free simple web templates

FIDA
INFORME
ANUAL
2019

Prólogo del Presidente

Gilbert F. Houngbo

Desde el comienzo de 2020, gran parte de la atención del mundo se ha centrado en la pandemia de COVID-19. En estos tiempos difíciles, somos conscientes de la importancia de la cooperación internacional y de la necesidad de contar con un sistema multilateral sólido a nivel mundial. Muchos de nuestros problemas mundiales, entre ellos las enfermedades, el hambre, la desigualdad, los conflictos y la fragilidad, solo pueden resolverse mediante la actuación conjunta de los países.

También somos plenamente conscientes de que, en una crisis, son los pobres y los vulnerables los que más sufren. Cuando las economías entran en recesión, quienes trabajan en empleos precarios en el sector informal, a menudo mujeres y jóvenes, y los responsables de las pequeñas y medianas empresas suelen ser los más afectados. Y las personas que viven en países que carecen de los recursos necesarios para hacer frente a las crisis son aún más vulnerables. Teniendo esto presente, es fundamental que, junto con la prestación de la ayuda de emergencia necesaria, la comunidad mundial siga atendiendo las necesidades de las personas más vulnerables para que cuando llegue la próxima crisis podamos proteger mejor a quienes corren un mayor riesgo de quedarse atrás.

Mobirise

©FIDA/FAO/WFP/Michael Tewelde

Ha sido alentador constatar que nuestras inversiones en actividades destinadas a mejorar los medios de vida y fomentar la resiliencia de las personas del medio rural han aumentado su capacidad para hacer frente a la pandemia de COVID-19.

En 2019, las nuevas aprobaciones de proyectos y programas del FIDA aumentaron hasta alcanzar la cifra récord de USD 1 670 millones, lo que nos permite hacer más ahora para mejorar la vida de las personas de las zonas rurales, así como construir un futuro sostenible para sus familias y comunidades.

Al mismo tiempo, la pandemia, especialmente sus consecuencias socioeconómicas, está amenazando los logros ya alcanzados en materia de desarrollo. Como parte del marco general de las Naciones Unidas para la respuesta a la pandemia, hemos reaccionado adoptando un conjunto de medidas coordinadas para proteger los medios de vida rurales de los efectos de la crisis, en especial el Mecanismo de Estímulo para la Población Rural Pobre, con el que se hace frente a las disrupciones a corto plazo de las actividades rurales centrándose en los sistemas alimentarios. Si bien es cierto que la actividad principal del FIDA es el desarrollo sostenible a medio y largo plazo, y no la ayuda humanitaria de emergencia, tenemos un papel fundamental que desempeñar para fomentar la resiliencia de la población rural a los efectos de las crisis tanto a corto como a largo plazo.

Cómo se está adaptando el FIDA a los retos que plantea la situación actual 

A nivel mundial, el 79 por ciento de las personas más pobres del mundo vive en las zonas rurales, y la mayoría de ellas depende de la agricultura en pequeña escala para obtener sus ingresos. Muchas son compradoras netas de alimentos. Las zonas rurales son también el lugar donde vive la mayoría de las personas más afectadas por el hambre en el mundo.

Estas cuestiones estructurales deben abordarse en nuestra respuesta a la pandemia de COVID-19 y en la recuperación posterior a la misma. No podemos permitirnos pasar de una emergencia a otra. Tenemos que dar prioridad a las inversiones y políticas que garanticen que la próxima vez que estalle una crisis, ya sea una pandemia mundial o un fenómeno meteorológico local, las personas, las economías y el medio ambiente sean lo suficientemente resilientes y estén en condiciones de evitar los peores resultados.

El mandato del FIDA ha demostrado ser muy pertinente en un mundo en rápida evolución. Los progresos realizados en 2019 se basaron en las recientes reformas institucionales encaminadas a maximizar la contribución del FIDA a la erradicación de la pobreza y el hambre. Seguimos adelante en el proceso de descentralización y dejamos de realizar intervenciones centradas en un solo proyecto para adoptar enfoques más integrales con miras a abordar las cuestiones sistémicas.

Mobirise

©FIDA/Susan Beccio

Se adoptaron varias medidas para fortalecer las esferas fundamentales con vistas a la Duodécima Reposición de los Recursos del FIDA (FIDA12). Para poder hacer más, también seguimos elaborando un marco financiero que combine los recursos procedentes de las reposiciones con la financiación mediante endeudamiento. Si bien las contribuciones a las reposiciones seguirán siendo el pilar fundamental del modelo financiero del FIDA, el nuevo marco nos permitirá ampliar nuestro programa de préstamos y donaciones y asistir a más personas de las zonas rurales en distintas partes del mundo. Al mismo tiempo, estamos fortaleciendo el enfoque general del FIDA de gestión del riesgo institucional y, sobre todo, nuestro marco de gestión del riesgo para garantizar la sostenibilidad financiera de nuestro nuevo modelo.

En 2019 establecimos una sólida Política de Suficiencia de Capital que refuerza la gestión de los activos y pasivos a fin de proteger nuestro estado contable y mitigar los riesgos financieros derivados del endeudamiento. Además, se aprobó la Estrategia del FIDA para la Colaboración con el Sector Privado (2019-2024), que nos ayudará a movilizar financiación adicional al intentar captar la participación de los asociados del sector privado que están en condiciones de invertir en las zonas rurales. Otra iniciativa orientada a recaudar inversiones para las zonas rurales, centrada en la creación de empleo juvenil, es el Fondo de Inversión para Agroempresas (Fondo ABC), que el FIDA, la Unión Europea, el Grupo de Estados de África, el Caribe y el Pacífico, la Alianza para una Revolución Verde en África y el Gobierno de Luxemburgo pusieron en marcha en el Consejo de Gobernadores del FIDA de 2019.

Asimismo, debemos seguir mejorando la calidad de nuestro programa de préstamos y donaciones. En 2019, a nivel institucional, se hizo gran hincapié en la calidad del diseño. Hemos fortalecido nuestros procesos de garantía de la calidad para mejorar la calidad en las etapas iniciales de las estrategias en los países, los proyectos financiados con préstamos y las actividades financiadas con donaciones. 

Hemos seguido racionalizando los procesos de diseño y examen, asegurándonos de que las enseñanzas extraídas se difundan ampliamente a fin de que sirvan de base para las futuras actividades de diseño.

Además, mejorar la calidad de nuestra labor implica necesariamente fomentar las competencias y capacidades del personal en el contexto de nuestra adaptación a un modelo operacional descentralizado y del objetivo de lograr no solo más, sino también mejores resultados. En 2019, ayudamos al personal a adquirir las competencias necesarias para adaptarse a la evolución de las necesidades del FIDA, por ejemplo mediante un nuevo programa de desarrollo de la capacidad de liderazgo para los supervisores, un programa de asesoramiento ejecutivo destinado a los directores, programas de cualificación profesional, como la certificación de la International Coach Federation, y una plataforma ampliada de aprendizaje en línea.

Mobirise

©FIDA/David Paqui

Por otra parte, a fin de intensificar los esfuerzos para empoderar a la población rural a través de nuestras operaciones, dimos prioridad a las iniciativas destinadas a apoyar nuestros temas prioritarios, esto es, el cambio climático y el medio ambiente, el género, la juventud y la nutrición. Entre los nuevos instrumentos y enfoques cabe destacar los siguientes:

  • los Procedimientos para la Evaluación Social, Ambiental y Climática (PESAC) mejorados;
  • las directrices operacionales sobre focalización revisadas;
  • un nuevo marco para la transformación;
  • la adaptación de las metodologías basadas en los hogares para integrar las cuestiones relacionadas con los jóvenes, la nutrición, el medio ambiente y el cambio climático, y
  • el nuevo Plan de Acción para los Jóvenes del Medio Rural.

Me complace que los resultados de 2019 indiquen que estamos adelantados con respecto a las metas establecidas en la FIDA11 para estos cuatro temas prioritarios.

Durante el año también se creó la Unidad de Cambio, Ejecución e Innovación, que ha encabezado una iniciativa de reestructuración de los procesos operacionales para reducir la burocracia y promover un entorno de trabajo eficiente y positivo. Se adoptó un nuevo enfoque ascendente para la preparación del presupuesto en apoyo de la evolución del FIDA hacia un entorno operacional más descentralizado y se aplicó con éxito un nuevo instrumento de planificación presupuestaria, Oracle Hyperion, que perfecciona el proceso de presupuestación y lo hace menos propenso a errores.

Estas y otras mejoras en materia de eficiencia nos han permitido establecer un programa de préstamos y donaciones más amplio, por valor de USD 1 670 millones, en el marco de un presupuesto de crecimiento real nulo.

A medida que avanzamos hacia la FIDA12, somos plenamente conscientes de que el mundo, y los desafíos a los que se enfrenta la población rural, han cambiado profundamente.     

La pandemia de COVID-19 amenaza los logros ya alcanzados en materia de desarrollo y exige inversiones específicas para evitar que la crisis sanitaria se convierta en una crisis alimentaria y de pobreza. El FIDA ha respondido rápidamente, en coordinación con el sistema de las Naciones Unidas, en el contexto de nuestra labor y mandato actuales, aprovechando nuestra experiencia de trabajo en situaciones de fragilidad, crisis y posteriores a las crisis. Estamos decididos a hacer lo necesario para garantizar que la población rural a la que prestamos asistencia no vuelva a caer en una situación de pobreza y hambre.

Las medidas clave adoptadas en 2019 aseguran que estemos en una posición sólida para impulsar los esfuerzos de recuperación de las economías rurales en el mundo posterior a la COVID-19, así como que seamos capaces de intervenir para hacer frente a los efectos a corto plazo de la crisis. Tras haber aumentado nuestra presencia en los países, fortalecido nuestros esfuerzos para incorporar sistemáticamente los temas principales en toda nuestra labor, reformado nuestro marco financiero y mejorado la eficiencia general, estamos en buenas condiciones para seguir intensificando nuestras iniciativas destinadas a poner fin a la pobreza y el hambre en un mundo en evolución. Y seguimos convencidos de que las mujeres y los hombres del medio rural con los que trabajamos desempeñan una función decisiva para impulsarnos a todos a alcanzar estas metas.

Mobirise

Gilbert F. Houngbo

Presidente del FIDA

Volver al inicio


Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola

Invertimos en la población rural y trabajamos donde la pobreza y el hambre son más extremos.

© IFAD 2020