En pocas palabras, el FIDA se centra en invertir en la población rural, para lo cual se encarga de financiar programas, evaluar los resultados obtenidos, fomentar las innovaciones y trabajar con las propias comunidades rurales.
Descubra cuáles son nuestras principales áreas de trabajo, que van desde el fomento de la resiliencia hasta el empoderamiento de la población rural y la protección del medio ambiente.
Hubo una época en la que Zimbabwe era conocido como el granero de África, pero su capacidad de producción agrícola se ha visto gravemente afectada en las últimas décadas debido a las crisis económicas, el cambio climático y la pobreza. ¿Cómo pueden ayudar los pequeños agricultores a garantizar un futuro próspero?
Hemos hablado con Francesco Rispoli, Director de la Oficina del FIDA en Zimbabwe, sobre los retos y oportunidades que se plantean actualmente en el país.
¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta la población rural en Zimbabwe?
El cambio climático es el principal reto al que se enfrentan los habitantes de las zonas rurales de Zimbabwe. Dado que existen pocos sistemas de riego, la agricultura depende casi totalmente de la lluvia. Si no llueve, los agricultores pierden sus cosechas, y debido a las sequías, cada vez más frecuentes, esta situación se está convirtiendo en algo habitual en muchas comunidades rurales.
Como era de esperar, las regiones rurales más pobres de Zimbabwe son las más afectadas. Precisamente este año, los efectos de El Niño provocaron una grave sequía en el sur del país a mitad de la temporada de cultivo. En vista de que los cultivos de maíz han quedado asolados, se calcula que 6 millones de personas sufrirán inseguridad alimentaria a finales de año.
Además del reto que plantea el cambio climático, la población rural se enfrenta a los mismos obstáculos que los pequeños agricultores de todo el mundo. Muchos carecen de los recursos, los conocimientos y el capital necesarios para prosperar en un mundo en constante cambio.
¿Qué oportunidades se podrían aprovechar en Zimbabwe para afrontar estos retos?
La clave del futuro agrícola de Zimbabwe está en invertir en los pequeños agricultores. Para ello, lo primero que hay que hacer es garantizar su acceso a fuentes de agua seguras. Para hacer frente al cambio climático es necesario establecer una infraestructura de regadío sostenible que proteja los medios de vida, favorezca el desarrollo de las empresas y ayude a crear comunidades rurales prósperas y sin problemas de inseguridad alimentaria.
La horticultura ofrece una gran oportunidad aún sin aprovechar, ya que puede contribuir a fomentar tanto la seguridad alimentaria como la prosperidad de las comunidades a través del acceso a los mercados, incluidas las exportaciones. Las frutas y hortalizas pueden cultivarse de forma rentable en pequeñas parcelas, lo que también estimula la creación de puestos de trabajo en las fases de elaboración, transporte y comercialización de los productos.
La población joven de Zimbabwe es también un activo importante, pero infravalorado. El segmento de menores de 25 años constituye casi dos tercios de la población, pero la mayoría de la gente joven no están interesada en la agricultura. Con las oportunidades y el apoyo adecuados, la juventud de las zonas rurales puede labrarse un futuro en casa y ayudar a dar un nuevo impulso a la agricultura.
¿Cómo contribuye el FIDA a mejorar las condiciones en las que vive la población rural de Zimbabwe?
Sabemos que el agua es la principal preocupación de los habitantes de las zonas rurales de Zimbabwe. Por eso ayudamos a gestionar sus recursos hídricos de forma sostenible. Los proyectos apoyados por el FIDA, como el Programa de Revitalización del Riego de Pequeñas Explotaciones, rehabilitan los sistemas de regadío existentes e introducen medidas de protección contra el cambio climático, lo que supone un recurso vital en épocas de sequía.
Además, prestamos apoyo a los pequeños agricultores para que cultiven alimentos nutritivos y accedan a los mercados, lo cual es fundamental para que puedan gozar de buena salud y prosperar en sus negocios. El Proyecto para la Agrupación de la Agricultura en Pequeña Escala combina actividades de educación nutricional con la agricultura climáticamente inteligente y el refuerzo de las cadenas de valor para que la población rural pueda cultivar y comercializar productos de alto valor.
Aun así, la palabra que está en boca de todos estos días es pfumvudza. Literalmente significa “hojas nuevas de primavera”, y se refiere al tipo de agricultura de conservación que se practica en el ámbito local. Promovido por el Programa de Revitalización del Riego de Pequeñas Explotaciones como una manera de aumentar la resiliencia climática basada en datos empíricos, utiliza técnicas como la eliminación de la labranza, el cultivo con cubierta orgánica protectora y la rotación de cultivos para aumentar los rendimientos de forma sostenible.
Me llamó mucho la atención la historia de Samson, un agricultor que recibe apoyo del FIDA y que es un entusiasta defensor del pfumvudza en la zona oriental de Zimbabwe. Además de utilizar técnicas agrícolas sostenibles, cambió el maíz por un cereal tradicional y resistente al clima: el sorgo.
Mientras otros agricultores veían cómo se marchitaban sus campos durante la última sequía, los cereales de Samson florecieron, augurando una buena cosecha unos meses más tarde.
La historia de Samson me infunde esperanza porque no solo demuestra que tenemos ante nosotros las soluciones a los retos agrícolas que se plantean en Zimbabwe, sino que los agricultores están deseosos de ponerlas en práctica.
¿Qué le gustaría que la gente supiera sobre Zimbabwe y sus habitantes?
Zimbabwe es un país increíblemente seguro y bello, con una historia muy interesante. Me gustaría destacar, sobre todo, que su población rural está comprometida a labrar conjuntamente un futuro mejor. En todos los lugares que he visitado he comprobado que los habitantes de Zimbabwe están abiertos a nuevas ideas y deseosos de aprender y cooperar.
Aunque el cambio climático plantea un reto enorme, confío en que los pequeños agricultores de Zimbabwe —en especial los jóvenes de las zonas rurales— puedan superarlo con el apoyo adecuado. El futuro de Zimbabwe como potencia agrícola renovada está al alcance de la mano.