En pocas palabras, el FIDA se centra en invertir en la población rural, para lo cual se encarga de financiar programas, evaluar los resultados obtenidos, fomentar las innovaciones y trabajar con las propias comunidades rurales.
Descubra cuáles son nuestras principales áreas de trabajo, que van desde el fomento de la resiliencia hasta el empoderamiento de la población rural y la protección del medio ambiente.
La labor del FIDA con los gobiernos de Asia para aumentar la resiliencia de las zonas rurales durante la COVID-19
Tiempo estimado de lectura: 5 minutos
ENLACE COPIADO
En Asia, la pandemia de la COVID-19 dejó a 80 millones de personas en situación de pobreza extrema. Los pequeños productores rurales, las mujeres, los jóvenes y los trabajadores informales estuvieron entre los más afectados a raíz de las perturbaciones a las cadenas de suministro.
Gobiernos a lo largo y ancho de Asia y el Pacífico tuvieron que reaccionar con rapidez ante la caída de los ingresos y la amenaza a la seguridad alimentaria. El FIDA trabajó con ellos para garantizar que las personas vulnerables del medio rural recibieran el apoyo que necesitaban.
China
El gobierno de China potenció el comercio electrónico rural y estableció un Canal Verde para llevar los productos agrícolas de las granjas al mercado. Esto evitó la paralización de las economías rurales, a la vez que satisfizo la demanda de alimentos nutritivos.
A través del programa IPRAD–SN, el FIDA ayudó a fortalecer las destrezas tecnológicas y organizacionales de los habitantes de las zonas rurales de Ningxia y Sichuan.
El gobierno de la India estableció una red de seguridad para los más perjudicados por los confinamientos, en tanto que el Banco Nacional para la Agricultura y el Desarrollo Rural garantizó el acceso al crédito para los pequeños agricultores. Un mecanismo de garantía de empleo ayudó a reducir el desempleo rural y a preservar los medios de vida.
A través del Proyecto de Fomento de los Medios de Vida y el Acceso a los Mercados (LAMP) del FIDA, que trabaja con las comunidades tribales en Meghalaya, se brindaron servicios financieros durante estas épocas difíciles. En las aldeas, las sociedades cooperativas integradas entregaron raciones y distribuyeron alimentos a precios asequibles. Suministraron pienso animal, establecieron plantas de elaboración y comercializaron productos agrícolas.
En Asia Sudoriental, donde la COVID-19 afectó gravemente las perspectivas de empleo de los jóvenes, los gobiernos buscaron maneras de proteger el empleo y de establecer redes de seguridad social.
En Malasia, el gobierno creó un fondo dedicado para mejorar las habilidades de 200 000 jóvenes y personas desempleadas.
El gobierno de Indonesia adaptó un programa de formación que ya existía para apoyar y reconvertir a los trabajadores despedidos, a los informales y a los propietarios de microempresas y pequeñas empresas en el sector del turismo, que se vio sumamente golpeado, en tanto que mediante el Proyecto para la Prestación de Servicios de Apoyo al Empleo y la Iniciativa Empresarial de los Jóvenes (YESS), respaldado por el FIDA, se ayudó a los jóvenes de las zonas rurales a establecer medios de vida mediante la iniciativa empresarial y el empleo.
Tanto en Malasia como en Indonesia, los gobiernos brindaron apoyo financiero a las empresas y a las familias mediante transferencias de efectivo, aplazamientos del pago de impuestos y apoyo en materia de liquidez.
Infórmese más acerca de las repercusiones de la pandemia de la COVID-19 sobre las personas más pobres del medio rural en la región de Asia y el Pacífico, y vea lo que aprendimos de la forma en que los países se enfrentaron a la crisis.
Islas del Pacífico
Los gobiernos adoptaron varias medidas para garantizar que los habitantes más pobres de las zonas rurales pudieran acceder a alimentos adecuados y nutritivos durante la pandemia, entre otras cosas promoviendo las huertas domésticas, distribuyendo raciones y estableciendo bancos de alimentos. En Fiji y en Samoa se crearon paquetes de apoyo a las explotaciones para aumentar la producción.
A medida que aprendemos a vivir con la COVID, las personas pobres de las zonas rurales de Asia y el Pacífico están enfrentando nuevos desafíos referidos a sus medios de vida y su seguridad alimentaria. Con el aumento de la inflación, cada vez les cuesta más cubrir sus necesidades, y son particularmente vulnerables a los efectos del cambio climático.
En el FIDA, estamos estudiando qué iniciativas tuvieron buenos resultados durante la pandemia, a fin de extraer lecciones que nos permitan mejorar la resiliencia para las próximas crisis.