El contexto

Cabo Verde es un archipiélago de 4 033 km2 compuesto por 10 islas volcánicas frente a las costas de África occidental. El 44 % de la población, que en 2020 alcanzaba los 555.987 habitantes, es menor de 20 años, y el 33 % reside en zonas rurales. No obstante, se estima que hay otros 917 000 habitantes que viven y trabajan en el exterior.

Los recursos naturales y minerales de Cabo Verde, que tiene un importante déficit comercial estructural debido a que importa alimentos y combustibles, son extremadamente limitados. Sin embargo, el turismo es una fuente cada vez más importante de empleo, actividad económica y divisas.

Gracias a la buena gestión pública y a la sólida gestión macroeconómica desde su independencia, en 1975, al ingreso de remesas de los migrantes —equivalentes a un 9,4 % del PIB— y a la ayuda internacional, el país ocupa el puesto 126 en el índice de desarrollo humano (2019).

Las tierras cultivables representan apenas el 10 % de la superficie del país. A raíz de la escasez de recursos naturales, del clima árido y del predominio de sistemas tradicionales de producción agropecuaria de baja intensidad, la agricultura, el pastoreo y la silvicultura son sumamente vulnerables. El tamaño promedio de las pequeñas explotaciones de apenas 1,26 ha.

En 2020, un 33,3 % de los habitantes vivía en zonas rurales, y un 30 % lo hacía en la pobreza. Dicha situación impulsa la migración hacia las ciudades e islas orientadas al turismo, como Sal y Boa Vista, cuyas tasas de pobreza eran de apenas 4 % y 8 %, respectivamente.

La tasa de desempleo en las zonas rurales aumentó del 10,67 % en 2010 a 12,32 % en 2020.

La estrategia

En Cabo Verde, los préstamos del FIDA ayudan a mejorar la seguridad alimentaria y las condiciones de vida de los hogares pobres de las zonas rurales.

La estrategia de nuestro programa en el país persigue dos objetivos fundamentales:

• asegurar que los recursos naturales se movilicen y gestionen de una manera sostenible y resiliente al cambio climático; y
• ayudar a los hogares rurales a adoptar sistemas de producción eficaces y sostenibles y a aprovechar las oportunidades económicas.

Las iniciativas están dirigidas a los hogares vulnerables y nuestros proyectos promueven actividades sociales y económicas que contribuyen a lograr mejoras duraderas.

Además, los proyectos respaldados por el Fondo ayudan a las mujeres y a los jóvenes a beneficiarse de las inversiones en la producción y facilitan su acceso a oportunidades laborales, a los servicios y a los mercados.