El riesgo y la incertidumbre son inherentes a la agricultura. Las fuentes de riesgo más comunes son las condiciones meteorológicas, el clima, las enfermedades, los desastres naturales y las perturbaciones del mercado y el medio ambiente. Otros riesgos están relacionados con la logística, la infraestructura, las políticas públicas, la situación política y las instituciones. Algunos riesgos han empeorado en los últimos años debido al cambio climático y a la volatilidad del precio de los alimentos.

Los medios de vida de los pequeños agricultores son especialmente vulnerables, ya que los agricultores pueden tener dificultades para evaluar y gestionar el riesgo y no se benefician de las oportunidades de inversión que permitirían mejorar sus negocios agrícolas y fortalecer la resiliencia de los hogares.

La Gestión de Riesgos Agrícolas (ARM) es un enfoque innovador para mejorar la resiliencia de los hogares rurales vulnerables y potenciar la financiación y las inversiones. La ARM permite que los agricultores y las empresas sean proactivos y aumenten su capacidad para evaluar y enfrentarse a los riesgos, prepararse para ellos, asimilarlos y adaptarse a ellos.