Desde el Atlántico hasta el Pacífico, los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) se enfrentan a una serie de problemas comunes.
Por lo general, estos países disponen de poca tierra cultivable y las fuentes de agua dulce son escasas. Esto los obliga a importar la mayor parte de sus alimentos, que pueden resultar caros y menos nutritivos. Su dependencia de las importaciones también hace que estos países sean vulnerables a las crisis, desde los efectos del cambio climático hasta las pandemias y las crisis financieras. Muchos de ellos también se enfrentan a enfermedades como la diabetes y la obesidad.
Sin embargo, los pequeños agricultores están en condiciones a luchar contra estos problemas. A continuación, se ilustran algunas de las formas en que el FIDA trabaja con los pequeños agricultores para hacer más resilientes y sostenibles los sistemas agroalimentarios.