Áreas de acción
Descubra cuáles son nuestras principales áreas de trabajo, que van desde el fomento de la resiliencia hasta el empoderamiento de la población rural y la protección del medio ambiente.
La región de África Occidental y Central es una región extensa y compleja. Su población se ha cuadruplicado en los últimos 50 años. En África Occidental, la agricultura es una actividad vital para la subsistencia, ya que emplea al 60 % de la mano de obra y representa el 35 % del producto interno bruto de la región.
Esta inestable región, donde 11 de los 24 países se encuentran en situaciones de fragilidad, se enfrenta a algunos de los desafíos más complejos del mundo.
Una de cada tres personas vive en situación de extrema pobreza. Las mujeres y la gente joven son los más afectados, puesto que tienen menos acceso a oportunidades de empleo, tierras y recursos financieros.
La creciente inseguridad alimentaria no parece remitir, y a este paso el número de personas que pasa hambre ascenderá a casi 50 millones en 2024. Esta situación se ve agravada por los conflictos, el cambio climático y la degradación de los recursos naturales.
La región de África Occidental y Central tiene una de las poblaciones más jóvenes del mundo, pues más de tres de cada cinco personas son menores de 25 años. Sin embargo, muchos de ellas han abandonado las zonas rurales en busca de oportunidades laborales en las ciudades o en el extranjero. Una mayor inversión en este grupo demográfico podría brindarle un mejor acceso a la educación, al desarrollo profesional y a un empleo digno.
En vista de que la clase media de África sigue creciendo rápidamente, la demanda de alimentos también seguirá aumentando. Los pequeños agricultores locales podrían encargarse de satisfacer esa demanda, pero para ello hay que facilitarles las herramientas e inversiones necesarias para que puedan trabajar las tierras cultivables de la región y utilizar de forma sostenible el conjunto de recursos naturales disponibles.
El producto interno bruto generado por el sector agrícola es al menos tres veces más eficaz en la reducción de la pobreza que el de cualquier otro sector. No obstante, solo unos pocos países consiguen cumplir con regularidad la meta de la Unión Africana de destinar el 10 % del gasto público a la agricultura.
El FIDA colabora con los Gobiernos de la región para alentarlos a aumentar sus inversiones en la agricultura, haciendo hincapié en las prácticas climáticamente inteligentes y las tecnologías verdes que potencien de forma sostenible la productividad agrícola.
El FIDA lleva más de 40 años prestando apoyo a las comunidades de las zonas rurales de África Occidental y Central para que puedan salir por sí mismas de la pobreza. La región representa una cuarta parte de la cartera activa mundial del FIDA.
Nuestros programas abordan las causas profundas de la pobreza mejorando la producción, aumentando el acceso a los mercados y reforzando la resiliencia ante el clima.
En respuesta a los enormes desafíos a los que se enfrentan las personas jóvenes que viven en las zonas rurales de la región, el FIDA financia iniciativas que brindan formación, fomentan el espíritu emprendedor y estimulan la creación de empleos dignos.
Junto con nuestros asociados gubernamentales, estamos poniendo a prueba programas innovadores en la región. Por ejemplo, el Programa Conjunto para el Sahel aborda los problemas transfronterizos de la COVID-19, los conflictos y el cambio climático, mientras que el Programa Regional para la Integración de los Mercados Agrícolas impulsa el comercio intrarregional.
En un contexto en el que el gasto público en agricultura es escaso y los pequeños agricultores suelen tener dificultades para acceder a la financiación, el FIDA es uno de los mayores inversores en la agricultura en pequeña escala. Invertimos en cuestiones relacionadas con la producción, los vínculos con los mercados, el acceso a la financiación, la colaboración en el ámbito de las políticas y el desarrollo de las capacidades de las instituciones rurales.
Canalizamos la financiación relacionada con el clima hacia los pequeños agricultores para mejorar su resiliencia al cambio climático a través del Programa de Adaptación para la Agricultura en Pequeña Escala, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y el Fondo Verde para el Clima.
La fragmentación supone un obstáculo a la hora de fomentar la adaptación y la resiliencia al clima. Para resolver este problema, el FIDA presta apoyo a las organizaciones de productores y aúna esfuerzos entre las distintas partes interesadas.
Regional Communications Officer (ESA & WCA)
[email protected]Analista de Comunicaciones, División de África Central y Occidental
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