Explicativo | 17 abril 2025

Más fuertes ante la incertidumbre gracias a los seguros agropecuarios

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En todo el mundo hay 1 000 millones de personas que viven en contextos de fragilidad, y muchas otras son vulnerables a riesgos como las enfermedades, los conflictos y los cambios en las condiciones meteorológicas. Los pequeños productores, en especial en los países de ingreso bajo y mediano, suelen carecer de las herramientas necesarias para restablecer sus vidas y sus medios de subsistencia cuando se producen estas perturbaciones.  

Los seguros son fundamentales para aumentar la resiliencia en un mundo donde impera la incertidumbre y que cambia con rapidez. Ahora bien, ¿cómo funcionan en el sector agropecuario?  

¿Por qué los pequeños productores necesitan seguros agropecuarios?

La actividad agrícola y ganadera puede suponer riesgos. Una sequía o una tormenta inoportuna en un determinado momento del año, las plagas de insectos, los cambios en la demanda de los consumidores o incluso los acontecimientos mundiales que afectan al precio de insumos esenciales como el combustible y los fertilizantes pueden ser determinantes para una explotación. 

Además, el margen de error de muchos pequeños productores de países de ingreso bajo y mediano es escaso. Una mala cosecha puede suponer un duro revés para sus finanzas, y podrían tardar años en recuperarse. Muchos se ven obligados a liquidar activos esenciales, como tierras o equipamiento agrícola, para enfrentar la situación, lo que dificulta el restablecimiento de sus actividades. Es posible que la única opción que consideren que les queda sea sacar a sus hijos de la escuela, poner otras necesidades por encima de la alimentación de su familia o abandonar el sector agropecuario en busca de trabajo en las ciudades o en otros países. 

Suscribir un seguro para productos agrícolas y ganaderos les permite mitigar estos riesgos. En caso de desastre, pueden utilizar la indemnización del seguro para restablecer su actividad sin tener que malvender los activos esenciales. 

Un ejemplo de esto son James y Onesta, una pareja de Zambia que con mucho esfuerzo pasaron de tener 2 a tener 15 cabezas de ganado. Cuando la sequía devastó sus cultivos dejaron de poder producir forraje para los animales. Luego, la pandemia de COVID-19 hizo que el precio del pienso estuviera fuera de su alcance.  

James y Onesta con dos de sus siete hijos. Gracias al seguro que suscribieron en el marco del Programa Reforzado de Inversión Ganadera en Pequeñas Explotaciones (E-SLIP), han podido seguir dedicándose a la ganadería. © IFAD/Enoch Kavindele Jr

Sin embargo, gracias al plan de seguro pecuario al que se habían suscrito en el marco del programa E-SLIP ―al que el FIDA concedió una financiación en condiciones muy favorables por valor de 22,96 millones de dólares de los Estados Unidos y que fue cofinanciado por el Fondo OPEP para el Desarrollo Internacional y el Gobierno de Zambia―, la pareja dispuso de fondos para comprar pienso incluso cuando los precios se dispararon. 

Los seguros agropecuarios pueden romper el círculo vicioso de crisis, deuda y pobreza que a menudo oprime a los habitantes de las zonas rurales. Contribuyen a la productividad agrícola, refuerzan la seguridad alimentaria, evitan que los productores rurales asuman riesgos que no serían capaces de afrontar y estabilizan las economías rurales. 

El seguro parece una solución lógica. Sin embargo, para los agricultores de países de renta baja y media, adquirir un seguro de este tipo suele ser una tarea desalentadora. 

¿Por qué los pequeños agricultores tienen dificultades para acceder a los seguros?

Muchos simplemente desconocen los planes de seguro que existen y sus ventajas. No suelen tener claro cómo funcionan los seguros agropecuarios, sobre todo en lugares donde los servicios bancarios formales no están muy extendidos. A veces el seguro es demasiado caro para sus ingresos, el proceso de suscripción y tramitación de reclamaciones es complejo y tienen que incurrir en gastos adicionales, como el transporte, para llegar a la siguiente ciudad y reunirse con un agente. Por último, es posible que el seguro al que tienen acceso no se adapte a sus necesidades. 

Por otra parte, las compañías de seguros también tienen dificultades para llegar hasta los clientes de las zonas rurales, sobre todo las que están alejadas. Establecer servicios de seguros agropecuarios es costoso, a lo que se suman los elevados costes operacionales, y las primas bajas y los considerables costos de distribución pueden limitar la rentabilidad. Ofrecer seguros que satisfagan a clientes y proveedores sin contar con respaldo gubernamental puede resultar difícil. 

No obstante, la experiencia del FIDA, que ha cooperado con Gobiernos, asociados del sector privado y la población rural, ha demostrado que ninguno de estos obstáculos es insuperable. 

¿Cómo el FIDA facilita el acceso a los seguros?

El FIDA, a través de su programa Seguros para el Fomento de la Resiliencia y el Desarrollo Económico de las Zonas Rurales (INSURED), para cuya fase inicial de 2018 a 2023 la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Asdi) contribuyó con 6 millones de dólares, colabora con Gobiernos y otros asociados para diseñar y prestar seguros contra riesgos agropecuarios y climáticos adaptados a los pequeños productores rurales. El programa integra los seguros en proyectos respaldados por el FIDA en 13 países, y los combina con otros productos financieros y de otra índole, que van desde la banca móvil hasta los servicios de pronóstico del tiempo.  

Victoria, una agricultora en pequeña escala de Kenya, recorre su plantación de sorgo con una gran sonrisa. Es una de los más de 10 000 agricultores beneficiarios del Programa de Mejora de la Producción de Cereales en Kenya – Modalidad de Fomento de Medios de Vida Agrícolas Resistentes al Cambio Climático (KCEP-CRAL). © IFAD/Edward Echwalu

Durante la primera fase de INSURED, unas 630 000 personas del medio rural accedieron a planes piloto de seguros agropecuarios en Guatemala, Kenya, Uganda y Zambia. Para 73 000 familias, el seguro fue todo un hito: cuando se produjo la catástrofe, pudieron recibir indemnizaciones que, en conjunto, sumaron unos 3 millones de dólares, lo que les brindó una red de protección para superar los momentos difíciles. 

En Kenya, el FIDA se asoció con el Gobierno y la Unión Europea para cofinanciar el programa KCEP-CRAL, y aportó 71,78 millones de dólares en condiciones muy favorables. La colaboración entre INSURED y el programa KCEP-CRAL dio pie a que los proveedores locales de seguros pusieran a prueba una póliza de seguros basada en índices de rendimiento por zonas, en la que los agricultores pagan una prima para recibir indemnización en caso de que la producción caiga por debajo de un determinado nivel en su zona agroecológica. También se ofrecieron vales electrónicos a los agricultores en el marco del programa KCEP-CRAL, que podían utilizar para comprar insumos agrícolas subvencionados, contratar servicios y adquirir tecnología para aumentar su producción y reducir la pérdida de cosechas. 

Para agricultores como Fatuma, la indemnización recibida mitigó el impacto que tuvo la sequía que hubo de 2020 a 2023 en el Cuerno de África. Cuando la empresa de tecnología aplicada a los seguros Pula Advisors facilitó reembolsos a 400 de los 11 500 agricultores kenianos que recibieron indemnizaciones en un acto oficial de entrega celebrado en 2022, Fatuma dijo sentirse aliviada. “Estoy muy contenta por la indemnización”, declaró. 

Un agente de Pula Advisors, una empresa del sector tecnológico en el ámbito de los seguros con sede en África, que trabaja en el terreno anota los datos recabados en una explotación de Kenya. © IFAD/Isaiah Muthui

¿Qué rumbo seguirán los seguros agropecuarios en el FIDA?

Tras los buenos resultados de los planes de seguros piloto, ahora el FIDA está desarrollando soluciones integradas y sostenibles en el marco de estrategias de desarrollo rural más amplias. En la siguiente fase de INSURED, se colaborará con los Gobiernos para diseñar planes de mitigación de riesgos que satisfagan las necesidades de la población rural mediante la combinación de seguros, asesoramiento y servicios agrícolas climáticamente inteligentes. 

La visión del FIDA es la de un mundo en el que todos los pequeños productores tienen acceso a seguros agropecuarios integrados en los sistemas, las políticas y los marcos de financiación, consagrándose como un elemento central de la resiliencia rural. 

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