Kyrgyzstan - FIDA
El contexto
La República Kirguisa es un país montañoso, sin litoral y de ingreso mediano bajo de Asia Central ubicado entre Kazajstán al norte, China al este, Tayikistán al sur y Uzbekistán al oeste. Es rico en recursos naturales, en particular minerales, bosques, tierras cultivables y pastizales, y su sector agrícola tiene grandes posibilidades de ampliación.
Con una población de 6,45 millones de personas en 2019, Kirguistán ha experimentado una considerable inestabilidad política y social desde su independencia en 1991. La debilidad de la gobernanza y la arraigada corrupción motivaron los levantamientos políticos y sociales ocurridos en 2005 y 2010.
La República Kirguisa es un país montañoso de ingreso mediano bajo situado en Asia Central que dispone de abundantes recursos naturales, como minerales, bosques y tierras cultivables.
Desde su independencia en 1991, el país ha experimentado una gran inestabilidad política y social. En 2005 y 2010 se desencadenaron revueltas políticas y sociales debido a una gobernanza deficiente y una corrupción enquistada.
A pesar de esa inestabilidad, las reformas económicas posteriores a la independencia redujeron la pobreza, que pasó del 38,2 % en 2000 al 0,3 % en 2022. Dos terceras partes de la población vive en zonas rurales, donde la pobreza está más extendida.
Más de la mitad de la superficie del país está ocupada por tierras agrícolas, de las cuales una gran parte son pastizales. Esto hace que el pastoreo desempeñe un papel fundamental en la economía, la sociedad y la cultura de Kirguistán. La agricultura, la silvicultura y la pesca representan el 9,7 % del producto interno bruto (PIB).
La ganadería es esencial para la seguridad alimentaria y actúa como red de protección social. Sin embargo, los medios de vida de las comunidades ganaderas son frágiles, ya que cuentan con pocos activos y escasas oportunidades económicas. Las remesas y las ayudas sociales constituyen un importante complemento de los ingresos.
Kirguistán es especialmente vulnerable al cambio climático, y sufre sequías, corrimientos de tierras, inundaciones y una erosión fluvial cuya frecuencia e intensidad son cada vez mayores. La disminución de la productividad de los pastizales, el estrés ocasionado por el calor y la reducción del acceso al agua podrían ir en detrimento de la producción pecuaria y aumentar la propagación de enfermedades.
La estrategia
El FIDA fomenta el crecimiento agrícola sostenible, reduce la pobreza rural, mejora los medios de vida y aumenta la resiliencia al clima. Para ello, mejoramos el acceso a los mercados, fortalecemos la gestión de los recursos naturales y aumentamos la productividad de los pequeños agricultores. Nos centramos en sectores clave, como la ganadería, y empoderamos a los grupos vulnerables, en especial a las mujeres y la gente joven.
Datos sobre el país
Las remesas representan el 20,4 % del PIB.
Expertos
Country Programme Officer
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