El FIDA invertirá USD 554 millones para apoyar la recuperación de la agricultura familiar en América Latina y el Caribe tras el impacto de la COVID-19

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El FIDA invertirá USD 554 millones para apoyar la recuperación de la agricultura familiar en América Latina y el Caribe tras el impacto de la COVID-19

Roma, 14 de mayo de 2020- El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), agencia especializada de las Naciones Unidas para el desarrollo rural, destinará USD 554 millones de dólares para sostener la agricultura familiar en América Latina y el Caribe durante la crisis de la COVID-19 y para contribuir a su recuperación y modernización una vez el impacto de la pandemia haya pasado.

“Parar la expansión del virus es prioritario, pero es necesario también garantizar que la crisis sanitaria no desemboque en una crisis alimentaria. Para evitarlo es imprescindible garantizar la capacidad productiva de los pequeños agricultores que juegan un papel clave a la hora de poner alimentos saludables en la mesa de la gente”, aseguró Rossana Polastri, Directora del FIDA para América Latina y el Caribe.

Desde el primer momento de la crisis, el FIDA ha estado en contacto permanente con el resto de agencias del sistema de las Naciones Unidas y otros actores de la cooperación internacional y, sobre todo, con los Gobiernos de los 17 países de la región en donde tiene operaciones en curso para definir cómo contribuir a sus esfuerzos para hacer frente al impacto de la COVID-19.

El FIDA ha identificado USD 34,9 millones que ya están siendo utilizados como fondos de respuesta rápida para hacer frente a las prioridades más urgentes. Estos fondos permitirán ampliar el periodo de ejecución de los proyectos de desarrollo rural en marcha y seguir utilizando la experiencia y los conocimientos de los profesionales que trabajan en ellos para apoyar a los agricultores familiares en dificultades.

Por otra parte, la cartera de proyectos financiados por el FIDA en la región, cuyo monto asciende a USD 1.300 millones (554 millones de financiación FIDA y 772 de financiación adicional movilizada por el Fondo), se adaptará para contribuir a la recuperación una vez que se levante el confinamiento.

“Miramos ya hacia el futuro y discutimos con las autoridades de América Latina y el Caribe cómo los proyectos abordarán los desafíos que la COVID-19 dejará atrás. Nos enfocaremos en actividades de recuperación temprana y de amplio impacto, en línea con los planes nacionales de recuperación y reactivación económica diseñados por los Gobiernos”, explicó Rossana Polastri.

Los nuevos proyectos que están en este momento en fase de diseño y que supondrán una inversión adicional cercana a los USD 1.200 millones (250 millones de fondos FIDA y 950 millones de fondos adicionales) seguirán lo que la directora del FIDA para América Latina y el Caribe ha denominado “enfoque 3R: Recuperación, Reactivación y Resiliencia”.

El objetivo fundamental de las operaciones del FIDA, tanto de las que se encuentran en curso como de las que están en proceso de diseño, será conseguir que los agricultores y hogares rurales puedan recuperar su actividad económica lo más rápido posible.

Para ello, se están desarrollando medidas como simplificar los procesos de desembolso de dinero para beneficiar a grupos más grandes de agricultores a un ritmo más rápido; mejorar el acceso a los programas públicos de adquisición de alimentos; fortalecer las cadenas de suministro locales; desarrollar herramientas digitales para ayudar a los agricultores a comerciar con sus productos, posibilitando la conexión directa con los consumidores; fomentar el uso de infraestructuras y prácticas agrícolas verdes que garanticen la sostenibilidad de la producción incluso en un contexto de cambio climático; y brindar asistencia técnica a los Gobiernos para fortalecer las sinergias entre los programas de fomento de la producción agrícola y de protección social.

“Las crisis son oportunidades para el cambio. Deberíamos aprovechar el desafío que plantea la COVID-19 a las sociedades de América Latina y el Caribe como una oportunidad para reconocer el papel esencial que los agricultores familiares juegan en la sociedad, y proporcionales los medios que necesitan para prosperar. Su bienestar es la única garantía de la seguridad alimentaria de todos”, declaró Rossana Polastri.

 

Nota para los editores

Ejemplos de iniciativas ya puestas en marcha por los proyectos financiados por el FIDA en América Latina y el Caribe para ayudar a los agricultores familiares a mantener sus puestos de trabajo y sus pequeñas empresas, garantizando a la vez el suministro de alimentos a las comunidades rurales y las ciudades cercanas:

  • En El Salvador, el Programa Nacional de Transformación Económica Rural Adelante ha acelerado los planes de inversión en los cuatro departamentos orientales del país, lo que permitirá que las asociaciones de agricultores familiares produzcan verduras, frutas y productos lácteos para abastecer los mercados locales.
  • En Ecuador, el Proyecto de Fortalecimiento de los Actores Rurales de la Economía Popular y Solidaria (FAREPS) trabaja con asociaciones de productores de la provincia de Morona Santiago para crear una red de instalaciones de transporte y almacenamiento que mantenga activa la cadena local de suministro de alimentos.
  • En el Estado de Bahía, Brasil, el Proyecto Pro-Semiárido promueve la inscripción en la plataforma Radar COVID-19, un mercado virtual que creará nuevas oportunidades de comercialización durante la fase de recuperación de la pandemia.

Comunicado de prensa No.: IFAD/23/2020

El FIDA invierte en la población rural y, al empoderar a estas personas, les ayuda a reducir la pobreza, aumentar la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y fortalecer la resiliencia. Desde 1978, hemos destinado 22 400 millones de dólares de los Estados Unidos en donaciones y préstamos a bajo interés a proyectos que han permitido llegar a alrededor de 512 millones de personas. El FIDA es una institución financiera internacional y una organización especializada de las Naciones Unidas con sede en Roma, donde se encuentra el mecanismo central de las Naciones Unidas para el sector de la alimentación y la agricultura.