la necesidad de actuar contra el cambio climático. Si bien los ciclones son un fenómeno común en la región, se trata de una tormenta sin precedentes. Aun así, es probable que no sea la única si siguen intensificándose los efectos del cambio climático.

“De cara al futuro, será fundamental aumentar la resiliencia y adoptar instrumentos de financiación innovadores para reducir el riesgo de desastres”, ha afirmado Mbago-Bhunu.

Las poblaciones rurales pobres de todo el mundo necesitan contar con medios de vida más estables y diversificados para protegerse frente a fenómenos demoledores como este. Necesitan instrumentos financieros diseñados específicamente para ellas, como seguros agrícolas asequibles para los pequeños productores. También deben contar con una infraestructura resiliente al cambio climático y con ecosistemas restaurados que brinden protección frente a los efectos de los fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más frecuentes. Además, precisan que todos nosotros pongamos nuestro granito de arena y adoptemos medidas urgentes para cumplir nuestro compromiso mundial de limitar el cambio climático y sus efectos.