Fast and flexible: IFAD’s first successful project restructuring protects smallholders in Bosnia and Herzegovina

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Una reestructuración exitosa de un proyecto del FIDA que beneficia a los pequeños productores de Bosnia y Herzegovina

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©IFAD/Dino Hrustanovic

El brote de la COVID-19 ha perturbado los sistemas agrícolas y alimentarios de todo el mundo, así como los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria de las comunidades rurales más pobres, precisamente los grupos de personas en los que el FIDA concentra sus esfuerzos. Ahora más que nunca, los Estados miembros del FIDA se enfrentan al reto de ayudar a los agricultores a acceder a aplicar prácticas laborales seguras y, al mismo tiempo, garantizar la continuidad de la producción y la comercialización de los productos agrícolas.

Tal es el caso de Bosnia y Herzegovina. Cuando este pequeño país balcánico comenzó a registrar sus primeros casos de COVID-19, se establecieron rápidamente medidas estrictas de confinamiento: el 5 de marzo se declaró el estado de emergencia y se impusieron medidas de cuarentena para los bienes y las personas en todos los puntos fronterizos. Esta última medida en particular generó mucha incertidumbre, ya que el país depende en gran medida de las importaciones para el abastecimiento de alimentos. En un esfuerzo por garantizar la seguridad alimentaria en todo el país, el Gobierno de la República Srpska, una de las entidades políticas de Bosnia y Herzegovina, decidió incentivar a los agricultores del país para que implantaran o aumentaran la producción de cultivos básicos. No obstante, se esperaba que el país todavía experimentaría escasez de alimentos.

El 24 de marzo, el FIDA recibió una carta del Gobierno de la República Sprska en la que se solicitaba la reasignación de EUR 1 millón del Programa de Fomento de la Competitividad Rural para responder a los efectos adversos de la COVID-19 en la población rural más pobre del país. El 26 de marzo, el FIDA ya había aprobado un conjunto de medidas de apoyo para 9 000 hogares vulnerables, destinadas a fortalecer la producción de cultivos esenciales para la seguridad alimentaria. El programa proporcionaría a los agricultores semillas de hortalizas, plántulas y fertilizantes, que podrían cultivar para la subsistencia de los hogares o venderlos directamente en los mercados locales. Fue la primera reestructuración de un proyecto del FIDA en respuesta a la COVID-19.

La rápida respuesta del FIDA permitió a los agricultores llegar a tiempo a la temporada de siembra, y el despliegue de la respuesta a la crisis a través de la red de ejecución bien establecida del Programa de Fomento de la Competitividad Rural nos permitió maximizar el alcance de la intervención con un esfuerzo menor. La comunidad empresarial local y los representantes de los municipios y las organizaciones de agricultores contribuyeron a la elección de los cultivos que debían apoyarse. También ayudaron a distribuir los paquetes y proporcionaron acceso a las instalaciones locales, así como asistencia técnica.

El Programa de Fomento de la Competitividad Rural (RCDP) se creó para ayudar a los pequeños agricultores pobres, entre otras cosas, mediante el aumento de su acceso a los mercados. Se preveía que la promoción de la producción de cultivos de alto valor potencial, como las frambuesas y los pepinillos, aumentaría de manera fiable los ingresos de los participantes y serviría para incluirlos en el desarrollo rural sostenible. Tras la reestructuración, ahora producen también cultivos esenciales como papas, zanahorias, cebollas y otras hortalizas.

El apoyo fue acogido con entusiasmo por los agricultores del RCDP, e incluso llegó a ocupar los titulares de los principales periódicos del país. La mejora de la producción nacional significa no solo una mejora de la seguridad alimentaria y la nutrición de las personas más vulnerables, sino también un aumento de los ingresos de los hogares rurales más pobres. Esto a su vez refuerza la resiliencia de la economía rural del país, que sigue dependiendo peligrosamente de un sistema de comercio internacional alterado.

Tras la reestructuración de este programa, se han reelaborado con éxito muchos otros proyectos del FIDA para dar respuesta a los efectos de la COVID-19 en la seguridad alimentaria y los medios de vida rurales. Hemos podido adaptar rápidamente nuestros procedimientos internos a este reto sin precedentes, desplegando una respuesta eficaz y eficiente a la crisis a través de las redes de ejecución establecidas por el FIDA en varios países. El caso de Bosnia y Herzegovina demuestra nuestro creciente compromiso de servir a la población rural más pobre y vulnerable durante estos tiempos inciertos y difíciles de crisis.

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Más información sobre la respuesta del FIDA a la COVID-19.