Countries worldwide are stepping up to support rural farmers living in poverty

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Países de todo el mundo intensifican su apoyo a los productores rurales que viven en condiciones de pobreza

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©FIDA/G.M.B. Akash

La pandemia de la COVID-19ha tenido duras repercusiones en los pequeños productores de los países de ingreso bajo quienes han tenido dificultades para acceder a los mercados, la mano de obra, la tecnología y los principales recursos debido a las medidas de distanciamiento físico impuestas, así como los cambios en las prioridades gubernamentales de financiación y las caídas drásticas de los niveles de ingresos.

IEl FIDA ha estado prestando asistencia a los pequeños agricultores de todo el mundo a través de su Mecanismo de Estímulo para la Población Rural Pobre, un fondo de estímulo creado en respuesta a la crisis de la COVID-19. La organización ha desembolsado recientemente una donación de USD 900 000 para suministrar a los agricultores del norte de Nigeria fertilizantes y semillas resilientes al cambio climático, y ayudarlos así a mejorar sus próximas cosechas.

Esta intervención está concebida, en última instancia, con el objetivo de garantizar que las personas tengan suficientes alimentos para comer y puedan recuperarse económicamente.

“Estoy muy feliz de ser uno de los beneficiarios que recibirá semillas de arroz y fertilizantes —dijo Ige Abdullahi Yarkofoji, un agricultor de la comunidad de Rini, en la región de Bakura del estado de Zamfara, en una declaración —. Esto me permitirá cultivar la media hectárea de arroz que tengo bajo riego para la estación seca de este año. Pese a la pandemia de la COVID-19, podré mejorar mis ingresos y mi seguridad alimentaria”.

Ejemplos como este, multiplicados por millones, explican por qué un país tras otro aumenta considerablemente sus compromisos con el FIDA en el marco del programa de reposición de recursos correspondiente al período 2022-2024.

Desde 1978, el FIDA ha apoyado aproximadamente a 518 millones de personas en las zonas rurales con USD 23 200 millones en donaciones y préstamos para ayudar a los agricultores a mejorar sus rendimientos y medios de vida, proteger a las comunidades frente a los riesgos climáticos, promover la igualdad de género e impulsar las perspectivas laborales y empresariales de los jóvenes.

Durante los últimos meses, decenas de países han presentado promesas de contribución que equivalen a más de un tercio del objetivo de USD 1 500 millones del FIDA de nueva financiación para el período de la próxima reposición. Si se alcanza ese objetivo, el FIDA y sus asociados podrán conceder USD 11 000 millones en financiación para el desarrollo agrícola climáticamente inteligente y la reducción de la pobreza entre 2022 y 2024.

En 2020, países como Suecia, Finlandia, Luxemburgo, Santo Tomé y Príncipe y Uganda se comprometieron a aumentar sus contribuciones al FIDA. Otros como Burkina Faso, Côte d'Ivoire y Malí prometieron, como mínimo, duplicar sus contribuciones. Incluso el Vaticano, inspirado por la labor que lleva a cabo el Fondo, anunció su primera contribución al FIDA.

“Hoy más que nunca, la comunidad internacional debe aunar fuerzas con el objetivo de prepararse para lograr un futuro sostenible, inclusivo y justo para todos”, declaró en diciembre de 2020 el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de su Santidad el Papa.

En la Cumbre One Planet Summit, celebrada en enero, el Presidente francés Emmanuel Macron aumentó la contribución de su país al FIDA en un 50 % al mostrarse especialmente sensible al compromiso del FIDA con el empoderamiento de los jóvenes tras una reunión mantenida con Idris y Sabrina Elba, Embajadores de Buena Voluntad de las Naciones Unidas por el FIDA. A Francia se sumaron posteriormente una serie de países, como Mauritania, Burundi, Ghana, Madagascar y la República Democrática Popular Lao, que incrementaron sus promesas de contribución en, al menos, un 50 %.

Otros países africanos, como Malawi, Sierra Leona y Gambia, han decidido retomar sus contribuciones para el período de esta reposición. Muchos de los países que más se benefician del apoyo del FIDA realizan su primera contribución a la organización o la aumentan, lo que subraya la eficacia del Fondo para reducir la pobreza, mejorar la seguridad alimentaria y aumentar la resiliencia al cambio climático a largo de los años. El Senegal, un país que sufre los efectos de las sequías y las inundaciones que ocasiona el cambio climático, se ha comprometido a aumentar su contribución en un 100 %.

“Compartimos la visión del FIDA de comunidades rurales dinámicas donde las personas no padezcan pobreza ni hambre”, manifestaron en su escrito los dirigentes de Angola, Benin, Burkina Faso, Côte d’Ivoire, Etiopía, Gambia, Kenya, el Senegal, Sierra Leona y Togo en una reciente carta abierta.

“Invertir con miras a aumentar la resiliencia de la población rural es ahora más importante que nunca para garantizar el suministro de alimentos, proteger los medios de vida rurales, velar por que los progresos alcanzados a lo largo de los años no se pierdan y evitar que más personas de las zonas rurales caigan en la pobreza y el hambre”.

El FIDA actúa en las zonas rurales que presentan las tasas más elevadas de pobreza e inseguridad alimentaria en el mundo, una situación que se ha visto agravada con la COVID-19. Se estima que el número de personas que afrontan inseguridad alimentaria aguda se ha duplicado hasta llegar a los 270 millones desde que comenzó la pandemia.

El FIDA está ayudando a los pequeños productores rurales a aumentar sus rendimientos y estabilizar sus ingresos durante esta emergencia mundial concediendo donaciones y recursos indispensables a las comunidades necesitadas. De todas maneras, la inseguridad alimentaria, la pobreza y la vulnerabilidad climática ya existían cuando llegó la COVID-19. El FIDA necesita más financiación para empoderar a los agricultores y a la población del medio rural en el futuro.

 

Esta historia fue publicada originalmente por Global Citizen.