La energía limpia potencia la resiliencia rural en Cuba
La Cuba rural se ha visto afectada por apagones recurrentes. Pero a lo largo de su costa oriental se está gestando una transición energética.
A escala mundial, una de cada cuatro trabajadoras está empleada en el sector agrario. En los países de ingreso bajo, el porcentaje es más alto y alcanza el 62 %. No obstante, las mujeres solo son propietarias del 15 % de las tierras.
Además, tienen menos acceso al crédito, lo que supone una traba para emprender actividades comerciales resilientes.
La desigualdad de género tiene profundas consecuencias que afectan a todas las personas. Sin embargo, si las mujeres tuvieran acceso a los mismos recursos que los hombres, hasta 150 millones de personas dejarían de padecer hambre. Con empoderamiento económico, es más probable que las mujeres inviertan en educación y sanidad, lo que redunda en beneficios a largo plazo para la comunidad.
Aunque lentamente, la situación está cambiando. En 2021, las mujeres de los países en desarrollo tenían solo un 6 % menos de posibilidades de tener una cuenta bancaria que los hombres, frente al 9 % en 2017. El acceso de las mujeres a la financiación y el ahorro aumenta su resiliencia a las perturbaciones económicas y climáticas. El FIDA las ayuda a conseguirlo.
El acceso de las mujeres a la financiación
Cuando las mujeres de las zonas rurales acceden a la financiación, toda la economía prospera. Pueden invertir en explotaciones agrarias o negocios y obtener mayores ingresos para sí mismas y sus familias, o ahorrar para cuando llegan tiempos difíciles.
En el marco del Proyecto de Crecimiento Económico y Empleo en las Zonas Rurales (REGEP), que se ejecuta en Jordania, se utiliza un sistema de billetera electrónica para enviar subvenciones directamente a los teléfonos móviles de los agricultores. Tres de cada cinco usuarios son mujeres, quienes han dado nuevos usos a este servicio. Los clientes de Safa’a Abu Rabeea pueden pagar las deliciosas conservas de fruta que confecciona en efectivo o por medios digitales.
Al otro lado del planeta, en Bolivia, casi 7 de cada 10 personas que se beneficiaron del acceso a servicios financieros en el marco del Programa de Inclusión Económica para Familias y Comunidades Rurales (ACCESOS) eran mujeres. Accedieron a servicios de ahorro y microcrédito y, a cambio, brindaron conocimientos ancestrales para mejorar el pronóstico de los patrones meteorológicos y diseñar proyectos de adaptación al clima.
Mujeres al cargo de la gestión de riesgos
|
Se están diseñando pólizas de seguro que se adaptan a las necesidades específicas de los pequeños agricultores, sobre todo de las mujeres. © FAO/Anis Mili |
Ante la cada vez mayor imprevisibilidad del clima, los seguros pueden ser un factor determinante para salir adelante o hundirse. Con el apoyo del FIDA, las instituciones financieras están empezando a diseñar pólizas de seguro que satisfacen las necesidades de los pequeños productores, en particular de las mujeres.
De Guatemala a Filipinas, el programa del FIDA conocido como INSURED presta asistencia técnica para ayudar a los Gobiernos y las instituciones financieras a diseñar y ofrecer seguros inclusivos.
Nuestro plan de microseguros con el Programa Mundial de Alimentos en Guatemala ha sido objeto de ampliación para dar cobertura a las personas del medio rural que quedan excluidas de los planes de seguros convencionales. De los 9 000 agricultores en pequeña escala y microempresarios que se beneficiaron de la protección de este plan en 2022, más del 80 % eran mujeres.
En Kenya, Fatuma Rashid se alegra de haber pagado la pequeña prima del seguro agrícola del Programa de Mejora de la Producción de Cereales en Kenya – Modalidad de Fomento de Medios de Vida Agrícolas Resistentes al Cambio Climático (KCEP-CRAL). A principios de 2022, Fatuma estaba entre los 11 500 agricultores, entre ellos un 57 % de mujeres, que recibieron una indemnización cuando los rendimientos se redujeron debido a la escasez de lluvias.
Propietarias de tierras
|
Las mujeres que poseen tierras contribuyen a la seguridad alimentaria de sus comunidades y del planeta. © FIDA/G.M.B.Akash |
Las mujeres que son propietarias de tierras tienen la capacidad de independizarse económicamente y decidir qué cultivar o qué hacer para adaptarse a los efectos del cambio climático. También pueden utilizar sus tierras como garantía para obtener un préstamo y la condición de propietarias consolida su posición dentro de la comunidad.
Muchos proyectos del FIDA ayudan a las mujeres a obtener títulos de propiedad sobre las tierras. En Burundi, el Fondo prestó apoyo a consultorios jurídicos dirigidos a las mujeres para informarlas de sus derechos y sobre cómo acceder a la asistencia jurídica para hacerlos valer.
En el marco del Proyecto de Alivio de la Pobreza en el Punjab Meridional, respaldado por el FIDA en el Pakistán, se facilitaron tierras y viviendas climáticamente inteligentes a familias sin hogar de zonas rurales, prestándose especial atención a las mujeres. Las mujeres sin tierras de más de 6 000 familias obtuvieron títulos de propiedad sobre la tierra, y cerca de 118 000 mujeres recibieron un par de cabras cada una para mejorar la seguridad alimentaria de su familia y emprender una actividad ganadera.
Cuando reciben ayuda financiera, recursos y conocimientos prácticos, las mujeres del medio rural pueden ocupar el lugar que les corresponde y así ponerse al frente de la lucha contra el cambio climático, impulsar el desarrollo sostenible y asegurar la seguridad alimentaria de sus comunidades y de la población mundial.