A fin de lograr el desarrollo rural sostenible, la segunda fase del Proyecto de Desarrollo Ganadero y de Pastizales permitió empoderar a la población rural, haciendo que pudieran crear asociaciones de usuarios de pastizales y elaborar planes comunitarios de ordenación de pastizales destinados al ganado, con vistas a combatir la degradación de los recursos de pastizales.
Esto redujo el sobrepastoreo y restableció la capacidad de pastoreo y la productividad. El proyecto desempeñó un papel crucial en la facilitación de un diálogo político integrador que condujo a la adopción de una Ley de Pastos revisada.