Voces del mundo rural | 20 agosto 2024

La acuicultura introduce un cambio duradero en el delta del Mekong, en Viet Nam

Tiempo estimado de lectura: 5 minutos
Hero image

Durante siglos, las fértiles aguas del delta del Mekong han mantenido a millones de personas en Viet Nam. Con el apoyo del FIDA, los agricultores en pequeña escala de la región están velando por que esto se prolongue en el futuro.

Tres años después de que finalizara nuestro Proyecto de Adaptación al Cambio Climático en el Delta del Río Mekong (AMD), volvimos a Viet Nam meridional para ver si las comunidades habían seguido prosperando.

Moluscos milagrosos

Ngot cultiva unas almejas conocidas como arcas del Pacífico Occidental en el río Xep Lay. © IFAD/Nguyen Hoang Sanh

En el río Xep Lay, que atraviesa el delta en la provincia de Tra Vinh, Ngot ha encontrado la prosperidad cultivando estas almejas. Se trata de unas almejas pequeñas, de carne roja que se consideran un manjar en Asia sudoriental y que, además, son clave para la adaptación al clima.

Las incursiones de agua salada, provocadas por los cambios de las pautas meteorológicas, están haciendo aumentar la salinidad del río más de lo que muchos cultivos pueden soportar. No obstante, las arcas del Pacífico Occidental crecen bien en aguas más saladas y ello las convierte en una salvaguardia ideal frente al cambio climático.

Ngot hizo la prueba de cultivar arcas en 2018, cuando su cooperativa recibió financiación a través del AMD para adquirir sus primeros juveniles. Una vez construidas las redes y preparados los bancos fangosos para que fueran adecuados para las arcas del Pacífico Occidental, empezó a trabajar.

Actualmente, la cooperativa recoge tres toneladas de arcas del Pacífico Occidental y las vende a grandes compradores. Los 1 000 juveniles que Ngot recibió en 2018 se han multiplicado hasta llegar a los 70 000 adultos.

El negocio está yendo tan bien que otros aspirantes a criador de arcas contratan a Ngot y a sus asociados para que les transmitan sus conocimientos. Para Ngot y su familia, el aumento de ingresos ha tenido un efecto transformador.

“Antes de incorporarme al proyecto en 2018, mi familia era pobre”, dice Ngot. “Ahora gozamos de una vida más estable, más plena y más feliz”.

Camarones poderosos

Truyen muestra un camarón recién capturado en su arrozal. © IFAD/Nguyen Hoang Sanh

En el pasado, Truyen tenía dificultades para obtener unos ingresos modestos con el cultivo del arroz. Sin embargo, transformó su explotación utilizando una novedosa técnica acuícola: criar camarones gigantes de agua dulce en las aguas estancadas de sus arrozales.

Los camarones de agua dulce se alimentan de algunas plagas, lo que reduce drásticamente la necesidad de plaguicidas, mientras que los residuos que generan mejoran la fertilidad del suelo. Al mismo tiempo, sus propias fuentes de alimentación se encuentran naturalmente en los arrozales, lo que implica que no se los ha de alimentar prácticamente nunca.

Truyen descubrió la técnica de acuicultura sostenible en 2018 gracias al proyecto AMD, que le concedió un préstamo y le proporcionó capacitación técnica. Junto con otros 10 cultivadores de arroz en la provincia de Ben Tre, comenzó a criar camarones y nunca se arrepintió.

En la actualidad, unos meses después de cada cosecha de arroz, Truyen seca el arrozal para recoger los camarones, vender los más grandes y quedarse con los más pequeños para repoblar el campo.

Gracias a los camarones, he podido complementar sus ingresos e impulsar la producción de arroz al mismo tiempo.

“He podido construir una casa espaciosa para mi familia y comprar un nuevo arrozal de 1,5 ha cerca de mi casa”, dice Truyen.

Pescado fructífero

Chung, trabaja incansablemente en su planta de elaboración de pescado. © IFAD/Nguyen Hoang Sanh

Chung solía secar el pescado de forma tradicional, esto es, comprándolo a los pescadores locales, marinándolo con su receta familiar y tendiéndolo al sol. Sin embargo, aunque su pequeña planta de elaboración complementaba los ingresos que obtenía su marido con la cría de camarones, el hogar seguía teniendo dificultades para llegar a fin de mes.

Eso era antes de que ella recibiera un préstamo y asesoramiento técnico en el marco del proyecto AMD. El moderno equipo de secado y el almacén frigorífico que entonces se pudo permitir le dieron el impulso que necesitaba.

Actualmente, cuando ya han pasado varios años después de que finalizara el proyecto, el negocio de Chung está en auge. La empresa de elaboración de productos alimentarios marinos Phat Huy da empleo a 20 personas y elabora 24 toneladas de pescado al año.

Desde que su empresa despegó, la familia de Chung decidió ayudarla. Su marido, como otros acuicultores locales, cambió los camarones por las tilapias y los bagres para abastecer a la fábrica. Sus dos hijos, cuyos estudios universitarios pudo costear, volvieron a casa para ampliar el negocio mediante el comercio electrónico.

Ahora que ha transformado sus medios de vida, Chung quiere ayudar a otros a hacer lo propio. "Mis hijos y yo tenemos grandes planes: ayudar a otras familias a escapar de la pobreza que mi familia sufrió en el pasado", dice.

*

Cuando los productores en pequeña escala tienen los recursos necesarios para que sus negocios funcionen bien, no solo se benefician ellos a corto plazo. Pueden sacar a sus familias de una situación de pobreza intergeneracional y transformar a sus comunidades por muchos años.

Es por ello que las inversiones del FIDA en las poblaciones rurales son inversiones en el futuro que dan frutos hasta mucho después de la finalización de los proyectos y logran el desarrollo verdaderamente sostenible.

Obtenga más información sobre las poblaciones rurales que participaron en el proyecto AMD.

Seguir explorando