Explicativo | 15 octubre 2024

Todas las personas tienen derecho a la alimentación. Las explotaciones agrícolas en pequeña escala pueden hacer realidad este derecho.

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El derecho a la alimentación está consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Es la tercera necesidad más básica de los seres humanos después del aire y el agua. Sin embargo, 757 millones de personas siguen padeciendo hambre. 

Las pequeñas explotaciones agrícolas cultivan más de un tercio de los alimentos del mundo. Es más, producen alimentos más diversos que las explotaciones más grandes. Con el apoyo adecuado, pueden alimentar a sus comunidades sin depender de los insumos importados, que suelen ser caros e impredecibles, ni de los mercados internacionales. 

Semillas de poder

Los agricultores en pequeña escala saben qué insumos funcionan mejor en sus tierras. Elsie recoge semillas de las plantas nutritivas que florecen en su huerta en las Islas Salomón y las lleva al centro comunitario de germoplasma establecido por el Mecanismo de Estímulo Agrícola y Rural para las Islas del Pacífico. Actualmente, los agricultores ya no deben depender de las caras semillas importadas. En su lugar, tienen una reserva de riqueza local genéticamente diversa que reportará beneficios por generaciones. 

Boiman, un agricultor de cacao de Indonesia, mezcla materia orgánica con el hongo Trichoderma. En un mes, esta mezcla, elaborada con el apoyo de la Iniciativa de Ampliación de Escala del Programa de Potenciación Rural y Desarrollo Agrícola, se transformará en un nutritivo fertilizante orgánico. Los árboles y el arrozal que cultiva están exuberantes y son más productivos. Pero lo importante es que ya no le afecta la fluctuación de los precios internacionales de los fertilizantes, porque su fertilizante hecho en casa es mejor para sus cultivos y para el suelo y bueno para su bolsillo

Mejor juntos

Los agricultores suelen carecer de los recursos necesarios para aumentar el valor de sus productos. Sin embargo, constituyéndose en organizaciones de agricultores, son más que la suma de sus partes. 

En el Brasil, Neneide dirige la cooperativa agrícola Cooperxique, que promueve la agricultura ética y ecológica, en particular en localidades pequeñas. Gracias al proyecto Apoyo a las organizaciones de pequeños agricultores en América Latina (FO4LA), Neneide invirtió en el equipo necesario para elaborar y conservar frutas, de forma que los miembros pudieron añadir valor a sus productos y aumentar sus ingresos. 

Entretanto, en el Perú, los miembros de la Cooperativa Allima elaboraron nuevos productos utilizando alimentos indígenas, accedieron al equipo necesario, recibieron capacitación y comercializaron su chocolate en línea con el apoyo del Mecanismo de Estímulo para la Población Rural Pobre

Neneide en la sede de la Cooperativa Cooperxique en Mossoro, Brasil. © IFAD/Ueslei Marcelino

Alimento para la reflexión

Lo que las personas cultivan y consumen no solo influye en su salud, sino también en su identidad. 

Para los Pueblos Indígenas, los alimentos tradicionales tienen valor cultural y espiritual. En la República Unida de Tanzanía, Shakwa instaló las colmenas rediseñadas que había recibió en el marco del proyecto Food-IAP: Reversing Land Degradation Trends and Increasing Food Security in Degraded Ecosystems of Semi-arid Areas of Central Tanzania (LDFS) (Revertir las tendencias de degradación de la tierra y aumentar la seguridad alimentaria en ecosistemas degradados de las zonas semiáridas de Tanzanía Central). Gracias a ellas, ha podido mantener la práctica apícola tradicional, conocida como Hadzabe, a pesar del cambio climático. 

Las personas del medio rural con alguna intolerancia alimentaria tienen dificultades para encontrar alternativas asequibles. Asmaa, que se encontraba en esta situación, empezó a hacer sus propios productos sin gluten gracias a una donación a la innovación concedida por el Proyecto de Crecimiento Económico y Empleo en las Zonas Rurales (REGEP). Actualmente, vende 18 productos saludables en línea a todo el territorio de Jordania

Carolyn y Bella, un equipo formado por una madre y su hija en Nigeria, vende varios tipos de pan, garri y aperitivos hechos con boniatos de masa anaranjada. Sus productos son sabrosos y ricos en vitamina A. Teniendo en cuenta que uno de cada dos niños en África subsahariana tiene deficiencia de esta vitamina vital, estos aperitivos podrían marcar una gran diferencia. 

Carolyn y su hija Bella en su tienda de Makurdi, en el centro-este de Nigeria. © IFAD/Andrew Esiebo

Tomar las riendas

Para que las pequeñas explotaciones agrícolas puedan producir alimentos suficientes, han de tener acceso a insumos y servicios. Los agronegocios dirigidos por personas del medio rural pueden aportar ambos, cerrando así el ciclo de producción y manteniendo una visión local. 

Beatrice dirige un servicio de ventanilla única para los agricultores locales de Yatta (Kenya). Ella acepta los cupones electrónicos distribuidos a los agricultores que contratan un seguro a través del Programa de Mejora de la Producción de Cereales en Kenya – Modalidad de Fomento de Medios de Vida Agrícolas Resistentes al Cambio Climático (KCEP-CRAL) y les suministra insumos, desde plaguicidas hasta bolsas selladas para que almacenen sus cereales en condiciones de inocuidad. 

Beatrice registra sus existencias en Yatta, Kenya. © IFAD/Isaiah Muthui

En Nigeria, Lovely compra el arroz de calidad que cultivan los colectivos de agricultoras locales que han recibido capacitación y equipos en el marco del Programa de Desarrollo de las Cadenas de Valor (VCDP). Además de garantizarles un buen precio, la planta de elaboración de arroz precocido de Lovely, establecido con el equipo prestado por el VCDP, siempre puede contar con la suficiente cantidad de arroz de buena calidad. 

 

Las pequeñas explotaciones agrícolas ayudan a garantizar que todas las personas puedan hacer realidad su derecho a la alimentación y que los alimentos que consuman sean inocuos, diversos y nutritivos. 

 

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