Opiniones y reflexiones | 18 diciembre 2024

El futuro de las zonas rurales: Túnez

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Tras años de una reducción extraordinaria de la pobreza, las consecuencias persistentes de la triple crisis del cambio climático, la COVID-19 y la guerra de Ucrania han provocado un descenso de los indicadores macroeconómicos de Túnez. En las zonas rurales, los pequeños agricultores se esfuerzan por aumentar la resiliencia y transformar a mejor los sistemas alimentarios del país. 

A raíz de una visita de la Junta Ejecutiva del FIDA, nos reunimos con nuestro Director en el País para Túnez, Philippe Remy, a fin de conocer mejor los problemas actuales y las posibilidades de cara al futuro del país. 

¿A qué problemas singulares se enfrenta la población rural de Túnez?

Durante los últimos tres años, las zonas rurales de Túnez han tenido que hacer frente a importantes dificultades debido a la pandemia, la guerra en Ucrania y el cambio climático.  

Aunque la COVID-19 afectó a todos los sectores de Túnez, tuvo un impacto especialmente grave en los hogares pobres y las pequeñas explotaciones agrícolas. Justo cuando el país estaba a punto de recuperarse, volvió a verse desestabilizado por las turbulencias económicas derivadas de la guerra de Ucrania. La interrupción del suministro nacional de cereales que se produjo a consecuencia de ella contribuyó a una subida de los precios, agravada por el aumento del costo del petróleo. 

A pesar de que la tasa general de pobreza se ha reducido considerablemente, pasando del 20 % en 2010 al 15 % en 2018, se ha registrado un ligero aumento tras las recientes crisis. Sigue habiendo grandes disparidades entre las regiones ricas en recursos naturales, como el noreste, y las regiones frágiles desde el punto de vista ambiental, como las zonas montañosas del oeste.  

La pobreza rural afecta al acceso al transporte, la educación, la salud, el empleo y la vivienda. Los pequeños productores se enfrentan a problemas como el acceso limitado a los servicios financieros, la adaptación al clima y la formación, factores que les permitirían seguir avanzando en su propio desarrollo. 

Al mismo tiempo, Túnez se encuentra entre los países más afectados por el cambio climático, con una fuerte degradación de los recursos naturales y una disminución de la producción agrícola. Las comunidades rurales son, de nuevo, las más afectadas, sobre todo en las zonas de mayor pobreza. 

Se ha producido un abrumador agotamiento de los recursos hídricos y la situación sigue empeorando a pesar de las recientes lluvias. La tasa de llenado de los embalses del norte no deja de disminuir y este año ha caído por debajo del 23 %. 

Philippe Remy (izquierda), Director del FIDA en el País para Túnez, habla con Yaya Olaniran, jefe de la delegación de la Junta Ejecutiva. © IFAD/Mohamed Adam

¿Qué potencial existe en el país sin explotar?

La agricultura ocupa un lugar esencial en la economía tunecina. Eso significa que para lograr un futuro próspero y con seguridad alimentaria es crucial desarrollar cadenas de valor agrícolas integradoras en las que participen todas las partes interesadas, desde los pequeños agricultores hasta el sector privado y el gobierno, preservando al mismo tiempo los intereses de los grupos vulnerables. Esto es especialmente acuciante en las regiones afectadas por la pobreza, el desempleo y la degradación de los recursos naturales. 

Existen amplias posibilidades para integrar a la población rural pobre en cadenas de valor más estructuradas mediante el fortalecimiento de las organizaciones, la construcción de infraestructuras de almacenamiento y procesamiento y la financiación de actividades económicas. Esto permitiría mejorar las operaciones y aumentar los ingresos agrícolas. 

Las desigualdades de género y el empleo juvenil siguen siendo un problema, pero la presencia de mujeres y jóvenes motivados también debe considerarse una posibilidad que hay que aprovechar. Si se les apoya, estos grupos decisivos pueden integrarse en la economía, y mejorar los medios de vida rurales y la resiliencia ante el cambio climático de forma generalizada. 

Además, existen numerosas oportunidades para mejorar la participación del sector privado en las cadenas de valor rurales e impulsar sus vínculos con los grupos de pequeños productores. Trabajar directamente con empresas privadas, crear asociaciones estratégicas para el desarrollo de productos locales prometedores y reforzar la capacidad de las organizaciones de agricultores para participar en actividades económicas son vías para propiciar la transformación de la agricultura tunecina.  

La delegación de la Junta Ejecutiva del FIDA con el personal y los participantes del proyecto en Médenine (Túnez). © IFAD/Mohamed Adam

¿Qué nos puede decir de la visita de la Junta Ejecutiva del mes pasado?

La visita de la Junta Ejecutiva supuso una excelente oportunidad para mostrar la fructífera asociación entre el FIDA y el Gobierno tunecino, como demuestran los avances de nuestros proyectos y su impacto en la población rural de Túnez. La delegación visitó el Proyecto de Desarrollo Agropastoral y de las Cadenas de Valor Conexas en la Gobernación de Médenine (PRODEFIL), al sur del país, y el Proyecto de Inserción Económica, Social y Solidaria (IESS) en Kairuán, al norte.  

Dhaw es un criador de camellos de Médenine cuya cooperativa lechera recibió apoyo de PRODEFIL. © IFAD/Chris McMorrow

En Médenine, la delegación pudo comprobar cómo, a pesar de los problemas económicos y de los graves efectos del cambio climático, gracias al proyecto PRODEFIL han mejorado los medios de vida de la población agropastoral al aumentar la productividad de los pastizales y el ganado. Los miembros de la Junta quedaron impresionados por la diversidad de iniciativas empresariales de la población rural basadas en innovaciones locales.  

El proyecto se cerró el año pasado, pero los miembros de la Junta se mostraron optimistas sobre su sostenibilidad. Los signos de impacto a largo plazo del proyecto son alentadores, gracias al apoyo de las autoridades locales y al empoderamiento de las nuevas generaciones. No obstante, los miembros de la Junta Ejecutiva coincidieron en que, para ampliar la escala de las innovaciones generadas en Médenine y culminar un proyecto de ley sobre gestión de los pastizales recientemente redactado, es necesario que el Gobierno siga prestando su apoyo y que haya un mayor interés a escala nacional. 

“Aunque un año es muy poco tiempo para evaluar la sostenibilidad del proyecto, lo que vimos indica que hay un gran potencial para que el impacto del proyecto se mantenga durante mucho tiempo”, afirmó Yaya Olaniran, Jefe de la delegación de la Junta Ejecutiva. 

Hayet, madre de dos hijos, puso en marcha su propio negocio de productos de limpieza con el apoyo del IESS en Kairuán. © IFAD/Chedly Ben Ibrahim

Por su parte, en Kairuán, los miembros del Consejo Ejecutivo constataron cómo el proyecto IESS está empoderando a las comunidades vulnerables al impulsar las cadenas de valor locales y aumentar los ingresos rurales. Este proyecto hace hincapié en lo que se conoce como enfoque de graduación, que permite a los hogares pobres salir de la pobreza de forma sostenible.  

La delegación pudo comprobar cómo el proyecto está poniendo a prueba la eficacia de la coordinación entre los ministerios de agricultura y asuntos Sociales de Túnez. Mediante la combinación de apoyo social y económico a nivel local, se pretende mejorar la sostenibilidad y el impacto del proyecto. 

La visita reafirmó la estrecha colaboración que existe entre el FIDA y el Gobierno de Túnez. Seguimos decididos a abordar la sostenibilidad, el cambio climático y la inclusión social, y esperamos seguir colaborando para mejorar la vida rural en Túnez.  

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