Voces del mundo rural | 13 marzo 2025

La inversión de los malienses en el extranjero respalda a los agricultores de su país

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En un contexto de inseguridad constante, cambio climático e inestabilidad política, Malí tiene problemas importantes para atraer la inversión necesaria a fin de que su población salga de la pobreza. En uno de los países menos desarrollados del mundo, donde una de cada cinco personas vive con menos de USD 2,15 al día, las familias ven en la diáspora maliense una fuente crucial de apoyo económico.

Los malienses en el extranjero envían a su país remesas por valor de USD 1 100 millones anuales, que representan más del 5 % del producto interno bruto del país y cubren las necesidades básicas de incontables familias rurales.

A medida que las nuevas generaciones de emigrantes empiezan a enviar fondos a sus hogares, sus preferencias de inversión van cambiando. En los estudios del FIDA se ha observado que, además de enviar remesas y financiar el desarrollo social, cada vez son más los miembros de la diáspora que buscan formas de invertir en empresas que tengan impacto en la sociedad y sean rentables económicamente; en este sentido, la agricultura es una de las principales prioridades.

Jóvenes rurales cargan arroz para plantar en Malí. © Amadou Keita

Lograr que las perturbaciones sean más manejables

Ello brinda la oportunidad de hacer llegar la inversión a los pequeños agricultores y los emprendedores rurales, que la necesitan para hacer crecer sus negocios y fomentar la resiliencia ante perturbaciones externas. Sin esta protección, las temporadas de condiciones meteorológicas extremas y las precipitaciones menos predecibles debido al cambio climático pueden arrasar el fruto de su duro trabajo.

Ibrahima, presidente de la cooperativa de productores de arroz de Mopti, en la región del delta interior del río Níger, sabe que la prosperidad de su comunidad depende de que las precipitaciones sean las adecuadas para sus cultivos. “Este año hubo muchas inundaciones, pero también hemos padecido mucho calor últimamente”, afirma.

Sin embargo, en esta campaña agrícola Ibrahima está mejor preparado para lo que el cielo le tenga preparado. Esto es gracias a Ciwara Capital, establecido con el apoyo del FIDA y fondos de la Unión Europea y propiedad exclusiva de los miembros de la diáspora maliense. Ciwara invierte en pequeñas y medianas empresas de África, en especial agronegocios, con el objetivo de conseguir USD 2 millones de aquí a 2026 y USD 10 millones a más largo plazo. En Malí, Ciwara ha invertido en Zira Capital, un fondo de inversión de impacto.

Ibrahima, presidente de una cooperativa de productores de arroz de Malí, ha visto el sufrimiento que los efectos de los fenómenos meteorológicos extremos han causado en su comunidad. © IFAD

Aumentar las cosechas

Una de las nuevas inversiones de Ciwara y Zira es SOPROTRILAD, una empresa maliense que suministra insumos, como semillas y fertilizantes, a más de 3 000 pequeños agricultores y, a cambio, les compra el arroz que cosechan. El proyecto INCLUSIF del FIDA ha ayudado a SOPROTRILAD a establecer relaciones con las cooperativas arroceras y a introducirlas a las técnicas de producción climáticamente inteligente, como el sistema de cultivo intensivo de arroz.

La cooperativa de Ibrahima ha firmado un acuerdo con SOPROTRILAD y, a pesar de que hay mucho por aprender, inmediatamente reconoció el potencial de los nuevos enfoques agrícolas. “Es más beneficioso para nosotros”, afirma. “Por ejemplo, para un campo de 0,25 hectáreas, utilizamos 13 kg de semillas, mientras que con el sistema de cultivo intensivo de arroz, solo utilizamos 2 o 3 kg. Este sistema de cultivo utiliza menos agua, lo que reduce el uso de motobombas y ahorra combustible”.

Entretanto, la producción ha aumentado. “Donde cosechábamos entre 20 y 25 sacos de arroz con cáscara, ahora solemos recoger hasta 34 sacos. Si bien la técnica requiere más rigor, es mucho más beneficiosa”, explica Ibrahima.

La cooperativa de Ibrahima ha cosechado más sacos de arroz con cáscara desde que empezó a aplicar las técnicas agrícolas respaldadas por el FIDA. © Amadou Keita

A medida que su cosecha de arroz aumenta, Ibrahima sabe que tiene un comprador garantizado en SOPROTRILAD. Al reducir la cantidad de agua y de otros insumos, está en mejores condiciones de resistir los períodos de sequía, mientras que el suelo de su campo está más saludable y puede tolerar mejor los daños provocados por las inundaciones.

De cara al futuro

En la actualidad, con la inversión de Ciwara, SOPROTRILAD está construyendo una nueva planta de producción de arroz y tratando de aumentar el número de proveedores de arroz. “Con la nueva planta que estamos construyendo, necesitaremos mucho arroz con cáscara”, dice el Sr. Oumarou Amadou Sankaré, representante de SOPROTRILAD. “Vamos a tratar de ponernos en contacto con una gran cantidad de productores y ello debería reducir la hambruna y el éxodo rural en muchas zonas”.

Las empresas de inversión como Ciwara son una manera innovadora de que la diáspora maliense pueda tender una mano a sus compatriotas del medio rural, reducir el déficit de financiación de África y llevar la prosperidad a sus hogares rurales. Estas inversiones de capital, que combinan rentabilidad y desarrollo sostenible, pueden ser un modelo para el crecimiento de África en el futuro.

Como dice Oumarou, “esto nos muestra que estos malienses en el extranjero desean ayudar a su país. Son patriotas y no se han olvidado de nosotros. Pueden tener la certeza de que utilizaremos sus fondos como desean y allí donde se necesitan”.

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