Voces del mundo rural | 23 enero 2025

La energía limpia potencia la resiliencia rural en Cuba

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En 2024, Cuba sufrió varios apagones eléctricos continuados que afectaron a todo el país, como consecuencia de una infraestructura energética anticuada basada en combustibles fósiles. Aunque la cobertura mediática se centró en las metrópolis sumidas en la oscuridad, las comunidades rurales también sufrieron consecuencias graves.  

Los pequeños agricultores necesitan energía para todo, desde el riego de sus tierras hasta el almacenamiento seguro de los productos cosechados. Sin ella, la agricultura es menos productiva y las pérdidas posteriores a la cosecha pueden ser considerables, mermando sus ingresos y su seguridad alimentaria.  

Pero a lo largo de la costa oriental de este país insular se está gestando una transición hacia la energía limpia. Al recurrir a los paneles solares, los pequeños agricultores se mantienen firmes ante las crisis recurrentes y protegen el planeta del que todos dependemos. 

Una luz al final del túnel

Martha en su explotación en Cuba. © IFAD/Factstory

Martha y su marido cultivan berenjenas, bananas, tomates y otros productos en la provincia de Holguín. Al igual que otros pequeños agricultores, han tenido que hacer frente a los efectos del cambio climático. Aunque en esta parte de Cuba las estaciones secas son largas de forma habitual, el clima se ha vuelto más extremo y se producen sequías cada vez con más frecuencia.  

La variabilidad de las condiciones hace que para Martha sea especialmente importante disponer de una fuente fiable de electricidad, algo que no ha resultado fácil en los últimos tiempos. 

Sin embargo, Martha ha podido proteger sus cultivos gracias a unos nuevos paneles solares que convierten la luz solar en electricidad limpia y fiable. Con el apoyo del Mecanismo de cooperación SurSur y triangular entre China y el FIDA y la implementación del Programa Mundial de Alimentos, el proyecto Gibara Verde X Ciento proporcionó los paneles a Martha y a otros agricultores como ella.  

Cuando escasean las lluvias, Martha puede confiar en sus paneles solares para obtener la energía que necesita para bombear agua y regar su campo. A pesar de los continuos problemas con la red eléctrica nacional, Martha mantiene su producción. 

“Tenemos un déficit de electricidad”, dice Martha. “Pero este sistema moderno nos ayuda a garantizar el riego, y el riego es clave para garantizar la producción”. 

Potenciar el crecimiento sostenible

Martha junto a los paneles solares donados por el proyecto Gibara Verde X Ciento. © IFAD/Factstory

Cerca de 760 millones de personas de todo el planeta siguen viviendo sin electricidad, la mayoría de ellas en zonas rurales. Muchos pequeños agricultores siguen dependiendo de la combustión de biomasa, como madera, carbón vegetal y estiércol animal, para cubrir este déficit energético, lo que contribuye a la degradación ambiental y el cambio climático.  

Las fuentes de energía limpia ofrecen una alternativa. Y como ha demostrado Martha, descarbonizar nuestros sistemas alimentarios no solo beneficia al planeta. Al hacer más eficiente y sostenible la agricultura, también puede potenciar la productividad y transformar las economías rurales. 

A medida que el cambio climático aumenta las necesidades energéticas de los pequeños agricultores, la energía limpia puede restablecer la fuerza agrícola de las comunidades en Cuba y en todo el mundo. 

Robert Leyva, a la derecha, imparte un taller a agricultores. © IFAD/Factstory

“Esta es una región que antaño se consideró el granero de Cuba, pero la variabilidad climática ha afectado considerablemente al rendimiento de los cultivos, lo que ha llevado a muchas personas a dejar de plantar determinados cultivos por completo”, afirma Robert Leyva, jefe del Departamento de Investigación de Granos Básicos de la UEICA-H.  

Dado que la producción local es insuficiente para satisfacer la demanda, Cuba importa hasta el 80 % de sus alimentos. Pero si sus comunidades rurales continúan la transición hacia las energías limpias, esto podría cambiar.  

Las energías renovables pueden transformar las zonas rurales al potenciar la agricultura y mejorar los medios de vida y la salud pública. También resultan gratificantes para los pequeños agricultores como Martha, que han encontrado una forma de alumbrar sus comunidades incluso cuando cae la red eléctrica. 

“Estamos convencidos de que utilizar algo natural, como los paneles solares, que convierten la luz del sol en la electricidad que utilizamos, nos ayuda y nos beneficia”, dice Martha. “Nos han dado una alegría”. 

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