Opiniones y reflexiones | 15 enero 2025

Cuando las agricultoras son las protagonistas de la cena

Tiempo estimado de lectura: 3 minutos

Por Rene Castro

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René Castro es Director del FIDA para la República Dominicana y El Salvador.

Cuando vamos a un restaurante, solemos centrar nuestra atención en la comida, el ambiente y el servicio. Algunas veces puede que los clientes conozcan al chef y al equipo que prepara los platos, pero no suele tenerse la oportunidad de conocer y apoyar a los pequeños productores que proporcionan los alimentos que se toman en la cena.

Esta es la idea innovadora en la que se funda el proyecto “Agricultoras en Superación”, que se desarrolla en la República Dominicana en el marco del programa gubernamental “Supérate”. El pasado mes de septiembre, las protagonistas de la cena fueron Yessy Almonte y Martha Torres, que participan en el Proyecto de Inclusión Productiva y Resiliencia de Jóvenes Rurales Pobres (PRORURAL Joven), financiado por el FIDA. Proporcionaron los ingredientes que utilizó el renombrado chef Saverio Stassi en Santo Domingo, capital del citado país.

Generaciones de productores agrarios

Yessy Almonte, que procede de una familia de cabreros, llevó carne de cabra para la cena de Agricultoras en Superación. © SUPÉRATE

Yessy, productora pecuaria de la provincia de Montecristi, procede de una familia que cría cabras desde hace generaciones, y fue quien proporcionó la carne de cabra para la cena de Agricultoras en Superación. Martha, originaria de la provincia de Santiago Rodríguez, ofreció casabe, un pan de mandioca elaborado con la técnica ancestral de la comunidad indígena taína.

Las agricultoras dicen estar entusiasmadas por formar parte de la iniciativa “Agricultoras en Superación”, pues brinda una oportunidad para dar a conocer sus productos, establecer contacto con gente nueva y aprender a preparar platos nuevos. También es una forma de reforzar sus actividades comerciales, ya que reciben una parte de los fondos recaudados con la cena.

Esta iniciativa empodera a las agricultoras y las convierte en auténticas protagonistas de la cadena de suministro de alimentos. Son un modelo para otros agricultores en pequeña escala y para la gente joven, pues demuestran que, como dice Martha, “quienes luchan por lo que quieren y tienen un rumbo claro pueden alcanzar sus objetivos”.

Martha Torres, agricultora de la provincia de Santiago Rodríguez, llevó su pan de mandioca a la cena de Agricultoras en Superación. © SUPÉRATE

Uno de los objetivos del proyecto PRORURAL Joven sobre el terreno es integrar a los pequeños productores en las cadenas de valor. Yessy y Martha están agradecidas por el apoyo que han recibido de una red de entidades, como el FIDA, el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo y el programa Supérate, que ha posibilitado su acceso a “las cadenas de valor para comercializar los productos”, dice la primera de ellas.

“Nos están brindando la oportunidad de producir nuestros productos y llegar a mercados a los que antes no habíamos podido acceder”, añade Martha.

Hacer frente a las dificultades

Las agricultoras en pequeña escala Yessy Almonte y Martha Torres cenan con el chef Saverio Stassi en Santo Domingo. © SUPÉRATE

En el ámbito del desarrollo rural, podemos encontrar soluciones a los retos considerables que enfrenta el planeta, como la inseguridad alimentaria. Los datos más recientes revelan que el mundo está lejos de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2: el hambre cero. Se calcula que entre 713 y 757 millones de personas pasaron hambre en 2023, y que 2 330 millones padecían inseguridad alimentaria moderada o grave. A su vez, 2 830 millones de personas no pueden permitirse una alimentación saludable. Esta situación es inaceptable.

En toda América Latina y el Caribe se observan signos alentadores que apuntan a una reducción del hambre y la inseguridad alimentaria. Sin embargo, los resultados correspondientes al Caribe únicamente son más desalentadores, ya que la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave (el 58,8 %) duplica con creces la de América Central (del 28,2 %) y la de América del Sur (del 25,1 %).

Para hacer frente a esta situación, necesitamos soluciones innovadoras, inclusivas y equitativas para ampliar la financiación destinada al fomento de la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente aquellas que permiten tender puentes entre los agricultores de las zonas rurales y el sector privado.

En el FIDA estamos firmemente comprometidos con el apoyo al desarrollo de los pequeños productores. El crecimiento de sus empresas permite mejorar la calidad de vida de las comunidades rurales y aumentar la producción de alimentos para abastecer a las poblaciones. Creemos en las personas como Yessy y Martha porque sin ellas ―sin su trabajo― no habría alimentos que poner sobre la mesa.

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