Opiniones y reflexiones | 6 noviembre 2024

El futuro de las zonas rurales en primer plano: Uzbekistán

Tiempo estimado de lectura: 4 minutos

Por Laura Mattioli

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Cuando se piensa en Uzbekistán, la mayoría de la gente se imagina ciudades resplandecientes de la Ruta de la Seda y maravillas arquitectónicas. Pero ese no es el panorama completo. Cerca de la mitad de la población del país vive en zonas rurales, muchos de ellos en explotaciones familiares conocidas como dehkan. 

Hemos hablado con Laura Mattioli, Directora del FIDA en el País para conocer más detalles. 

¿A qué problemas singulares se enfrenta la población rural de Uzbekistán?

Aunque Uzbekistán se considera un país de ingreso mediano, muchos habitantes de las zonas rurales siguen padeciendo dificultades. Si bien es cierto que se ha reducido la pobreza en general gracias a políticas muy concretas, la seguridad alimentaria todavía se encuentra por debajo de la media de la región. Las mujeres y la juventud de las zonas rurales, en particular, se enfrentan a una brecha persistente en lo que respecta al empleo y la propiedad de la tierra.  

Al mismo tiempo, el cambio climático es un problema acuciante. El clima continental seco de Uzbekistán lo hace vulnerable a las sequías, y una gestión no sostenible de los recursos hídricos que se ha venido manteniendo durante años ha colocado al país en una situación aún más precaria.  

Como consecuencia, el acceso al agua dulce está disminuyendo rápidamente. Se estima que para 2030 Uzbekistán tendrá un déficit de 15 000 millones de metros cúbicos al año, y que sus principales ríos tendrán hasta un 15 % menos de agua. 

Abdelhamid y Olmasboy, dos productores lácteos del valle de Fergana, en Uzbekistán. © IFAD/Elyor Nemat

¿Cuáles son las oportunidades sin explotar en Uzbekistán?

Mientras que los agricultores en pequeña escala y las dehkan solo utilizan una quinta parte de la tierra cultivable del país, generan más de dos terceras partes de su producción agrícola. Su productividad por hectárea suele ser superior a la de otros tipos de explotaciones.  

Por eso las pequeñas explotaciones ofrecen a Uzbekistán una oportunidad sin precedentes para mejorar la seguridad alimentaria y diversificar su economía. De este modo, el país puede seguir avanzando por el camino hacia el estatus de país de renta alta. 

Cuando las empresas rurales prosperan, crean empleo y atraen a otros a la cadena de valor, y con ellas se levantan comunidades enteras. Esto puede lograrse mediante la inversión en la gestión sostenible de la tierra y el agua, y en el acceso a los mercados y el crédito. 

La población joven de Uzbekistán es otro recurso infravalorado y, si se le ofrecen mejores oportunidades, puede contribuir a impulsar el desarrollo sostenible. El país está cambiando rápidamente, con unos niveles sin precedentes de comercio, inversión y turismo, y nadie está mejor situado para subirse a la ola que su innovadora juventud del medio rural. 

¿Qué está haciendo el FIDA para mejorar la vida rural en Uzbekistán?

El FIDA lleva trabajando en Uzbekistán desde 2012. Desde entonces, hemos financiado proyectos que han reforzado las cadenas de valor, creado empleo e introducido técnicas agrícolas sostenibles. Apoyamos la diversificación del sector agrícola, que ha dejado de centrarse en cultivos tradicionales como el algodón y el trigo para orientarse hacia alternativas prometedoras como los productos lácteos y la horticultura. 

Así, por ejemplo, en el valle de Fergana, el Proyecto de Diversificación y Modernización Agrícolas ayuda a los pequeños productores a aumentar la rentabilidad de las cadenas de valor rurales y a mejorar la gestión de los recursos naturales. En este caso, hemos visto cómo la inversión adecuada en el momento oportuno puede generar beneficios que se propagan por toda la comunidad. 

Komiljanov, de 25 años de edad, combinó un préstamo del Proyecto de Diversificación y Modernización Agrícolas con dinero de su propio bolsillo para crear un próspero negocio. © IFAD/Elyor Nemat

Un buen ejemplo de ello es Komiljanov, que antes solo podía cultivar tomates y pepinos en verano. Con la ayuda del Proyecto de Diversificación y Modernización Agrícolas, instaló seis invernaderos climatizados que son frondosos y productivos incluso durante el duro invierno uzbeko.  

Actualmente, su familia exporta tomates y pepinos a Rusia durante todo el año y suministra fresas al mercado nacional. El creciente negocio de Komiljanov ha creado oportunidades de empleo para mujeres locales como Khadija, que está muy contenta de obtener unos ingresos estables mientras cría a su hija adolescente. 

Khadija vive en una aldea cercana a la explotación de Komiljanov, por lo que le resulta fácil conciliar el trabajo con la familia. © IFAD/Elyor Nemat

Tenemos planes muy interesantes para involucrar al sector privado, de manera que incluso los habitantes más pobres de las zonas rurales de Uzbekistán puedan acceder a la financiación. Nuestra asociación con Hamkorbank canalizará micropréstamos a las dehkan más pequeñas, al tiempo que nuestra iniciativa de financiación para remesas PRIME (Plataforma para las remesas, las inversiones y la capacidad empresarial de los migrantes) facilitará a los trabajadores migrantes el envío digital de fondos a sus países de origen.  

Estas iniciativas redundarán en beneficio de innumerables habitantes de las zonas rurales en los próximos años, garantizando que no se queden atrás a medida que el país se desarrolla. 

¿Qué te gustaría que más personas supieran sobre Uzbekistán?

Me gustaría que más gente conociera la excepcional calidad de las frutas y hortalizas de Uzbekistán. Los mercados de todo el país están repletos de una asombrosa variedad de deliciosos melones, melocotones y albaricoques. 

De hecho, desde los emperadores hasta los filósofos han disfrutado de la fruta de esta región durante siglos. La Ruta de la Seda no se limitaba a los textiles: la fruta viajaba por ella hasta Pekín en el este, Delhi en el sur y San Petersburgo en el oeste.   

Las dehkan de Uzbekistán son el epicentro de esta deliciosa diversidad. Con el apoyo del FIDA, pueden salvaguardarla para el futuro y ofrecérsela al mundo. 

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