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Cuatro mujeres con velo se apoyan contra la pared y sonríen para la cámara en Tanzania

Las mujeres de las zonas rurales 

 82 céntimos
es lo que las mujeres ganan en la agricultura por cada dólar que ganan los hombres
50%
de las personas beneficiarias de los proyectos del FIDA son mujeres
70%
de las personas que recibieron capacitación del FIDA en actividades generadoras de ingresos fueron mujeres 
©FIDA/Imani Nsamila
La desigualdad de género es uno de los mayores obstáculos para el desarrollo sostenible. Si no damos respuesta a sus causas profundas, no podremos acabar con el hambre y la pobreza en el mundo. 

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El contexto 

Las mujeres que viven en las zonas rurales desempeñan un papel fundamental en la agricultura y las economías rurales de todo el mundo, ya que representan el 38 % de la mano de obra agrícola. 

No obstante, sus funciones y su potencial son impedidos por las desigualdades de género. Existen normas sociales, marcos jurídicos e instituciones que son discriminatorios con las mujeres y limitan sus derechos, autonomía, oportunidades y bienestar. Esta situación no solo afecta a su bienestar y empoderamiento económico, sino también a la resiliencia de los sistemas alimentarios. 

Aunque se han logrado importantes avances en los últimos decenios, las mujeres siguen teniendo menos acceso que los hombres a recursos como la tierra, la financiación y la educación o a insumos agrícolas esenciales. 

Por término medio, las mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres a realizar el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. La carga para las mujeres que viven en las zonas rurales es aún mayor, ya que carecen de acceso a utensilios y tecnologías que les ayuden a ahorrar tiempo. 

Las mujeres también están menos representadas en las organizaciones e instituciones rurales, tanto a en el ámbito local como nacional, y por tanto quedan al margen de los procesos de toma de decisiones. En sus hogares tampoco suelen tener voz para decidir sobre los asuntos financieros y empresariales, por ejemplo, cómo gastar el dinero que ganan. 

Las crisis, ya sean a raíz de los conflictos o derivadas del cambio climático, afectan más a las mujeres y a las niñas de las zonas rurales. Las disparidades de género dificultan su capacidad de resiliencia y adaptación. Además, la brecha de género en lo que respecta a la inseguridad alimentaria entre hombres y mujeres ha aumentado en los últimos años, pasando de 1,7 puntos porcentuales en 2019 a 4,3 puntos porcentuales en 2021. 

Las oportunidades 

 

Empoderar a las mujeres y las niñas de las zonas rurales y capacitarlas para que puedan tomar decisiones estratégicas sobre su propia vida es el camino más seguro hacia la igualdad de género y hacia unas economías rurales sostenibles, resilientes e inclusivas que puedan erradicar la pobreza y el hambre. 

El simple hecho de cerrar la brecha de género en la productividad agrícola y la brecha salarial en los empleos de los sistemas alimentarios aumentaría el producto interno bruto mundial en casi 1 billón de dólares. 

A través de nuestros proyectos, hemos constatado que al prestar asistencia a las mujeres no solo se benefician ellas, sino que también se mejoran de manera significativa los ingresos, las dietas, la seguridad alimentaria y la resiliencia de sus hogares y comunidades. 

Al incorporar la perspectiva de género en toda nuestra labor, podemos crear un futuro equitativo, en el que las mujeres de las zonas rurales puedan prosperar, liderar el cambio y fomentar el desarrollo y la resiliencia de sus comunidades. La igualdad no es solo un imperativo moral; también es una manera estratégica de fomentar la estabilidad y la prosperidad a escala mundial. 

Qué hace el FIDA

  • El Marco Estratégico del FIDA, así como su Política de Focalización, su Política de Género y su Plan de Acción de Género, son los principales marcos de referencia para promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en nuestra labor. 

  • Más de la mitad de las personas que participan en los proyectos del FIDA son mujeres. Nuestras iniciativas se diseñan con vistas a abordar las necesidades y prioridades específicas de los distintos grupos de personas a los que prestamos asistencia. 

  • Nuestras iniciativas facilitan a las mujeres de las zonas rurales actividades de formación, conocimientos financieros y técnicos, acceso a los mercados, financiación rural y oportunidades de empleo digno. 

  • Nuestros proyectos aumentan la producción y la productividad agrícolas de las mujeres. Por ejemplo, en el marco de un proyecto apoyado por el FIDA en Türkiye, se brindó formación a 24 000 mujeres para fomentar su independencia económica al tiempo que se contribuyó a la sostenibilidad medioambiental.  

  • Identificamos y combatimos los sistemas, prácticas y comportamientos discriminatorios que perpetúan la desigualdad de género. Utilizando metodologías basadas en los hogares, intentamos que en nuestros proyectos participen tanto hombres como mujeres para lograr cambios positivos en los medios de vida, la independencia y el bienestar de las mujeres. 

  • Los proyectos del FIDA buscan satisfacer las necesidades de grupos específicos de mujeres que pueden ser especialmente vulnerables a la pobreza y la inseguridad alimentaria, como las mujeres con discapacidad y las mujeres Indígenas. 

  • Realizamos un seguimiento sistemático de la participación, el empoderamiento y los resultados de las mujeres utilizando herramientas como el Mecanismo para la Transformación en materia de Género

Canta por las Mujeres Rurales

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Expertos

Loise Maina

Lead Technical Specialist, Gender and Social Inclusion

[email protected]
Petra Järvinen

Technical Analyst, Gender and Social Inclusion

[email protected] Ver biografía
Silvia Sperandini

Gender, Targeting and Social Inclusion Specialist - Gender Team

[email protected] Ver biografía
Beatrice Gerli

Gender, Targeting and Social Inclusion Specialist

[email protected] Ver biografía

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