Descubre por qué las mujeres rurales son la mejor inversión

Mujeres + inversión = beneficios exponenciales
Invertir en las mujeres es la manera más segura de lograr la prosperidad y un mundo sin hambre.
Cerrar la brecha de género en la agricultura sacaría a 45 millones de personas de la inseguridad alimentaria.
Cuando las mujeres del medio rural están empoderadas, lo están también sus familias y comunidades.
Por esto, el FIDA invierte en las mujeres y porque más de la mitad de los participantes en nuestros proyectos son mujeres.
Son la inversión más inteligente para lograr un futuro sostenible.




Insaf Refai huyó de Siria en 2012, cuando el país estaba asediado por la guerra. Llegó a Jordania con sus cuatro hijos y sin medios para ganarse la vida.

Con los 1 400 USD recibidos en el marco del proyecto SIGHT, Insaf apostó por su mayor activo: la costura.

Actualmente es propietaria de un taller y tiene a su cargo un empleado a tiempo completo y varios trabajadores autónomos.
Sus ganancias se han quintuplicado desde que recibió la donación.




Edinah Musowe, madre soltera de Zambia, tiene 24 familiares a su cargo.
Cuando estalló la pandemia de la COVID-19, la situación empeoró porque nadie podía comprar las cabras que ella criaba.

Con dos pollos adquiridos en el marco del proyecto
E-SLIP, Edinah diversificó su producción y puso en marcha una pequeña explotación de pollos.

Actualmente la explotación creció y cuenta con 26 pollos, dos pavos y una pareja de cabras.
Lo mejor de todo es que sus 10 nietos pueden ir a la escuela y toda su familia tiene lo suficiente para comer y prosperar.




Con escasas oportunidades económicas, Sajeda Begum dependía de su marido para sobrevivir.
Hasta que ella y siete amigas del norte de Bangladesh apostaron por cultivar un producto que era nuevo en su región: los tulipanes.

Sajeda y sus amigas recibieron 40 000 bulbos de tulipán en el marco del proyecto RMTP.

Su explotación de tulipanes ha quintuplicado su tamaño y dan trabajo a 18 agricultoras.
Han ganado 9 000 USD con la venta de las flores, mientras que 100 familias locales ofrecen servicios de hostelería para los turistas que llegan y se quedan asombrados ante los campos de coloridos tulipanes en las laderas del Himalaya.




Cuando los padres de Beatrice Arthur murieron, ella se vio obligada a abandonar la escuela en Ghana.
Debido a su discapacidad, le resultaba difícil desplazarse. Hacía trabajos esporádicos, pero apenas ganaba lo suficiente para sobrevivir.

Beatrice hizo un curso de elaboración de jabón y recibió una inversión de 300 USD en el marco del proyecto REP.

Desde entonces ha establecido una fábrica de jabón en la que trabajan 15 empleados y que genera unas ganancias de 120 USD mensuales.
Beatrice formó a otras 40 personas que luego iniciaron su propia actividad de elaboración de jabón.




Como líder de la Asociación de Mujeres Indígenas Cultivadoras de Café en el Perú, Celmira Huamán Rodríguez no lograba encontrar una solución para el aumento de los precios de los fertilizantes.

La Asociación recibió formación y herramientas de Avanzar Rural para obtener compost de buena calidad a partir de las cascarillas de café.

Actualmente producen suficiente fertilizante orgánico para 45 hectáreas de plantación de café.
Esto reduce las emisiones de metano derivadas de la podredumbre de los residuos, mejoran el suelo y reduce la necesidad de utilizar fertilizantes químicos.

Pueden vivir en lugares opuestos del mundo, pero estas cinco mujeres tienen una cosa en común.
Son la prueba viviente de que invertir en las mujeres es la mejor inversión en nuestro futuro.
