El ASPIRE puso en práctica servicios de extensión agrícola basados en la demanda, impulsando la innovación a través de nuevas políticas y estrategias. Asimismo, permitió crear un entorno propicio para el cambio mediante el fomento de la capacidad de los agricultores, el sector privado y las organizaciones no gubernamentales con conocimientos agrícolas pertinentes para cada contexto.
Ello dio lugar al aumento de las inversiones públicas en la infraestructura de riego y la mejora de la gestión del agua; la puesta en funcionamiento de equipos que funcionan con energía limpia, y el fomento de la gestión de los recursos naturales, el control de la erosión, la reforestación y la preparación ante catástrofes.