En pocas palabras, el FIDA se centra en invertir en la población rural, para lo cual se encarga de financiar programas, evaluar los resultados obtenidos, fomentar las innovaciones y trabajar con las propias comunidades rurales.
Descubra cuáles son nuestras principales áreas de trabajo, que van desde el fomento de la resiliencia hasta el empoderamiento de la población rural y la protección del medio ambiente.
Cinco formas en que el FIDA contribuye a reducir la pobreza rural en la era del cambio climático
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El primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible consiste en poner fin a la pobreza de aquí a 2030.
A día de hoy, siete años después de que se acordaran estos objetivos y tras una pandemia mundial, numerosos conflictos y crisis económicas, la consecución de un mundo sin pobreza parece una utopía. El Banco Mundial estima que, para finales de 2022, 685 millones de personas podrían seguir viviendo en situación de pobreza extrema.
Gran parte de esa pobreza se concentra en las zonas rurales de los países en desarrollo donde el FIDA trabaja. A lo largo de los años, el Fondo ha ido dando voz a las personas de las zonas rurales, además de integrarlas en las cadenas de valor para que puedan obtener ingresos y ahorrar y, al mismo tiempo, producir alimentos para la población mundial y conservar el entorno natural.
A continuación se explican cinco formas en las que el FIDA contribuye a reducir la pobreza rural:
1. Transformar la producción y el consumo de los alimentos
Es posible que todas las personas tengan una alimentación nutritiva, sin descuidar por ello el entorno natural, y muchos productores en pequeña escala van a la vanguardia. Gracias al apoyo del FIDA, están aportando productos de alta calidad, obteniendo mejores ingresos y facilitando que sus clientes mantengan dietas diversas y saludables.
Las mujeres senegalesas están restaurando los manglares, al tiempo que dirigen negocios rentables como el cultivo de ostras o la apicultura. Están demostrando que la buena salud de las economías locales va ligada a la prosperidad de los ecosistemas.
Lucha contra el cambio climático en el Senegal: salvando los bosques de manglares del país.
En Guatemala, los agricultores en pequeña escala suministran verduras a las escuelas, donde se convierten en deliciosas comidas. Este acuerdo beneficia a todas las partes interesadas: los niños consumen alimentos más nutritivos, al tiempo que los agricultores ganan un salario decente y trabajan con clientes fiables.
Tras horas de intensa preparación, los paquetes de productos frescos locales están listos para que las familias de estudiantes pasen a recogerlos.
2. Poner a las poblaciones rurales en el centro de la acción por el clima
A pesar de ser las menos responsables del cambio climático, las personas del medio rural son quienes se ven más afectadas por sus efectos. Por eso, el FIDA las coloca en primera línea de las soluciones para el clima.
En Bangladesh, los sistemas de alerta temprana predicen las inundaciones repentinas y advierten a los agricultores y pescadores con la suficiente antelación para que puedan proteger sus cultivos y explotaciones pesqueras.
En Georgia, donde los fuertes vientos están convirtiendo los lustrosos campos en desiertos, los campesinos están plantando árboles para proteger los cultivos y el ganado del viento y el suelo de la erosión y, al mismo, preservar sus ingresos. De este modo, hasta están ahorrando en plaguicidas, ya que el aumento de la diversidad en sus campos mantiene las plagas bajo control.
3. Influir en los debates e iniciativas mundiales
La investigación y las plataformas del FIDA están dando forma al diálogo mundial, mostrando el camino a seguir para lograr comunidades rurales prósperas y transformando los sistemas alimentarios para que sirvan a todas las personas.
El sorgo y el pie de gallo son granos de alto rendimiento que crecen bien en condiciones áridas y semiáridas, por lo que son el cultivo perfecto para muchos agricultores en pequeña escala. En 2021, gracias a la Investigación Agrícola para el Desarrollo, se desarrollaron cinco variedades de sorgo para su cultivo y comercialización por parte de 40 000 agricultores de Kenya y la República Unida de Tanzanía.
El FIDA da prioridad a las personas más vulnerables, aisladas y marginadas. Cuando cuentan con un acceso seguro a la tierra y a una financiación asequible, los productores en pequeña escala pueden invertir en sus futuros y huir de la pobreza.
Las organizaciones de campesinos aúnan a los productores rurales para abogar por sus medios de vida colectivos y crear relaciones ventajosas con otras empresas.
Mediante la colaboración con los bancos para acceder a financiación y pólizas de seguros, las cooperativas de ahorro y crédito de mujeres en el Sudán están ampliando sus negocios y aumentando sus ingresos, al tiempo que desafían los papeles asignados tradicionalmente en función del género.
5. Dirigir las inversiones hacia el futuro rural
Invertir en las personas rurales equivale a invertir en el futuro. El FIDA ha tomado la iniciativa para garantizar que las personas más pobres del medio rural accedan a la financiación y se beneficien de ella.
A través del ASAP+, se destinan un total de USD 500 millones en financiación para el clima a las poblaciones rurales que más lo necesitan, mientras que el Fondo de Apoyo a los Pueblos Indígenas (IPAF) financia a los pueblos indígenas para que apliquen soluciones innovadoras a los desafíos que afrontan.
El FIDA colabora con los Gobiernos y el sector privado para generar oportunidades y perspectivas económicas prósperas para los jóvenes del medio rural, incluido el Fondo Yield de Uganda, que contribuye al crecimiento de las pequeñas y medianas empresas agrícolas.
Incluso en el contexto del cambio climático y el aumento en los precios de los alimentos, la pobreza no debería ser inevitable. La larga trayectoria del FIDA trabajando con las poblaciones rurales demuestra que es posible impulsar economías rurales prósperas que permitan erradicar la pobreza de una vez por todas. Es hora de poner todo nuestro empeño en lograr un futuro sin pobreza.