Imaginamos economías rurales dinámicas, inclusivas y sostenibles, en las que las personas vivan una vida plena, sin pobreza ni hambre.

¿Por qué el FIDA?

El FIDA es la única institución multilateral de desarrollo centrada exclusivamente en la transformación de las economías rurales y los sistemas alimentarios para hacerlos más inclusivos, productivos, resilientes y sostenibles.

Invierte en los millones de personas del medio rural que corren mayor riesgo de quedarse atrás: los pobres, los pequeños productores de alimentos, las mujeres, los jóvenes, los pueblos indígenas y otros grupos vulnerables que viven en las zonas rurales. Dirige su apoyo a países de ingreso bajo y países de ingreso mediano bajo, especialmente en el África Subsahariana, pero también presta apoyo para hacer frente a las bolsas de pobreza persistentes que existen en los países de ingreso mediano alto. El FIDA trabaja en zonas remotas y en contextos difíciles de inseguridad alimentaria, tensiones ambientales y fragilidad.

Al ayudar a crear oportunidades económicas, permite a la población rural aumentar su capacidad productiva y sus ingresos.

Con 40 años de experiencia trabajando en zonas rurales remotas, sabemos que llegar hasta los lugares más apartados puede resultar difícil, pero es ahí donde la comunidad de desarrollo necesita ahora concentrar sus esfuerzos para llegar a los más necesitados y a los que corren más peligro de quedarse atrás.

El mandato y la experiencia singulares del FIDA pueden permitirle desempeñar un papel especial en el cambio de rumbo necesario para lograr los ODS 1 y 2.

Nuestros resultados

Desde 1977, el FIDA ha sido pionero en proyectos de desarrollo rural y agrícola centrados en las personas.

unas 512 millones de personas empoderadas para cultivar más alimentos y mejorar sus medios de vida

USD 22 400 millones en préstamos y donaciones

USD 31 000 millones movilizados en cofinanciación

1 069 programas y proyectos respaldados

El FIDA fomenta la capacidad de recuperación de la población rural que vive en situaciones de crisis y posteriores a las crisis. Hemos vuelto a destinar inversiones en más de 100 proyectos a actividades específicas para responder a la COVID-19. 

Y hemos puesto en marcha el Mecanismo de Estímulo para los Pobres Rurales 🔗 para ayudar a las personas más vulnerables y marginadas a sobrevivir a la crisis y acelerar la recuperación.

El papel del FIDA en la estructura global del desarrollo es única.

1

Actividades especializadas

Nos especializamos en las actividades necesarias para la transformación de sistemas rurales y alimentarios inclusivos, productivos, resilientes y sostenibles.

2

Asociaciones

El FIDA se asocia con gobiernos, otras instituciones financieras, el sector privado, organizaciones no gubernamentales (ONG) y las personas del medio rural y sus organizaciones en los casi 100 países en los que actualmente tenemos inversiones.

3

Enfoque estratégico

Los proyectos apoyados por el FIDA se enmarcan en un enfoque estratégico que es coherente con las estrategias de desarrollo de los gobiernos.

Logrando un impacto

El FIDA es la única institución financiera internacional que utiliza un enfoque integral y cuantificable para medir los resultados desde el impacto hasta los efectos directos y los productos.

El FIDA se ha comprometido a realizar evaluaciones del impacto en una muestra del 15 % de su cartera y a agregar las estimaciones que determinen el impacto global de toda su cartera.

Estas evaluaciones de impacto muestran que cada año, las inversiones del FIDA aumentan la producción de 15 millones de pequeños productores e incrementan el valor de las ventas de otros 16 millones, mejoran la resiliencia de 9 millones de participantes en los proyectos y aumentan los ingresos de 20 millones de mujeres y hombres de las zonas rurales en al menos un 20 %.

El aumento de las inversiones al FIDA para 2030 podría contribuir a:

1

Aumentar la producción

de 201 millones de pequeños productores

2

Mejorar la resiliencia

de 111 millones de participantes en los proyectos

3

Aumentar los ingresos

de 264 millones de mujeres y hombres de las zonas rurales en al menos un 20 %.

El FIDA está ampliando su labor en materia de clima y medio ambiente, así como de género, juventud y nutrición, integrando esas cuestiones de manera conjunta a fin de lograr un mayor impacto.

Fomentar el crecimiento inclusivo

Existen desigualdades flagrantes entre las zonas rurales y urbanas, dentro de las zonas rurales y entre las mujeres y los hombres.

La inseguridad alimentaria y la pobreza son más graves entre los grupos marginados de las zonas rurales, en particular las mujeres y los jóvenes.

La pandemia del coronavirus y las perturbaciones relacionadas con el comercio, los mercados y el movimiento amenazan el bienestar y los medios de vida de la población rural pobre, con consecuencias que afectan a la seguridad alimentaria nacional y mundial.

"Para fomentar un crecimiento inclusivo que llegue a los más necesitados, las grandes inversiones como las infraestructuras se han complementado con esfuerzos para estimular el “crecimiento desde abajo”, es decir, inversiones a nivel comunitario en pequeñas y medianas empresas, en pequeños productores y en la economía rural no agrícola.

Es necesario adoptar medidas específicas adicionales en los países en los que la pobreza rural y la inseguridad alimentaria siguen siendo importantes."

Estas acciones deben llevarse a cabo a nivel de base, si se quiere que tengan la posibilidad de llegar a las personas más pobres y marginadas con los recursos y habilidades que necesitan.

Crear resiliencia a los efectos del clima

El desafío más importante de hoy son las amenazas ambientales que ponen en peligro los medios de vida de los pequeños productores y de otras personas del medio rural, y que socavan tanto la seguridad como la estabilidad alimentaria mundial.

El hambre es significativamente peor en los países en los que los medios de vida de una alta proporción de la población depende de la agricultura.

El FIDA ha sido pionero en el apoyo a los pequeños productores para aumentar su resiliencia a los efectos del clima. Nuestras inversiones para responder a la pandemia del coronavirus están vinculadas a nuestra prioridad de aumentar la capacidad de resistencia al cambio climático.


El Programa de Adaptación para la Agricultura en Pequeña Escala (ASAP) ha sido ejecutado en 41 países

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ayudando a la población rural a aumentar su resiliencia mediante donaciones por un total de USD 298 millones.

3 127 000

Personas


se han beneficiado del programa

760 000

Hectáreas


se han gestionado con técnicas agrícolas resilientes al clima

82 000

Hogares


han mejorado su acceso al agua para la producción y la elaboración

11 300  

Grupos comunitarios 


reciben apoyo en materia de gestión de los riesgos climáticos

USD  22 millones

Invertidos 


en infraestructura resiliente al clima

El nuevo programa ASAP+    


se basará en estos éxitos, centrándose en los países de ingreso bajo, en particular los que se encuentran con problemas de sobreendeudamiento y en entornos frágiles.

Hacer las cosas de manera diferente

Aprovechando la inversión privada responsable

El sector privado puede ser un poderoso motor de crecimiento inclusivo. Las pequeñas explotaciones agrícolas forman parte del sector privado, aunque a menudo se ven totalmente privadas de recursos y de acceso a los mercados.

Las asociaciones entre el sector público, el sector privado y los productores pueden llevar a la ampliación y mejora de los servicios y el acceso a los mercados para los pequeños productores pobres.

Acelerar el progreso en el FIDA12

El FIDA está desarrollando una nueva estructura financiera para aumentar drásticamente su impacto y su capacidad para ayudar a los países más necesitados. Esto incluye inversiones específicas basadas en donaciones, mejores estrategias de gestión del riesgo, un mayor aprovechamiento de los recursos, así como nuevos instrumentos financieros como el nuevo Programa de Participación del Sector Privado en la Financiación (PSFP).

Planificación de los proyectos

La población rural, es decir, los pequeños productores rurales, las mujeres del medio rural, los jóvenes y los pueblos indígenas, necesitan actualmente apoyo e inversiones para mejorar sus vidas y crear condiciones de prosperidad, seguridad alimentaria y resiliencia para sí mismos y sus comunidades. Desempeña un papel fundamental en la producción sostenible de alimentos para el planeta, al tiempo que gestiona las fuentes de biodiversidad más ricas del mundo y se adapta a los efectos del cambio climático y los mitiga.

Con un mayor apoyo, juntos podemos hacer una contribución cuantificable para poner fin a la pobreza y el hambre.