A look at the digital technologies transforming agriculture

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Una mirada a las tecnologías digitales que transforman la agricultura

Tiempo estimado de lectura: 5 minutos

Durante toda su larga historia, la agricultura se ha visto afectada regularmente por diversas revoluciones tecnológicas, entre ellas la introducción de la hibridación de plantas, la ingeniería genética, la mecanización y el uso de productos agroquímicos. La última revolución, la llegada de las tecnologías digitales, no es diferente.

Aunque puede que no sea obvio a primera vista, la agricultura abarca un gran volumen de conocimientos: se basa en grandes cantidades de datos que hay que recopilar, procesar y compartir. Las tecnologías digitales han acelerado y ampliado drásticamente esos procesos en los últimos tiempos. A continuación se mencionan algunas de las más influyentes.

Los teléfonos móviles encabezan la lista de las tecnologías digitales que transforman la agricultura. Presentan la tasa de adopción más rápida de las tecnologías inventadas durante el último siglo. En 2019, en torno a 5 200 millones de personas, dos tercios de la población mundial, utilizaban activamente los teléfonos móviles. El acceso a Internet a través de redes móviles también está aumentando, y el 49 % de la población mundial ha utilizado alguna vez Internet en un dispositivo móvil. Solo el 9 % de la población mundial vive en una zona sin cobertura de red móvil.

La telefonía móvil ha transformado la vida de muchas personas del medio rural, incluidos los pequeños campesinos, al convertirse en la vía de acceso a la información y los servicios que necesitan. Incluso los teléfonos móviles sin conexión a Internet permiten a los campesinos acceder a soluciones, por ejemplo, los servicios de asesoramiento que ofrecen consejos para aumentar la productividad y lograr que los animales estén sanos, así como información meteorológica actualizada. Normalmente, esas soluciones se facilitan a través de mensajes de texto SMS o USSD y servicios de voz como los sistemas de voz interactivos. A través de los teléfonos inteligentes, los campesinos pueden acceder a una variedad todavía mayor de soluciones de alta tecnología gracias a las aplicaciones, a menudo incluso gratuitas, que pueden, por ejemplo, ayudar a diagnosticar la debilitación de los cultivos y sugerir tratamientos para muchos tipos de plagas, enfermedades y deficiencias nutricionales.

Las tecnologías financieras (tecnofinanzas) han abierto nuevas vías para que la población rural acceda a los servicios financieros. El dinero móvil, uno de los elementos más conocidos de las tecnofinanzas, se encuentra entre las innovaciones con un crecimiento más rápido en el planeta. Este servicio, que se puso en marcha en África Subsahariana a través de la iniciativa M-Pesa, ahora cuenta con casi 146 millones de usuarios activos en toda la región y representa el 10 % de su PIB. No obstante, las tecnofinanzas no se limitan simplemente al dinero móvil. Abarcan una amplia variedad de aplicaciones que conectan a los pequeños campesinos con los servicios financieros que necesitan, como el acceso al crédito, los ahorros, los seguros y otros servicios de valor añadido que, por ejemplo, ofrecen información actualizada sobre los precios del mercado o establecen vínculos entre productores y consumidores. El FIDA ha preparado un conjunto de herramientas para compartir las enseñanzas extraídas en esta esfera, haciendo hincapié en las virtudes y las limitaciones que presentan estos diferentes servicios.

Los sensores, por su parte, permiten la recopilación de datos relacionados con las principales variables en los ciclos agrícolas, un aspecto esencial para mejorar la toma de decisiones. Los sensores se pueden utilizar sobre el terreno o de manera remota.

Por un lado, si se utilizan sobre el terreno, normalmente controlan parámetros vinculados a la producción agrícola, como las condiciones climáticas, para impulsar la productividad, controlar las plagas, optimizar la eficiencia y minimizar los residuos. También se utilizan para la monitorización en la ganadería y la acuicultura. Además, los sensores son importantes en la etapa de elaboración, donde pueden añadir valor a los productos. Todos estos son ejemplos de la Internet de las cosas, el nombre que recibe la reciente proliferación de objetos cotidianos que pueden recopilar, enviar y recibir datos. En lo que respecta a la Internet de las cosas, la agricultura lleva mucho tiempo a la vanguardia de la innovación, muy por delante de otros sectores.

Por otro lado, los sensores remotos suelen instalarse en satélites o vehículos aéreos, como los drones, que forman parte de un conjunto mayor de tecnologías geoespaciales. Permiten realizar una observación y un análisis espacial a escala que contribuye a mejorar la productividad agrícola y los medios de vida de los pequeños productores, apoyar las iniciativas de forestación y reforestación, ampliar el seguimiento ambiental, gestionar los riesgos financieros, aumentar la resiliencia de los productores a las vulnerabilidades, rehabilitar el terreno y formular planes territoriales, entre otros.

Las tecnologías geoespaciales también pueden mejorar la orientación, la supervisión y la evaluación de los productos y los efectos directos de los programas. El FIDA ha sido muy activo en esta esfera, sobre todo a través de una red técnica específica que ha favorecido la incorporación sistemática de las tecnologías geoespaciales en iniciativas que lleva a cabo en más de 70 países. Los datos geoespaciales se utilizan para respaldar las operaciones del FIDA a lo largo de todo el ciclo de los proyectos.

Durante los próximos años, las tecnologías digitales serán esenciales para que los sistemas agrícolas y alimentarios sean más sostenibles e inclusivos y, por tanto, para transformar las sociedades. Por este motivo, en 2019 el FIDA realizó una valoración exhaustiva del uso de las tecnologías digitales en su cartera y señaló las enseñanzas extraídas y las necesidades pendientes. Esa valoración dio lugar a la formulación de la Estrategia de Tecnología de la Información y las Comunicaciones para el Desarrollo, que tiene una duración de diez años y se espera que contribuya a que el FIDA amplíe y mejore su impacto en el desarrollo gracias al aprovechamiento de las tecnologías digitales.

Para que esta estrategia tenga éxito, habrá que adoptar una amplia variedad de innovaciones y tecnologías digitales. Los servicios y las aplicaciones descritos constituyen solo una pequeña muestra de las distintas posibilidades disponibles para nosotros y para los pequeños productores con los que trabajamos.

 

Puede encontrar más información sobre la Estrategia del FIDA de Tecnología de la Información y las Comunicaciones para el Desarrollo aquí.