Fortalecer la resiliencia en la región de Asia y el Pacífico en tiempos de incertidumbre

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Fortalecer la resiliencia en la región de Asia y el Pacífico en tiempos de incertidumbre

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©FIDA/Enrique Espejo Jr.

Justo cuando varias partes del mundo estaban saliendo de las tinieblas de la pandemia de la COVID-19, han surgido nuevas crisis que están planteando un reto particularmente difícil para la población rural pobre de los países en desarrollo.

En particular, la guerra en Ucrania probablemente genere trastornos en las cadenas de valor mundiales, que aún no han terminado de recuperarse de los efectos de la pandemia. Ucrania y Rusia se cuentan entre los principales exportadores mundiales de productos básicos, como el aceite vegetal y los granos, así como del nitrógeno, el fósforo y el potasio que se utilizan para fabricar fertilizantes.

A medida que la guerra continúa, la escalada en los precios de los productos básicos y las perturbaciones en el sector financiero y en las cadenas de suministro están afectando a varios países a lo largo y ancho de Asia y el Pacífico. Países como Bangladesh, China y el Pakistán dependen de las importaciones de granos de Ucrania y de Rusia. Y con la suspensión de las exportaciones de aceite de girasol, los precios están subiendo en todo el sector de las semillas oleaginosas en Asia, lo que afecta los precios de la soja y el aceite de palma.

Pero como el FIDA entendió durante la pandemia de la COVID-19, la mejor manera en que los productores rurales y las economías locales pueden resistir los factores de estrés sin precedentes es desarrollando resiliencia a largo plazo: mejorar su autosuficiencia, mitigar los efectos de los sucesos graves, aumentar la prosperidad rural y velar por la sostenibilidad de los sistemas alimentarios.

Las mismas estrategias que han ayudado a estos agricultores a enfrentarse a la pandemia siguen siendo pertinentes en el contexto actual. A continuación se describen algunas maneras en las que el FIDA está desempeñando un papel crucial en la transición que nos permitirá dejar atrás la pandemia para aumentar la resiliencia a largo plazo frente a las perturbaciones futuras. 

Promover la innovación digital

Como dejó claro la pandemia de la COVID-19, aumentar las inversiones para promover la agricultura digital es fundamental. Incluir a los agricultores en la evolución del entorno tecnológico digital los ayudará a aumentar la productividad de sus explotaciones, mejorar sus ingresos, fortalecer su resiliencia y estar mejor preparados para las crisis.

En la región de Asia y el Pacífico, la innovación digital ha creado oportunidades para el comercio electrónico, los servicios financieros agrodigitales, la agricultura climáticamente inteligente y otras herramientas digitales que aumentan la eficiencia y la inclusividad de las cadenas de valor. Por ejemplo, mediante un acuerdo de cooperación con la organización Precision Agriculture for Development, se suministraron servicios digitales de asesoramiento mediante teléfono móvil a los pequeños agricultores del Pakistán y otros países a fin de aumentar su productividad y su resiliencia durante los frecuentes cambios que trajo consigo la pandemia.

Promover los sistemas agroalimentarios sostenibles

Numerosos países de Asia y el Pacífico son sumamente vulnerables al cambio climático, y sus prácticas de agricultura y pesca intensivas aumentan la presión sobre los recursos naturales. Existe una necesidad acuciante de avanzar hacia la adopción de tecnologías agrícolas resilientes al clima que sostengan la producción local, y de fomentar la adaptación y la innovación en los sistemas agroalimentarios nacionales y regionales.

Es por eso que el apoyo para la recuperación pospandemia destinado a los agricultores, los pescadores y los nuevos sistemas de producción siempre debe incluir capacitación en materia de prácticas agrícolas sostenibles y climáticamente inteligentes, gestión de recursos pesqueros y uso de equipos.

Por ejemplo, el Delta del Mekong es el granero de Viet Nam, pero la productividad agrícola está disminuyendo debido al aumento del nivel del agua, la salinidad y las precipitaciones extremas. Aquí, el Proyecto de Adaptación al Cambio Climático en el Delta del Río Mekong (AMD) promovió innovaciones como el seguimiento digital del nivel de salinidad para ayudar a los granjeros a prevenir las pérdidas derivadas del avance del agua salina. Sobre la base de estos progresos, una nueva iniciativa, el Proyecto de Transformación hacia una Agricultura Climáticamente Inteligente en el Delta del Río Mekong (CSAT), actualmente está trabajando para promover una transformación rural sostenible y climáticamente inteligente que en última instancia beneficiará a 60 000 agricultores en pequeña escala.

Ahora el FIDA planea presentar una propuesta ante el Mecanismo de Innovación del Fondo de Adaptación para respaldar la gestión comunitaria de los humedales costeros en Viet Nam. Esto ayudará a aumentar la extensión de los bosques de manglares, a conservar la biodiversidad, a promover la adaptación y a mejorar los medios de vida locales. También respaldará los esfuerzos del Gobierno encaminados a ayudar a las poblaciones rurales en la transición para pasar de la agricultura de subsistencia hacia una agricultura resiliente al clima y orientada al mercado.

Facilitar la cooperación regional

Gracias a su amplia red de asociados y a su programa de cooperación Sur-Sur en la región de Asia y el Pacífico, el FIDA está en una posición inigualable para promover intercambios intrarregionales entre los países.

Por ejemplo, el Fondo desempeñó una función clave en lograr que los líderes de la región aunaran esfuerzos para desarrollar el Marco Integral de Recuperación de la ASEAN, una estrategia consolidada de salida de la pandemia de la COVID-19 para Asia Sudoriental. El FIDA, Grow Asia y el Foro Económico Mundial organizaron una mesa redonda virtual que permitió debatir sobre las debilidades en los sistemas alimentarios regionales que la COVID-19 dejó expuestas. En última instancia, estos debates, y las conclusiones de los grupos de trabajo que se establecieron durante ellos, fueron incorporados al Marco, que ahora dirige una respuesta coordinada que busca promover la recuperación y la resiliencia a largo plazo.

Resiliencia para el desarrollo sostenible

El progreso hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ha perdido impulso en un momento en que se necesita con urgencia avanzar con más rapidez para recuperarse de la pandemia. Existen múltiples desafíos —conflictos, escasez en los mercados de los productos básicos agrícolas, retos logísticos y las consecuencias del cambio climático— que están afectando los medios de vida y la seguridad alimentaria de las poblaciones rurales más pobres del mundo. Es por eso que los logros del FIDA en materia de fortalecimiento de la resiliencia de los pequeños productores en la región de Asia y el Pacífico nunca habían sido tan pertinentes.

 

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