Al pensar en medidas climáticas, la gente suele identificarlas con la mitigación. Medidas como la reducción de las emisiones, la transición a energías limpias y la captura de carbono frenan la crisis climática y contribuyen a evitar las situaciones más pesimistas. Actualmente, la mayoría de los fondos para el clima se destinan a iniciativas de mitigación.
Sin embargo, la mitigación no ofrece soluciones a los efectos climáticos tangibles y destructivos que ya se están produciendo en todo el mundo. Para las comunidades rurales, cuyos medios de vida se están viendo afectados por la crisis climática, las medidas de respuesta y adaptación al cambio climático son de igual modo decisivas y urgentes.
Desde 2012, el emblemático fondo del FIDA para la financiación climática ha servido para tender puentes.
El Programa de Adaptación para la Agricultura en Pequeña Escala (ASAP) ha invertido en proyectos de adaptación al clima en más de 40 países de todo el mundo, que han contribuido a aumentar la resiliencia al clima de casi 7 millones de pequeños productores y a aplicar prácticas sostenibles en 1,6 millones de hectáreas de tierras.
Mediante mecanismos de financiación innovadores y un enfoque inclusivo e intersectorial, el ASAP ha permitido proporcionar un salvavidas a las comunidades rurales. A continuación exponemos algunas de las enseñanzas fundamentales extraídas de nuestra experiencia en la adaptación al cambio climático en todo el mundo.