Voces del mundo rural | 16 julio 2024

Los cultivadores de algas de la República Unida de Tanzanía traen la abundancia del océano al mundo 

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Cuando amanece en la isla de Pemba, en la República Unida de Tanzanía, Shajia y otros cultivadores de algas se dirigen al agua recolectar sus algas durante la bajamar.

Cuando Shajia empezó a cultivar algas, en 1995, lo hacía principalmente a lo largo de la costa. Desde entonces, las condiciones han cambiado.

“Debido a las altas temperaturas causadas por el cambio climático, las algas no crecían bien en las costas”, explica. “Nos vimos obligados a ir a aguas más profundas”.

El proyecto LDFS, respaldado por el FIDA, está ayudando a Shajia a adaptarse a la nueva situación. Además de recibir el equipo necesario, ha aprendido a cultivar algas en cuerdas. Ello le permite obtener una cosecha abundante que es más fácil de recolectar y está protegida de las mareas.

Shajia cultiva algas en la isla de Pemba, en la República Unida de Tanzanía, con el apoyo del proyecto LDSF del FIDA. © IFAD/Imani Nsamila

Elaboración de un valioso producto

A mediodía, las embarcaciones vuelven a la costa cargadas con sus centelleantes productos. Luego las algas se seleccionan y se depositan en tendederos en el centro de recolección local.

Posteriormente, las algas desecadas se exportan para producir medicamentos y obtener carragenina, una sustancia gelificante que se utiliza en infinidad de productos, desde champús hasta bebidas de soja. Con la intención del Gobierno de establecer una planta de transformación en Pemba, los agricultores pronto podrán mejorar su situación en la cadena de valor y obtener mayores beneficios por su producción.

El negocio de la belleza

Saumu, de 26 años de edad, lleva dos años cultivando de algas en su parcela submarina. Después de haber recibido capacitación y equipo en el marco del proyecto LDFS, logró aumentar su rendimiento hasta los 290 kilos. Saumu utiliza estos ingresos para costear la educación de sus hijos y comprar planchas de hierro para construir una casa nueva.

También forma parte de un colectivo de mujeres jóvenes que producen un nutritivo aceite de algas para el cuidado de la piel. Aunque actualmente utilizan algas en polvo importadas, tienen previsto comprar el equipo necesario para transformar en polvo las algas cultivadas en Pemba.

Saumu es un ejemplo a seguir para otras mujeres jóvenes. “Debemos aprovechar las oportunidades que se nos presentan, como el cultivo de algas, que puede beneficiarnos a nosotras y a nuestras familias”.

Saumu (la segunda empezando por la derecha) y otros miembros del colectivo con sus productos a base de algas. © IFAD/Imani Nsamila

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Durante siglos, las islas frente a las costas de África oriental han formado parte de una vasta red oceánica que se extiende desde el océano Índico, en la que los marineros siguen los vientos alisios hasta Asia sudoriental. Actualmente, la población rural de la región está recolectando de forma sostenible la abundancia del océano antes de hacerla llegar a todo el mundo.

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