Voces del mundo rural | 18 julio 2024

Combatir la sequía en Zimbabwe con el riego

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Este año, las lluvias han llegado tarde a Zimbabwe. Debido a El Niño, muchos agricultores de maíz se quedaron sin el agua que necesitaban durante la crucial estación vegetativa, en febrero.

Es probable que la próxima estación húmeda, de octubre a diciembre, también sea más seca de lo habitual. Debido a las previsiones de malas cosechas en todo el país, se estima que unos seis millones de personas padecerán inseguridad alimentaria.

Esta no es la primera vez que El Niño trae consigo inseguridad alimentaria en África meridional, donde la mayor parte de la agricultura depende enteramente de la lluvia. No obstante, con el agravante del cambio climático, estos prolongados períodos de sequía están provocando daños aún más graves a las comunidades locales.

Frente a estas difíciles condiciones, los agricultores en pequeña escala de las tierras secas del sureste de Zimbabwe se mantienen firmes y preparan el camino hacia la seguridad alimentaria con la ayuda del riego.

No se desperdicia ni una gota

Aaron frente a su campo de maíz en la provincia de Masvingo, en Zimbabawe © SIRP/Precious Nkomo

A pesar de la sequía, el pequeño campo de maíz de Aaron en la provincia de Masvingo está produciendo suficiente para poder vivir. Aaron forma parte del Programa de Riego Banga, que se rehabilitó en 2021 gracias a la iniciativa SIRP, apoyada por el FIDA.

La iniciativa convirtió los canales abiertos que habían llevado agua en el pasado en un sistema de tuberías superficial. Al reducir considerablemente las pérdidas, este sistema garantiza la máxima eficiencia en el uso del agua.

“En un año como este, en el que las precipitaciones han sido muy escasas, la rehabilitación nos ha permitido conservar la poca agua que tenemos”, dice Aaron. “Esto nos permitirá plantar otro cultivo”.

Aaron tiene la esperanza de cosechar suficiente maíz para alimentar a su familia y vender el resto a la Junta Nacional de Comercialización de Cereales, que distribuye cereales a grupos vulnerables.

Regar la resiliencia

El Programa de Riego Banga ha sido transformador para los agricultores en pequeña escala como Faith © SIRP/Precious Nkomo

En el sureste de Zimbabwe, el programa SIRP ha hecho llegar las infraestructuras hídricas resilientes al clima a más de 4 000 hectáreas de tierras agrícolas. Sin embargo, el Programa Banga ha tenido un impacto particular, de hecho fue declarado el mejor programa de riego del país, por delante de otros 450.

Faith es otra agricultora en pequeña escala que ha recuperado recientemente la resiliencia gracias al programa. Siendo viuda, ahora le resulta más fácil ser cabeza de familia porque puede cultivar lo suficiente para alimentar a su familia.

“En comparación con otros agricultores de tierras secas, tenemos mejores cultivos y más seguridad alimentaria”, afirma. “Confiamos en que podremos vender parte de nuestro cereal a la comunidad, así como a la reserva nacional de cereales”.

Las cosas están yendo tan bien que Faith incluso ha contratado a varias personas de su comunidad para que la ayuden con la cosecha, lo que les permite obtener ingresos para sus propias familias.

Adaptarse a un mundo en constante cambio

Modernizar la infraestructura hídrica es una de las muchas maneras en que el SIRP promueve la adaptación al clima en Zimbabwe. Con el apoyo de la iniciativa, los agricultores también están recuperando los cultivos resilientes a la sequía, como el sorgo y el caupí, y practicando la agricultura de conservación.

A medida que el cambio climático hace que los fenómenos atmosféricos naturales como El Niño sean más extremos, es esencial que las comunidades rurales fortalezcan su resiliencia. Adaptar las prácticas agrícolas y las infraestructuras asegura que los agricultores como Aaron y Faith puedan seguir alimentándose a ellos mismos y a sus comunidades en los próximos años.

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