El FIDA y ONU-Mujeres aúnan esfuerzos en fomento del empoderamiento de las mujeres del medio rural en China

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El FIDA y ONU-Mujeres aúnan esfuerzos en fomento del empoderamiento de las mujeres del medio rural en China

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Madam Maa Zenai se para con orgullo a la entrada de su nuevo establo. Dentro está el pequeño rebaño de ganado que ha cambiado su vida, gracias a un proyecto basado en una asociación sin precedentes entre el FIDA y ONU-Mujeres para empoderar a las mujeres del medio rural en China.

Madam Maa, que pertenece a la minoría étnica de los Hui en China, vive en la zona oriental de la provincia de Qinghai, en la vasta meseta del Tíbet. En esta región remota y escasamente poblada son pocas las oportunidades para ganarse la vida. La mayoría de los hombres migran a las ciudades en búsqueda de empleo, y dejan atrás a las mujeres y a los ancianos para cuidar de los hogares y las explotaciones agrícolas. La mayor parte de la tierra productiva está abandonada. Los inviernos son sumamente fríos, la lluvia escasea y el cambio climático ha dificultado aún más la agricultura.

Desde la muerte de su yerno hace varios años, Madam Maa ha cuidado y brindado apoyo financiero a su nieta, Zhang Yuhan, que ahora tiene 14 años. Hasta hace poco, vivían cerca del umbral nacional de pobreza en China, y debían arreglárselas con unos USD 2 por día cada una.

Madam Maa en su nuevo hogar, preparando té tradicional de Babao para uno de los representantes del proyecto (derecha).

Cuando Madam Maa se enteró del Proyecto de Reducción de la Pobreza en la Zona Montañosa de Liupan en Qinghai (QLMAPRP), una iniciativa patrocinada por el FIDA que funciona en Qinghai, se inscribió inmediatamente. Gracias a los cursos de capacitación desarrollados con el apoyo del FIDA, aprendió a preservar la salud de su ganado y a comercializarlo y venderlo de manera más eficaz. Recibió pienso de alta calidad para los animales y apoyo para la construcción de un nuevo establo. Y por primera vez, también tuvo la oportunidad de participar en debates sobre la igualdad de género.

“Junto con la capacitación que recibimos para mejorar nuestros emprendimientos ganaderos, se organizaron debates sobre la importancia del papel de la mujer en las sociedades rurales y su derecho a recibir un trato justo y equitativo, entre otras cosas en lo referido al reparto equilibrado de la carga de trabajo”, cuenta. “Realmente creo que en años recientes se ha producido un enorme cambio para las mujeres”.

Actualmente, gracias al proyecto, Madam Maa gana entre 30 000 y 40 000 yuanes al año, (entre USD 4 800 y USD 6 300). Su familia ahora cuenta con una fuente de ingresos estable y a largo plazo, y hasta pudieron construirse un nuevo y cómodo hogar.

El nuevo hogar de Madam Maa.

Unidos en la acción

El proyecto patrocinado por el FIDA en Qinghai comenzó en 2015, con el objetivo de reducir la pobreza de manera sostenible y equitativa y mejorar los medios de vida rurales en lo que hasta ese momento era uno de los últimos bolsones de pobreza extrema en China.

Si bien las mujeres representan más del 80 % de la mano de obra en algunas zonas rurales de Qinghai, la división del trabajo, caracterizada por una marcada segregación entre los géneros, les estaba impidiendo ganar ingresos justos y previsibles. Estaba claro que, para erradicar la pobreza de manera sostenible, había que hacer algo.

A tres años del inicio del proyecto, ONU-Mujeres ofreció su cooperación. Combinando la experiencia de ONU-Mujeres en materia de empoderamiento de género con las inversiones del FIDA en las poblaciones rurales, las dos organizaciones serían capaces de empoderar a las mujeres desde el punto de vista económico, aumentar su control sobre los activos y darles voz y voto en los procesos de adopción de decisiones. Además, ambos organismos podrían trabajar con mayor eficiencia, cooperando con las mismas organizaciones y beneficiando a las mujeres de zonas remotas mediante las agrupaciones locales de la Federación de Mujeres.

La cooperación con ONU-Mujeres perfeccionó el enfoque en materia de igualdad de género que el FIDA ya venía aplicando, y permitió aumentar la conciencia sobre las cuestiones vinculadas con el género en la ejecución del proyecto. Este enfoque renovado fue crucial para ayudar a mujeres como Madam Maa a acceder a una gama más amplia de oportunidades de sustento, a vincularse con los mercados y a adaptarse al cambio climático.

Vínculos comerciales

Qinghai siempre ha sido un centro de la artesanía y el comercio. La antigua Ruta de la Seda atravesaba Qinghai, y hasta el día de hoy la provincia alberga a numerosas minorías étnicas cuyas artesanías son sumamente apreciadas. Sin embargo, la lejanía de la región hace difícil encontrar mercados para los productos que se fabrican allí.

La Sra. Huang Lansusishijie con su bordado thangka, en la localidad de Wushi, condado de Huzhu. © ONU-Mujeres/Jiayuan Wang

 

La Sra. Huang Lansusishijie, una artesana Tu que vive en la localidad de Tu Wushi, confecciona thangka, un tipo de bordado de gran complejidad y pinturas de seda que ilustran escenas y deidades de los budistas tibetanos. Aunque su confección lleva mucho tiempo, pueden venderse a buenos precios, si se encuentra al comprador correcto.

“Cuando era joven viajaba de un templo budista a otro con mi arte a la espalda”, dice la Sra. Huang. Hoy, trabaja con una empresa establecida por la Dirección de Cultura, en asociación con el proyecto del FIDA en Qinghai y la iniciativa ONU-Mujeres, que ayuda a las artesanas a vincularse con los compradores. La empresa también ayuda a las mujeres a establecer redes y les brinda capacitación.

“Ahora que alguien más se encarga de las ventas y la comercialización, las artesanas podemos concentrarnos en nuestro arte”, dice.

Asociaciones que empoderan

El apoyo del proyecto del FIDA en Qinghai fue un punto de inflexión en las vidas de incontables mujeres, como Maa Zenai y Huang Lansusishijie. Para cuando el proyecto terminó, en 2020, 69 000 mujeres de 158 localidades habían participado. De las que recibieron capacitación empresarial, un asombroso porcentaje del 75 % logró establecer empresas propias, en rubros tales como los restaurantes de campo, la comercialización de artesanías, los servicios de tareas domésticas y las ventas en tiendas pequeñas. Algunas actividades también se pusieron al alcance de personas con discapacidades, casi la mitad de las cuales posteriormente encontró empleo.

Para el FIDA y ONU-Mujeres, el proyecto ofreció nuevas maneras de cooperar y cumplir sus respectivos mandatos: desarrollo rural por un lado, empoderamiento de las mujeres por el otro.

Hace poco el FIDA inició otro proyecto en la provincia de Hunan. El proyecto se vale de enfoques de carácter transformador en materia de género para derribar los obstáculos que enfrentan las mujeres en lo referido a la erradicación de la pobreza y la reducción de las desigualdades. En última instancia, el proyecto busca beneficiar a 164 000 mujeres. Y nuevamente, el FIDA y ONU-Mujeres aunarán esfuerzos para aprovechar al máximo el potencial de las mujeres rurales para transformar sus propias vidas y sus comunidades.

Bordadoras de la localidad de Tu Wushi. © ONU-Mujeres/Jiayuan Wang

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