En imágenes: Los pequeños agricultores cuidan de la Madre Tierra
Conozca a algunos de los campesinos que escuchan la llamada de la Madre Tierra, cuidan de la naturaleza y cosechan abundantes frutos.
Desde la espesa Amazonia hasta los manglares del Senegal y los bosques secos del Sahel, las zonas forestales son los cimientos de la prosperidad y los sistemas alimentarios de la población rural de todo el mundo.
Más de 5 000 millones de personas, de las que casi la mitad vive en países en desarrollo, utilizan, no solo la madera, sino otros productos forestales para obtener su sustento, medicinas y otros recursos esenciales.
La recolección sostenible de importantes productos forestales permite que la población rural obtenga mayores ingresos y compre alimentos de calidad para sus familias. Los pequeños productores también recurren cada vez más a la agrosilvicultura, un método agrícola en el que los cultivos y el ganado se integran en un entorno diverso y saludable, donde abundan los árboles y arbustos, para producir alimentos variados y nutritivos.
La producción de alimentos en todo el mundo depende de unos bosques sanos en los que viven los polinizadores, y que mantienen la salud del suelo y el agua, regulan el clima local y proporcionan refugio a animales y cultivos.
Conozca a algunas de las personas del medio rural con las que trabaja el FIDA para promover y preservar la riqueza de nuestros bosques.
Desde la espesa Amazonia hasta los manglares del Senegal y los bosques secos del Sahel, las zonas forestales son los cimientos de la prosperidad y los sistemas alimentarios de la población rural de todo el mundo
Más de 5 000 millones de personas, de las que casi la mitad vive en países en desarrollo, utilizan, no solo la madera, sino otros productos forestales para obtener su sustento, medicinas y otros recursos esenciales.
La recolección sostenible de importantes productos forestales permite que la población rural obtenga mayores ingresos y compre alimentos de calidad para sus familias. Los pequeños productores también recurren cada vez más a la agrosilvicultura, un método agrícola en el que los cultivos y el ganado se integran en un entorno diverso y saludable, donde abundan los árboles y arbustos, para producir alimentos variados y nutritivos.
La producción de alimentos en todo el mundo depende de unos bosques sanos en los que viven los polinizadores, y que mantienen la salud del suelo y el agua, regulan el clima local y proporcionan refugio a animales y cultivos.
Conozca a algunas de las personas del medio rural con las que trabaja el FIDA para promover y preservar la riqueza de nuestros bosques.
Los piñones de este pino (zgougou) revisten especial importancia en Túnez. Son el ingrediente principal del asidat zgougou, un postre que se toma con familiares y amigos en festividades religiosas.
Para las comunidades de Siliana, los piñones son un regalo de los bosques de la zona, donde crecen los pinos carrascos. En otoño, la gente recoge piñas en los bosques y las cuece en hornos tradicionales para extraer los piñones. Una vez que se extraen los piñones, las piñas vacías se desechan.
Hassan, un emprendedor de 34 años, ha encontrado una forma de aprovechar los residuos y devolverlos al bosque. Ideó un sistema para juntar las piñas vacías con estiércol y ramas de árboles podados que normalmente se quemarían, y convertir la mezcla en compost de alta calidad.
Gracias a la financiación del Proyecto de Promoción de las Cadenas de Valor para el Desarrollo Territorial de Siliana (PROFITS), respaldado por el FIDA, la idea de Hassan se ha hecho realidad. Ahora da empleo a hasta cinco ayudantes que producen el compost y lo comercializan en Internet. “Estoy muy orgulloso de que mi proyecto sea respetuoso con la naturaleza”, afirma Hassan.
En el norte del país, la miel ha sido siempre un ingrediente fundamental en la dieta tradicional del pueblo hadza, una de las últimas comunidades de cazadores y recolectores que quedan en África. Ahora, gracias a las colmenas que les proporcionó el proyecto “Invertir las tendencias de degradación de la tierra y aumentar la seguridad alimentaria en los ecosistemas degradados de las zonas semiáridas del centro de la República Unida de Tanzanía” (proyecto LDFS), respaldado por el FIDA, jóvenes hadza como Ngotina y Shakwa producen esta deliciosa miel para su propio consumo y para comercializarla en todo el mundo y, al mismo tiempo, protegen los bosques que consideran su hogar.
El proyecto les ha facilitado colmenas modernas que se cuelgan de los árboles del bosque. Las abejas se alimentan del néctar del baobab, la acacia y otros árboles autóctonos, y de cada colmena se obtienen entre 5 y 10 litros de miel. Cuando Ngotina y Shakwa cuidan de sus colmenas, también están atentas al bienestar del bosque.
“Vivo en la naturaleza, estamos rodeados de ella. Me encanta vivir en este entorno”, dice Shakwa.
En la región semiárida del Brasil que alberga la caatinga, jóvenes como Iris, de 18 años, están entusiasmados aprendiendo a cultivar árboles, hortalizas y plantas medicinales en huertas familiares. Estas huertas ―que el Proyecto de Desarrollo Rural Sostenible en la Región Semiárida de Bahía (Proyecto a favor del Semiárido), respaldado por el FIDA, adaptó a las condiciones locales de su entorno― han contribuido a que un 10 % menos de familias tuvieran dificultades para obtener alimentos suficientes.
Como alumna de una escuela familiar agrícola, Iris ha aprendido a aplicar la agrocaatinga, una técnica concebida para conservar la caatinga autóctona y las plantas comestibles. Al igual que los demás alumnos, la pone en práctica en casa, transmitiendo a sus padres lo que sabe sobre sostenibilidad y agrosilvicultura.
Iris es solo un ejemplo de los muchos guardianes de los bosques del bioma de la caatinga que se han asociado con el Proyecto a favor del Semiárido. Mujeres indígenas como Adeline y su nieta Jucimara recolectan semillas y dan salida a variedades criollas y plantas autóctonas que están adaptadas a las condiciones locales. De este modo, preservan la extraordinaria diversidad de la caatinga en beneficio de las generaciones futuras.
Los bosques de todo el mundo nos proporcionan todo lo que necesitamos para vivir: aire limpio, agua pura y alimentos variados. La población rural protege su futuro y vela por que los bosques sigan aportándonos el sustento necesario a través de sistemas alimentarios diversos y sostenibles.