Volviendo a casa del trabajo, la gente que quiere cortarse el pelo pasa por la peluquería de Dhaker. Es un lujo que no solían darse: antes de que Dhaker, de 21 años, abriera su peluquería, la más cercana estaba a más de 25 kilómetros.
Hasta hace poco, Dhaker no obtenía demasiados ingresos, puesto que trabajaba ocasionalmente en la construcción. El salto a la peluquería fue posible gracias al Proyecto de Inserción Económica, Social y Solidaria, que le brindó la formación y el equipo necesarios para establecer su local comercial en una parcela propiedad de sus padres. Está decidido a seguir ampliando el negocio y hacer que se sientan orgullosos.
“Desde que establecí mi propio proyecto me siento mejor, más tranquilo y sereno”, dice Dhaker.