La agricultura es especialmente vulnerable al cambio climático, además de contribuir de forma notable a las emisiones de gases de efecto invernadero. También está en una posición idónea para combatir el cambio climático y, al mismo tiempo, reducir la pobreza y aumentar la seguridad alimentaria.
La Labor Conjunta de Koronivia sobre la Agricultura (KJWA) ha reconocido la función fundamental desempeñada por el sector, como también lo han hecho numerosos países en sus contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN).
La creación de la KJWA constituye un avance importante en las negociaciones en materia de agricultura celebradas junto con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), y pone de relieve la importancia de la agricultura y la seguridad alimentaria en la agenda contra el cambio climático.
George Wamukoya es el asesor de Kenya en materia de cuestiones climáticas y ha participado en las negociaciones relativas a la agricultura celebradas en la COP25 en relación con la KJWA.
En su intervención en un evento celebrado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y la Comisión Europea en el marco de la COP25, en Madrid, explicó que la KJWA era la única plataforma de la Conferencia en la que se podían debatir todas las cuestiones ligadas a la agricultura y el cambio climático.
“En la actualidad, la KJWA aúna los aspectos científicos y tecnológicos con aquellos ligados a los medios de ejecución, como la creación de capacidad, las finanzas y la tecnología”, explicó Wamukoya.
En cuanto a las negociaciones celebradas aquí en Madrid, el asesor de Kenya en materia de cuestiones climáticas aclaró que la agricultura siempre entrañaba una gran complejidad.
“Nos hemos puesto de acuerdo en una hoja de ruta. Esto implica que, durante el período de sesiones, organizaremos talleres sobre la mejora en el uso de los nutrientes y la gestión del estiércol. Hoy hemos anunciado que vamos a analizar nuestras acciones. Compartiremos los efectos directos de los métodos y enfoques para evaluar la adaptación, así como de la mejora en la fertilidad del suelo, a fin de extraer conclusiones fundamentales para que los países actualicen sus CDN”.
La CMNUCC está entrando en un período fundamental para la agricultura, pues se acerca la fecha límite de 2020 para que los países preparen sus CDN.
“Mientras tanto, la KJWA seguirá generando productos que sean de utilidad para los procesos nacionales. Esto será esencial de aquí a 2020, pues los conocimientos obtenidos en los talleres que se organicen durante el período de sesiones ayudarán a los países a diseñar sus estrategias a largo plazo y a actualizar sus CDN en materia de agricultura. También contribuiremos a otros procesos para asegurar que se empleen los indicadores adecuados a la hora de realizar el Balance Mundial”.
Wamukoya destacó que, si bien la KJWA trabajaba en el plano internacional, sus repercusiones eran locales.
“Debemos comprender que, aunque la KJWA trabaje en el ámbito de las políticas internacionales, es capaz de desbloquear e impulsar más debates en el sector agrícola. A su vez, esos debates pueden abrirse a las comunidades locales”.
Al incorporar las cuestiones agrícolas en los procesos de la CMNUCC, la KJWA puede impulsar la transformación de los sistemas agrícolas y alimentarios, así como abordar las sinergias y compensaciones entre la adaptación, la mitigación y la productividad agrícola.