Voces del mundo rural | 22 abril 2025

En imágenes: Los pequeños agricultores cuidan de la Madre Tierra

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Nuestro planeta es la madre de toda la vida que conocemos. El aire limpio que respiramos, el agua dulce que bebemos y los alimentos deliciosos de los que nos nutrimos provienen de la riqueza de la Tierra.

Como agricultores, pescadores y ganaderos, las personas del medio rural entienden que su propio bienestar está ligado al de la Madre Tierra. Los ecosistemas diversos y ricos producen una gran cantidad de alimentos y un ambiente saludable. Las economías rurales prosperan cuando la naturaleza florece.

Por ello, el FIDA trabaja con gobiernos de todo el mundo para financiar y respaldar técnicamente proyectos que permitan a los pequeños agricultores nutrir el planeta que nos nutre a nosotros. Desde el año 2000, el FIDA ha invertido USD 4 000 millones en ordenación sostenible de las tierras y ha destinado USD 1 400 millones en financiación relacionada con el clima a pequeños agricultores. De los proyectos del FIDA finalizados entre 2018 y 2023, el 70 % estaban dirigidos a conservar la biodiversidad y el 60 % permitió dotar a las personas del medio rural de lo necesario para que adoptaran prácticas agroecológicas.

Conozca algunas de las personas del medio rural que escuchan el llamado de la Madre Tierra, cuidan el mundo natural y cosechan abundantes beneficios.

Asia y el Pacífico

© IFAD/Barbara Gravelli

Margareth ha recuperado los principios básicos del cultivo de alimentos locales orgánicos en su huerta en las Islas Salomón. Tras la devastación provocada por los confinamientos impuestos a raíz de la pandemia por coronavirus (COVID-19) y las perturbaciones en el comercio derivadas, Margareth recibió semillas, herramientas que le ahorraban trabajo y orientación de los trabajadores de extensión a través del Mecanismo de Estímulo Agrícola y Rural para las Islas del Pacífico (PIRAS). Este programa de USD 8,1 millones, financiado por el FIDA, ayudó a Margareth y otras mujeres del medio rural a reactivar sus parcelas de cultivo de hortalizas. Con la diversidad de frutos que cosecha en su huerta, Margareth alimenta a su familia.

© IFAD/JeftaImages

Tras una larga estación seca, la mayor parte de los cacaoteros que Boiman cultiva en Indonesia ha muerto. Sin embargo, con el apoyo técnico del proyecto de USD 55,33 millones, Iniciativa de Ampliación de Escala del Programa de Potenciación Rural y Desarrollo Agrícola (READSI), cofinanciado por el FIDA y el Gobierno indonesio, Boiman aprendió a fermentar una mezcla de paja, carbón vegetal y orina y estiércol de vacuno, inoculados con el hongo Trichoderma. Un mes más tarde, esta combinación se transformó en un nutritivo fertilizante orgánico, con el que Boiman pudo recuperar su arrozal y sus cacaoteros.

“El suelo es más saludable y mejora cada día”, afirma Boiman.

 

Cercano Oriente, África del Norte, Europa y Asia Central

© IFAD/Roger Anis

Para Hashem, un pastor de ovejas de Jordania, la forma de lograr la prosperidad fue contrario al sentido común: reducir su rebaño de 450 ovejas a solo 300. Intercambió sus animales por otros más productivos que se le proporcionaron a través del Proyecto de Inversión en el Sector de los Pequeños Rumiantes y de Apoyo a la Salida de la Pobreza de los Hogares en Transición (SIGHT), de USD 25,93 millones, cofinanciado por el FIDA y la Unión Europea, el Fondo para Refugiados, Migrantes y Desplazados Forzosos en pro de la Estabilidad Rural y el Gobierno de Jordania.

Actualmente obtiene cinco veces más leche por animal y, al tener menos animales, reduce el uso de recursos naturales y las emisiones de metano. Tratando bien a la Tierra, Hashem está produciendo más.

África Occidental y Central

© IFAD/Ibrahima Kebe Diallo

La desertificación está devastando el sur de Mauritania y, cuando llueve, lo hace con intensidad, arrastrando la valiosa superficie del suelo y empeorando la desertificación. En la actualidad, con el apoyo del Proyecto para la Gestión Sostenible de los Recursos Naturales, el Equipamiento Municipal y la Estructuración de los Productores Rurales (PROGRES), la población rural se está uniendo para reforzar los diques de tierra y construir gaviones de piedra que contengan la marea. Con la ayuda de maquinaria pesada, traen rocas que se encuentran a 3 kilómetros y, después, recogen y colocan otras más pequeñas para reforzar las estructuras que canalizan el agua de forma segura y la almacenan para el riego.

 

América Latina y el Caribe

© IFAD/Fernanda Dorado

En Michoacán (México), Eliseo es miembro de la comunidad indígena Charapan, que se une para defender sus bosques de la tala ilegal. Con el apoyo del Proyecto Cuenca Balsas, de USD 91,3 millones, cofinanciado por el FIDA en asociación con el Gobierno de México y el Fondo Verde para el Clima, Eliseo y su comunidad están trabajando para proteger más de 122 000 hectáreas de tierra mediante la conservación, la gestión forestal, la restauración de suelos y la reforestación.

© IFAD/Giancarlo Shibayama/Factstory

Ruth, una de las 70 mujeres indígenas Awajún que protegen el Bosque de las Nuwas, un bosque en la región amazónica del Perú, se considera una guardiana del futuro. Apoyados por el proyecto Avanzar Rural, que ha recibido USD 71,47 millones de cofinanciación del FIDA, el Gobierno del Perú y otros asociados, Ruth y sus colegas cultivan plantas medicinales, conservan y registran especies autóctonas, instruyen a los visitantes sobre el bosque y participan en actividades de reforestación.

“La reforestación no me reporta beneficios a mí. Llegará un momento en que ya no estaré aquí. Los que queden serán quienes van a disfrutar del entorno, el aire y todo lo que les dejaremos”, dice Ruth.

África Oriental y Meridional

© IFAD/António Penelas

Jaime João y otros miembros de la cooperativa Binzole, que recibieron capacitación y apoyo a través del Proyecto de Pesca Artesanal y Acuicultura (AFAP), de USD 12,14 millones, están ampliando una red de estanques piscícolas y huertas en varias partes del norte de Angola. Estos ecosistemas no solo producen alimentos diversos y deliciosos para los miembros de la cooperativa, sino que también muestran que los humedales saludables y los paisajes agrícolas pueden coexistir y reforzarse mutuamente.

© IFAD/Imani Nsamila

Por la mañana temprano, los cultivadores de algas marinas de la isla de Pemba (República Unida de Tanzanía) aprovechan la baja marea para recoger su cosecha. Llevan las algas a la costa para secarlas en un centro de recogida. A partir de ahí, se utilizarán en medicamentos, cosméticos y la producción de carragenina. Con el apoyo de la iniciativa LDFS, financiada por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y respaldada por el FIDA, estos cultivadores están aumentando de forma sostenible la cosecha que obtienen de la riqueza del océano.


En todo el mundo, los pequeños agricultores, ganaderos y pescadores están atendiendo al llamamiento de la Madre Tierra.

¿Y tú?

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