Cómo se financia la resiliencia en Gambia

IFAD Asset Request Portlet

Publicador de contenidos

Cómo se financia la resiliencia en Gambia

Tiempo estimado de lectura: 4 minutos

Cuando la pandemia de COVID-19 obligó al mundo a paralizarse a comienzos de 2020, las poblaciones pobres de las zonas rurales se vieron seriamente perjudicadas. En Gambia, donde casi la mitad de sus 2 millones de habitantes viven en la pobreza, y donde la inseguridad alimentaria es generalizada, las repercusiones del confinamiento fueron especialmente notables.

La segunda fase del Mecanismo de Estímulo para la Población Rural Pobre (RPSF2), ejecutada en el marco del Proyecto de Fomento de la Resiliencia de las Organizaciones para la Transformación de la Agricultura en Pequeña Escala (ROOTS), brindó asistencia en cinco regiones del país a través de una serie de proyectos, que abarcaron transferencias de efectivo a 870 hogares vulnerables.

Los jóvenes

Para 54 jóvenes a cargo de pequeñas y medianas empresas de todo el país, la RPSF2 llegó en el momento oportuno. Los beneficiarios recibieron formación en comercialización digital y comunicación empresarial, además de un certificado, material sanitario contra la COVID-19 y USD 1 200 por persona con miras a afrontar la pandemia.

Uno de los beneficiarios, Abdoulie Jawara, de 29 años, perdió su medio de vida cuando, a causa de la pandemia, tuvo que cerrar su negocio de cría de aves. En tanto cabeza de familia y responsable de su familia ampliada, Abdoulie se temió lo peor, hasta que la Cámara de Comercio Juvenil lo seleccionó para participar en la formación brindada por el ROOTS a las pequeñas y medianas empresas.

Mamour Alieu Jagne es el Director del Proyecto de ROOTS, un proyecto destinado a mejorar la seguridad alimentaria, la nutrición y la resiliencia en Gambia. © Ibrahima Kebe Diallo

Además de adquirir nuevos conocimientos empresariales y comerciales, la ayuda financiera permitió a Abdoulie viajar al Senegal y comprar 15 carneros, que posteriormente vendió con ocasión de la festividad musulmana de Eid Al-Adha. Esto, cuenta, fue el comienzo de una seguidilla de ideas empresariales rentables, como la cría de ovejas y el cultivo de pimientos.

“La donación llegó en el momento justo”, dice al hablar de la financiación aportada por la RPSF2. Hoy en día, Abdoulie brinda sustento a su mujer, su hijo y su familia ampliada, además de pagar las tasas escolares de sus sobrinos y sobrinas. “Los jóvenes de las zonas rurales de Gambia pueden llevar una buena vida”.

Las mujeres

Cuando, a los 40 años, Fatou Badjie perdió a su marido y a la segunda mujer de este, tuvo que afrontar la ardua tarea de criar a 12 niños ella sola. El efecto dominó de la pandemia de COVID-19 en la economía hizo que Fatou, que había quedado viuda poco antes, tuviera problemas para vender las hortalizas que cultivaba en su huerto. Con 12 bocas que alimentar, el futuro parecía incierto.

El apoyo financiero brindado a través del ROOTS y la RPSF2 del FIDA llegó justo cuando más lo necesitaba. “Llegó justo cuando las ventas habían caído y mi situación se estaba complicando”, cuenta Fatou, que utilizó el dinero para comprar los uniformes, libros y almuerzos escolares de los niños, además de comida para el hogar.

Fatou dice que los fondos aportados por la RPSF2 le facilitaron una red de seguridad en un momento difícil y la ayudaron a aligerar la carga de su familia ampliada. “Me siento muy agradecida al ROOTS y al FIDA por su ayuda”, explica.

Jankey Ceesay utilizó la transferencia de efectivo del RPSF para mantener a su familia. © FIDA/ROOTS/Nuha Nyangado

Al igual que Fatou, Jankey Ceesay, una agricultora de 43 años, utilizó parte de la transferencia de efectivo para mantener a sus ocho hijos, así como pagar sus tasas escolares y una de las facturas médicas de uno de ellos. Además, compró un saco de arroz para alimentar a su familia y otro de fertilizante para sus cultivos.

“El fertilizante aumentó la cosecha de maníes”, cuenta Jankey. “Vendí una parte de los productos, otra parte la comimos y otra la guardamos como plántulas para este año”.

Las personas de edad

Jonfolo Ceesay alimentó a su familia y reparó el tejado de su casa gracias a la ayuda financiera brindada por la RPSF2. © FIDA/ROOTS/Nuha Nyangado

Jonfolo Ceesay era la cabeza de familia hasta que tuvieron que amputarle una pierna y ya no pudo seguir dedicándose a la agricultura.

“Ya no puedo depender de la agricultura, porque tengo movilidad reducida”, explica Jonfolo, de unos 65 años. Lo primero que hizo con el dinero del RPSF fue comprar un saco de arroz. “En lo primero que pensé fue en comprar comida, porque justo se nos había terminado el arroz”, cuenta.

Al igual que muchos otros hogares de Gambia, Jonfolo y su familia viven de lo que cultivan, y ciertos productos básicos, como el arroz, no siempre están a su alcance. Con el dinero, Jonfolo también pudo pagar la reparación del tejado antes de que comenzara la temporada de lluvias. “El dinero llegó en el momento justo”, dice