En pocas palabras, el FIDA se centra en invertir en la población rural, para lo cual se encarga de financiar programas, evaluar los resultados obtenidos, fomentar las innovaciones y trabajar con las propias comunidades rurales.
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Las mujeres rurales de Marruecos se abren camino con vinagre
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ENLACE COPIADO
En las montañas de la zona central de Marruecos, la producción de manzanas constituye un medio de vida. No obstante, las pérdidas posteriores a la cosecha y el desperdicio de alimentos han causado dificultades económicas a las comunidades rurales.
Mouna Idrissi, de 24 años, y la cooperativa de mujeres que dirige están cambiando esta situación. Aprovechan la producción excedentaria de manzanas y le dan otra salida fabricando vinagre.
En pocos años, el grupo se ha convertido en un motor clave no solo del desarrollo económico, sino también de la reducción de la pérdida de alimentos y la igualdad de género. Juntas demuestran que, cuando las mujeres de las zonas rurales disponen de los recursos necesarios para obtener resultados positivos, es posible lograr un cambio transformador.
Innovar a partir de prácticas tradicionales
Cuando Mouna regresó de sus estudios a Aghbala, en la provincia de Beni Mellal, se dio cuenta de que su comunidad se encontraba en apuros. Dejando de lado el desperdicio de manzanas, las mujeres tenían que asumir una enorme carga de trabajo manual y su independencia financiera era limitada.
Mouna cayó en la cuenta de que la clave para resolver el problema podía residir en una práctica tradicional a la que no se había prestado mucha atención. Con la elaboración de vinagre no solo podrían aprovecharse las manzanas maduras y que terminaban desperdiciándose, sino que también permitía diversificar la cadena de valor local y favorecer la economía rural.
Decidida a ayudar a su comunidad y a impulsar la igualdad de género al mismo tiempo, Mouna creó la cooperativa agrícola TIMICHA y empezó a producir el versátil condimento.
Al principio, su actividad emprendedora se enfrentó a obstáculos y a recursos limitados. Tuvo que recurrir a sus ahorros para comprar equipo y recibió manzanas de la explotación agrícola de su padre para poner en marcha la actividad. En los comienzos, hubo mujeres que se mostraron reacias a unirse a su proyecto.
Con todo, gracias a la determinación de Mouna y a aquellas que la apoyaron en su proyecto, la cooperativa se ha convertido en uno de los ejemplos de mayor éxito en la zona. TIMICHA trabaja en colaboración con los productores de manzanas para crear una economía sostenible y circular. Gracias al auge del negocio del vinagre y a la reducción del desperdicio de alimentos, la economía local ha prosperado.
Los buenos resultados que ha logrado TIMICHA han dado pie a que se empiece a hablar de Aghbala. En la actualidad, Mouna colabora con grandes cadenas de supermercados nacionales, se encuentra en vías de obtener la certificación de la Oficina Nacional de Inocuidad de los Alimentos y representa a su comunidad en eventos de alto nivel.
Abrir camino a las mujeres del medio rural
El desarrollo económico impulsado por TIMICHA ha venido acompañado de una mayor igualdad de género. Las mujeres de la cooperativa perciben unos ingresos mensuales estables y generosas prestaciones, lo que les da una independencia económica de la que nunca antes habían disfrutado, y tienen acceso a distintos cursos de formación.
Mouna se siente orgullosa servir de modelo a otras jóvenes que quieren dedicarse a la agricultura. Con miras a darles a conocer los buenos resultados alcanzados, la cooperativa ha empezado a conceder una beca anual a estudiantes de la región que aspiran a trabajar en el sector.
La labor de TIMICHA en favor del empoderamiento de las mujeres ahora goza de reconocimiento a escala nacional. El año pasado, la cooperativa fue galardonada en una ceremonia del Ministerio de Solidaridad, Inclusión Social y Familia.
TIMICHA es una de las varias organizaciones de agricultores de la región que han recibido apoyo del FIDA a través del Proyecto de Desarrollo Rural en las Montañas del Atlas, cuyo objetivo es reducir la pobreza rural en la zona central de Marruecos.
La buena marcha de la cooperativa es un ejemplo de la importancia de invertir en las mujeres del medio rural. Gracias al apoyo de este proyecto al fomento del crecimiento empresarial, el intercambio de conocimientos y la formación, no solo se lograron cambios dentro del propio colectivo, sino también en la comunidad en su conjunto.
Mouna aún no ha saciado su espíritu emprendedor. Pretende seguir aumentando la producción de vinagre de TIMICHA construyendo una nueva planta de tratamiento de manzanas con el apoyo del Proyecto de Desarrollo Rural en las Montañas del Atlas.
“Estoy decidida a impulsar el trabajo de las mujeres rurales y la economía local, a través de TIMICHA”, dice la joven.