Dar un nuevo impulso a la agricultura
De Túnez a Camerún, conozca a algunas personas que están abandonando diversas industrias para dedicarse a cultivar las tierras del mundo y producir los alimentos de los que todos dependemos.
Aunque dos tercios de la población de Liberia se dedican a la agricultura, gran parte de sus alimentos siguen importándose del extranjero. Dos décadas después de la devastadora guerra civil que asoló el país, Liberia ha logrado avances importantes, pero sigue siendo frágil y depende de la asistencia internacional. La población rural es muy vulnerable a las perturbaciones causadas por factores que escapan a su control, como la epidemia de la enfermedad del virus del Ébola.
El FIDA colabora estrechamente con el Gobierno de Liberia, los habitantes de las zonas rurales del país y los asociados internacionales para transformar la agricultura, sector que se encuentra en el centro de la transformación económica.
El Proyecto de Fomento de la Transformación Agrícola en Pequeña Escala y Revitalización de las Agroempresas ocupa un lugar central en esta colaboración. Este proyecto está cofinanciado por el FIDA y el Banco Mundial mediante donaciones y préstamos en condiciones muy favorables por valor de 51,71 millones de dólares de los Estados Unidos, junto con contribuciones en efectivo y en especie de los participantes en el proyecto y del sector privado. En el marco de este proyecto, se trabaja con los productores rurales para introducir prácticas empresariales y agrícolas modernas, crear vínculos con los mercados y desarrollar agronegocios dinámicos que transformen el paisaje agrícola.
Gracias al incremento de la producción agrícola y la prosperidad, los pequeños agricultores y los empresarios rurales pueden obtener los ingresos y la seguridad alimentaria que necesitan para hacer frente a las perturbaciones económicas.
Esta colaboración ha cambiado la vida de Hawa, una mujer de 35 años del condado de Lofa, en el norte de Liberia. “Antes de este proyecto me sentía sola y perdida”, dice. Debido a una discapacidad visual había tenido que abandonar la escuela y trataba de ganarse la vida vendiendo agua potable en un mercado local.
Todo cambió cuando Hawa se unió a otras 55 personas con discapacidad visual para mejorar sus prácticas agrícolas y comerciales a través de la Asociación de Ciegos Unidos de Lofa. Con el apoyo del proyecto, los miembros de la asociación adoptaron una tecnología agrícola mejorada que incluía actividades de capacitación, insumos y plántulas de calidad para cultivar arroz.
Así, lograron triplicar la superficie cultivada. Ahora producen suficientes productos para alimentar a sus familias y tienen excedentes para vender en el mercado. Hawa ganó lo suficiente para reinvertir sus fondos en una pequeña tienda, lo que le proporcionó otra fuente de ingresos.
Gracias a su habilidad con los números, ahora Hawa es presidenta y secretaria financiera de la asociación de agricultores. No solo ha logrado enviar a sus tres hijos a la escuela, sino que también gana lo suficiente como para haber vuelto ella misma a la universidad. “Quiero ser una de las grandes contables del mundo”, afirma.
Mientras Hawa acaba de iniciar su aventura empresarial, Mariam, de 29 años, tiene un negocio que recibió una valiosa ayuda del Proyecto de Fomento de la Transformación Agrícola en Pequeña Escala y Revitalización de las Agroempresas. En 2021, vendía ensaladas de frutas y jugos exprimidos a mano a los viajeros en un pequeño quiosco en Monrovia, la capital de Liberia.
Al darse cuenta de lo costosa que resultaba para muchos liberianos una alimentación sana, Mariam empezó a soñar con llegar a más gente. Por fin tuvo la oportunidad de hacer realidad su sueño cuando, navegando por Internet, se enteró de un concurso de donaciones organizado por el proyecto para revitalizar las empresas de las cadenas de valor agrícolas durante la pandemia de COVID-19. Se presentó al concurso y le concedieron fondos para comprar una licuadora y un exprimidor.
“Antes tenía que exprimir los jugos a mano, lo que llevaba mucho tiempo y era ineficaz”, explica. “La compra de este equipo me permitió agilizar el trabajo y mejorar el servicio al cliente”.
Al poder atender a más clientes, el negocio de Mariam creció, por lo que se trasladó a un nuevo local cerca de un prestigioso hotel, donde vende jugos saludables elaborados con ingredientes locales. En 2023, Mariam recibió otra donación del proyecto que le permitió ampliar su negocio a otros cinco locales y emplear a 14 personas, en su mayoría mujeres.
El negocio de Mariam no solo le ha traído prosperidad a ella y a su equipo. También ha creado un mercado fiable para 20 grupos de agricultores de tres condados, a los que compra piñas, pepinos y sandías. Ahora quiere seguir ampliando su negocio y vender sus jugos a los estudiantes de las zonas rurales. Al invertir en el sueño de Mariam, el proyecto ha reforzado toda una cadena de valor.
Mariam y Hawa son solo dos de los más de 40.000 pequeños agricultores y empresarios rurales que se han beneficiado directamente del Proyecto de Fomento de la Transformación Agrícola en Pequeña Escala y Revitalización de las Agroempresas. Gracias a él han podido desarrollar sus capacidades mediante activos y servicios agrícolas, instalaciones de elaboración poscosecha y tecnología agrícola mejorada. Al ampliar sus agronegocios, estos productores no solo aumentan sus propios ingresos y refuerzan su resiliencia, sino que también garantizan que todos los liberianos tengan acceso a alimentos nutritivos de producción local.