Nuestra labor se centra en esferas clave que ayudan a las poblaciones rurales a ser agentes de su propio desarrollo
En 2021, 828 millones de personas pasaron hambre. Mediante educación sobre nutrición y acceso a los mercados, velamos por que las personas no solo mejoren su seguridad alimentaria, sino que lleven dietas saludables.
Para 2030, un 86 % de la población mundial extremadamente pobre vivirá en situación de fragilidad. Para ayudarlos, el FIDA trabaja con asociados del ámbito humanitario para complementar los esfuerzos de recuperación con el fortalecimiento de la resiliencia.
Gracias a las contribuciones recibidas en el marco de la FIDA11, 57 millones de personas mejoraron su seguridad alimentaria y 62 millones aumentaron su producción.
Producir alimentos de manera sostenible y en el entorno local aumenta la seguridad alimentaria y reduce la exposición de las personas a las perturbaciones de las cadenas mundiales de suministro.
Más de un 90 % de los proyectos nuevos incluyen actividades para ayudar a las personas a adaptarse al cambio climático.
En 2021, gracias a los proyectos patrocinados por el FIDA, 600 000 hectáreas de tierras agrícolas ahora cuentan con mejor infraestructura hídrica, y se están aplicando prácticas resilientes al clima en 1,8 millones de hectáreas.
Si las mujeres de todo el mundo tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres, podrían aumentar hasta un tercio su rendimiento agrícola.
A su vez, esto reduciría un 17 % el número de personas que pasan hambre.
Es por eso que el FIDA incluye la perspectiva de género en todo su trabajo.
Hay 1 200 millones de jóvenes en el mundo, de los cuales la mitad vive en las zonas rurales.
Los proyectos patrocinados por el FIDA ayudan a los jóvenes a acceder a los recursos que necesitan para ser productivos y tener un efecto positivo en sus comunidades.
Los centros agroempresariales promovidos por el Fondo atraen a los jóvenes de las zonas rurales al sector agrícola, lo que garantiza el crecimiento dinámico de la economía rural en el futuro.