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Las cooperativas angoleñas se abren paso hacia un futuro más próspero
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El cambio climático está provocado que a las personas que viven en las zonas rurales de Angola cada vez les cueste más encontrar alimentos para sí mismas y para sus familias. La frecuencia y la duración de las inundaciones y las sequías van en aumento y afectan a la producción agrícola de todo el país.
Pese a ello, al asociarse en cooperativas, los pequeños agricultores y pescadores están encontrando formas de forjar un futuro mejor para sus familias.
En los humedales del norte del país, una cooperativa está aprovechando las enormes oportunidades que ofrece la región en el sector de la acuicultura continental. Gracias a la cría sostenible de peces, sus miembros consiguen mayores ingresos y, al mismo tiempo, obtienen los nutrientes esenciales que sus familias necesitan para progresar.
La unión hace la fuerza
Para João Cesar Binzole, agricultor y padre de 12 hijos en la provincia de Malanje, garantizar que su familia tuviera suficiente para comer era una batalla continua. Sin embargo, fundar la cooperativa Binzole le abrió las puertas de una nueva senda.
Gracias al apoyo del Proyecto de Pesca Artesanal y Acuicultura, ahora gestiona una próspera red de estanques piscícolas y huertos comunitarios.
João Cesar y sus asociados aprendieron a criar y preparar el pescado para aumentar los beneficios al máximo, a la vez que diversificaban las fuentes de donde obtenían alimento y se aseguraban el suministro de agua salubre. No solo han mejorado su dieta, sino que disponen de una red de seguridad cuando más la necesitan.
Parte de los beneficios de la cooperativa se destinan a mejorar el acceso a la atención sanitaria, la inversión en actividades comerciales y la producción agropecuaria a través de préstamos sin intereses.
“Incluso en tiempos difíciles, conseguimos tener comida en la mesa”, dice João Cesar. “Y en los momentos complicados, como cuando alguien muere, disponemos de subsidios para concedérselos a las familias de los fallecidos”.
En la actualidad, João Cesar gana más que suficiente para mantener a toda su familia. Cuando concluyó el proyecto, la cooperativa obtenía 900 kilogramos de pescado por estanque, casi el doble del volumen que obtienen en promedio los sistemas similares de todo el mundo.
Servir de fuente de inspiración para la gente joven del medio rural
La hija de 24 años de João Cesar, Domingas, se ha animado a seguir los pasos de su padre. Además de ayudar con la contabilidad de la cooperativa Binzole, participa en tareas ordinarias, como el cuidado de la granja y la limpieza de las piscinas.
Gracias a la cooperativa, Domingas no solo ha conseguido ahorrar y comprar una casa para su familia, sino que ha introducido prácticas que los ayudan a progresar. Con el tratamiento del agua potable, pasando por la preparación de alimentos nutritivos, está contribuyendo a que sus hijas pequeñas empiecen con buen pie en la vida.
Los estanques nutricionales han supuesto otra vuelta de tuerca para Domingas y otras madres jóvenes de la cooperativa. A diferencia de los estanques comerciales, estos pequeños estanques comunes ―una innovación introducida por el Proyecto de Pesca Artesanal y Acuicultura― están destinados al consumo personal.
Gracias a esta innovadora práctica, los miembros de la cooperativa ya no tienen que elegir entre consumir o vender los peces que crían en estanques comerciales. Domingas sabe que sus hijas siempre tendrán qué comer.
“Recogíamos y vendíamos en el mercado todo lo que producíamos. No guardábamos nada para nuestras casas”, recuerda Domingas. “Ahora que hemos recibido formación sobre nutrición, sabemos que primero debemos garantizar nuestra propia seguridad alimentaria”.
Jaime João Cunda llegó a la vicepresidencia de la cooperativa Binzole por un camino poco habitual. Exminero y atleta paralímpico, conoció a sus miembros a través del Proyecto de Pesca Artesanal y Acuicultura, en el que desempeñaba la función de alfabetizador.
Inspirado por trabajo de los miembros de la cooperativa, el joven de 31 años decidió unirse a ella y dedicarse al sector agropecuario. Tras recibir formación sobre prácticas comerciales, abrió una pequeña tienda y cavó su propio estanque piscícola.
Ahora las distintas competencias técnicas de Jaime João benefician a la cooperativa en su conjunto y, al haber mejorado sus ingresos, puede pagar la escuela y los gastos médicos de sus hijos.
Para João Cesar, Domingas y Jaime João, unirse a la cooperativa Binzole en calidad de miembros ha posibilitado que el valor de sus propios negocios sea mayor que la simple suma sus partes.
Gracias al trabajo conjunto como comunidad, aprovechan los beneficios que les aportan sus huertos y estanques piscícolas y se aseguran de que la población rural de Angola obtiene los nutrientes necesarios para prosperar, en el presente y de cara al futuro.