Explicativo | 21 noviembre 2024

Seis enseñanzas extraídas a lo largo de 10 años trabajando en la adaptación al cambio climático

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Al pensar en medidas climáticas, la gente suele identificarlas con la mitigación. Medidas como la reducción de las emisiones, la transición a energías limpias y la captura de carbono frenan la crisis climática y contribuyen a evitar las situaciones más pesimistas. Actualmente, la mayoría de los fondos para el clima se destinan a iniciativas de mitigación.  

Sin embargo, la mitigación no ofrece soluciones a los efectos climáticos tangibles y destructivos que ya se están produciendo en todo el mundo. Para las comunidades rurales, cuyos medios de vida se están viendo afectados por la crisis climática, las medidas de respuesta y adaptación al cambio climático son de igual modo decisivas y urgentes. 

Desde 2012, el emblemático fondo del FIDA para la financiación climática ha servido para tender puentes.  

El Programa de Adaptación para la Agricultura en Pequeña Escala (ASAP) ha invertido en proyectos de adaptación al clima en más de 40 países de todo el mundo, que han contribuido a aumentar la resiliencia al clima de casi 7 millones de pequeños productores y a aplicar prácticas sostenibles en 1,6 millones de hectáreas de tierras. 

Mediante mecanismos de financiación innovadores y un enfoque inclusivo e intersectorial, el ASAP ha permitido proporcionar un salvavidas a las comunidades rurales. A continuación exponemos algunas de las enseñanzas fundamentales extraídas de nuestra experiencia en la adaptación al cambio climático en todo el mundo. 

1. Aprovechar la financiación existente

A pesar de las devastadoras consecuencias y los elevados costos que tiene el cambio climático para los pequeños productores, en la actualidad solo reciben el 0,8 % del volumen de financiación para el clima disponible. 

Por suerte, impulsar la adaptación climática en las comunidades rurales no tiene por qué implicar empezar desde cero. El ASAP ha demostrado que potenciando las inversiones que ya se están realizando puede aumentarse la resiliencia al clima a gran escala y maximizarse el impacto. 

Por ejemplo, el ASAP destinó 11 millones de dólares de los Estados Unidos al Programa de Desarrollo Participativo del Riego en Pequeña Escala - Fase II (PASDIP-II), ejecutado en Etiopía, lo que permitió mejorar las prácticas climáticamente inteligentes y movilizar financiación disponible por valor de más de 100 millones de dólares. En el marco del programa PASDIP-II, se acondicionaron más de 18 000 hectáreas de tierra para el cultivo de regadío y se realizaron actividades de conservación en más de 70 000 hectáreas de cuencas hidrográficas, con lo que se alcanzó el 106 % de su objetivo de resiliencia climática. 

2. Facilitar previsiones fiables y accesibles

Muchas comunidades rurales siguen sin poder acceder a datos meteorológicos precisos. Sin embargo, esta información es crucial para que los pequeños productores puedan adaptarse a los cambios en las condiciones meteorológicas y prepararse ante los fenómenos meteorológicos extremos.  

En colaboración con el Departamento de Meteorología de Kenya, el Programa de Mejora de la Producción de Cereales en Kenya – Modalidad de Fomento de Medios de Vida Agrícolas resilientes al Cambio Climático (KCEP-CRAL) amplió los servicios de información sobre el clima prestados a los habitantes de las zonas áridas y semiáridas. Ahora los pluviómetros y los observadores meteorológicos voluntarios contribuyen a que reciban previsiones meteorológicas precisas oportunamente.  

Asimismo, por fin se ha facilitado el acceso a esta información a través de SMS, WhatsApp y comunicaciones de radio. Los pequeños productores de Kenya al fin reciben la información que necesitan para desempeñar su actividad en un mundo en constante evolución. 

Los productores de las zonas áridas y semiáridas del país ya pueden recibir avisos meteorológicos por teléfono móvil. © IFAD/Isaiah Muthui

3. La igualdad de género, un aspecto central

El ASAP ha ayudado a casi tres millones de mujeres a hacer frente a los efectos del cambio climático. Nuestra experiencia nos ha enseñado que cuando las mujeres participan en la toma de decisiones, tanto la adaptación climática como la igualdad de género se benefician de ello. 

En el Chad, el Proyecto de Mejora de la Resiliencia de los Sistemas Agrícolas (PARSAT) integró las consideraciones de género en su política nacional sobre el clima utilizando el Sistema de Aprendizaje Activo de Género (GALS). Este sistema, que se aplica a todos los proyectos abarcados por la ampliación del ASAP (ASAP+), promueve la igualdad de género desde la base a través de talleres, formación y otros mecanismos. 

El Proyecto de Mejora de la Resiliencia de los Sistemas Agrícola en el Chad no solo cumplió su objetivo en lo que respecta a la representación femenina, sino que lo superó en más de un 42 %, y todas las participantes informaron de que su capacidad de decisión había aumentado. 

4. Impulsar la colaboración con el sector privado

A menudo el sector privado se ha mostrado reacio a invertir en la agricultura en pequeña escala debido a la percepción de alto riesgo asociado a ella. El ASAP ha puesto de manifiesto que cuando los riesgos se comunican claramente y se mitigan, esta reticencia puede tornarse en entusiasmo.  

Por ejemplo, en el marco del Programa de Desarrollo de la Agricultura Familiar (ProDAF) en el Níger se forjaron asociaciones con bancos e instituciones de microcrédito para impulsar la adaptación al clima. El establecimiento de un mecanismo de participación en la financiación de los gastos favoreció las inversiones privadas en la implantación de servicios veterinarios y sistemas de riego a pequeña escala. 

Esta reducción del riesgo resultó fundamental para aumentar la resiliencia al clima e impulsar la economía local. La productividad agrícola aumentó un 338 % y se prevé que los ingresos se tripliquen con creces en cinco años.  

En el Níger, las inversiones del Programa de Desarrollo de la Agricultura Familiar en sistemas de riego a pequeña escala han permitido a los agricultores hacer frente a la desertificación © IFAD, FAO, WFP (RBA)/Barbara Gravelli

5. Aprovechar los conocimientos de los Pueblos Indígenas

Los Pueblos Indígenas de nuestro planeta poseen amplios conocimientos del entorno natural que los rodea. Gracias al ASAP ha quedado demostrado que reconocer y aprovechar estos conocimientos puede impulsar tanto la adaptación climática como la resiliencia de estos pueblos.  

Por ejemplo, los Pueblos Indígenas de Kalimantan (Indonesia) ayudaron a diseñar el Proyecto de Gestión Basada en los Resultados para una Transformación Rural (RESOLVE). Sus prácticas centenarias de gestión de cuencas y bosques se aplicaron en el establecimiento de un sistema de energía hidroeléctrica en pequeña escala.  

Ahora las generaciones futuras tienen garantizado el suministro de agua en la zona y los Pueblos Indígenas disponen de una fuente de energía limpia y renovable. Además, como la nueva fuente de energía impulsa la actividad comercial agrícola en pequeña escala, la resiliencia económica de las comunidades locales también se ve favorecida. 

6. Dejar las riendas a la población rural

El FIDA siempre sitúa a la población rural en el centro de su labor. Por eso, a la hora de planificar las actividades de adaptación al clima, el ASAP se ha centrado en mecanismos y metodologías que promueven la participación de las comunidades locales. 

En el marco del Proyecto de Mejora de la Infraestructura y los Medios de Vida en las Haor (HILIP), se alentó a la población rural de Bangladesh a desempeñar un papel destacado en las actividades de adaptación al clima. Casi 60 000 habitantes de la cuenca de las haor recibieron formación en prácticas climáticamente inteligentes, como la acuicultura y la silvicultura. 

Con las comunidades rurales a cargo de la gestión de los riesgos climáticos, las pérdidas de cosechas y los daños a las infraestructuras se redujeron considerablemente.  

Los pequeños productores de la cuenca se dedican ahora a la acuicultura. © © IFAD/GMB Akash

Estas son solo algunas de las enseñanzas que hemos extraído a lo largo de 10 años trabajando en el ámbito de la adaptación al cambio climático. Consulte nuestra última publicación sobre el ASAP y conozca más deta

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