¿Qué significan las conclusiones del informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) para los habitantes del medio rural? Las respuestas a sus preguntas

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¿Qué significan las conclusiones del informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) para los habitantes del medio rural? Las respuestas a sus preguntas

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©Ciril Jazbec /World Bank

Cuando a principios de este año se publicó el Sexto Informe de Evaluación del IPCC, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, lo calificó como un “código rojo para la humanidad”. Pero para las personas más pobres y vulnerables del planeta, las alarmas han estado sonando durante un largo tiempo.

Con la cumbre de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, la CP 26, ha llegado el momento de responder a la llamada.

En este período previo a la CP 26, presentamos algunas respuestas a sus preguntas sobre el informe del IPCC, cuál es su importancia y qué significa para las personas más vulnerables del mundo, a saber, los habitantes del medio rural, los pequeños productores y los pueblos indígenas.

 

¿Qué es el Sexto Informe de Evaluación del IPCC y por qué debería importarnos?

El IPCC es un órgano de expertos mundiales que examina las mejores pruebas científicas disponibles para sacar conclusiones sobre las causas y los efectos del cambio climático. Cada una de sus conclusiones es cuidadosamente examinada por revisores expertos que se aseguran de la solidez de los fundamentos científicos.

En sus informes se puede conocer qué opinan los científicos sobre el cambio climático y qué efectos es probable que tenga si no limitamos la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera.

Los encargados de la formulación de políticas consultan estos informes para decidir qué debe hacerse, tanto para adaptarse a los inevitables cambios como para evitar que se agraven.

Actualmente nos encontramos en el sexto ciclo de evaluación del IPCC. En agosto de 2021, el primero de los tres grupos de trabajo del IPCC presentó su informe sobre los principios de las ciencias físicas detrás del sistema climático mundial.

Este informe es nuestra mejor orientación para enfrentarnos a un clima que sabemos que está experimentando cambios históricos y sin precedentes inducidos por el ser humano.

 

¿Cuáles son las principales conclusiones del informe?

El Sexto Informe de Evaluación no deja lugar a dudas: el clima está cambiando, y eso se debe a la actividad humana. Muchos de sus efectos son irreversibles, y muchos de los impactos que se prevén para el futuro ya son inevitables.

En todas las regiones del mundo, los fenómenos climáticos extremos —las olas de calor, los episodios de lluvias intensas, las sequías y los ciclones— están aumentando en frecuencia e intensidad.

La actividad humana está acidificando los océanos, las precipitaciones mundiales han aumentado y los glaciares retroceden, lo que está reduciendo el volumen de agua disponible para la agricultura.

Una superficie cada vez mayor del planeta es vulnerable a sequías graves y frecuentes, y zonas tropicales, como la Amazonia, se están tornando más áridas.

La temperatura mundial nunca había aumentado de manera tan rápida, y durante los próximos 20 años, el calentamiento alcanzará —o excederá— los 1,5 °C.

De hecho, a menos que reduzcamos drásticamente la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera, el calentamiento global excederá el límite de 1,5° C o 2° C en las próximas décadas, lo que producirá otras consecuencias devastadoras. Los principales afectados serán las personas más pobres y vulnerables del mundo, que perderán sus medios de vida y deberán enfrentarse a la inseguridad alimentaria, el desplazamiento, los efectos sobre la salud y muchos otros problemas, lo que limitará aún más su capacidad de adaptarse y sobrevivir.

 

¿Qué efecto tendrán los cambios previstos en el informe sobre la agricultura, la pesca y los pequeños productores?

Las repercusiones de los cambios graduales y de los fenómenos meteorológicos extremos tienen especial incidencia en las zonas rurales, cuyos habitantes dependen en grado sumo de la agricultura y de los recursos naturales locales.

A medida que los patrones meteorológicos se alteren, aumentarán las malas cosechas, y a medida que los fenómenos meteorológicos extremos sean más frecuentes, los agricultores podrían perder su producción y quedar a merced de otros trastornos devastadores para sus medios de vida y su seguridad alimentaria.

El aumento de las temperaturas provocará cambios en los patrones de pesca. En la peor hipótesis, las poblaciones de peces podrían llegar a disminuir un 40 % en las zonas tropicales.

En muchas partes del mundo, el calor extremo y las sequías afectarán los medios de vida de los pastores, cuyos animales serán incapaces de prosperar, en un contexto de falta de forraje nutritivo.

 

¿Qué debe ocurrir en la CP 26 para ayudar a los habitantes de las zonas rurales a enfrentarse al cambio climático?

Durante la CP 26, será necesario asumir compromisos concretos y viables a fin de:

  • Incluir a los grupos más vulnerables —los habitantes de las zonas rurales y los pueblos indígenas— en el proceso de adopción de decisiones.
  • Centrar los recursos, la atención y la formulación de políticas a nivel mundial en la adaptación al cambio climático, no solo en la mitigación de sus efectos.
  • Aumentar la escala de la financiación para ayudar a los países en desarrollo a adaptarse. En este momento, por cada 18 dólares que se destinan a las iniciativas de mitigación, se dedica apenas 1 dólar a las medidas de adaptación para estos países.
  • Invertir en soluciones basadas en la naturaleza que promuevan la agricultura sostenible, la producción alimentaria y los medios de vida decentes, además de mejorar la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos.
  • Determinar un camino a seguir para la hoja de ruta de la Labor conjunta de Koronivia para la agricultura, que se deriva de un compromiso asumido en la CP 23 que reconoció el singular potencial de la agricultura como instrumento para luchar contra el cambio climático.

 

¿Cómo ayuda el FIDA a los habitantes de las zonas rurales a prepararse para los cambios que se predicen en el informe del IPCC?

Un 90 % de la financiación para el clima del FIDA se destina a las medidas de adaptación. Asimismo, nos hemos comprometido a dedicar un 30 % de esa financiación a la promoción de soluciones basadas en la naturaleza.

Nuestro Programa de Adaptación para la Agricultura en Pequeña Escala (ASAP) es la iniciativa mundial de adaptación al clima para pequeños agricultores más importante del mundo. En 2021, presentamos el ASAP+, la versión mejorada de este programa, a través del cual se movilizarán USD 500 millones para ayudar a más de 10 millones de personas a adaptarse al cambio climático, a mejorar su seguridad alimentaria y a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En toda nuestra labor, nos centramos en apoyar a las mujeres, a los jóvenes y a los pueblos indígenas, y buscamos establecer sistemas alimentarios sostenibles que brinden medios de vida y promuevan la seguridad alimentaria para todos.

Además de promover soluciones basadas en la naturaleza, ayudamos a los pequeños productores a acceder a la financiación y a las tecnologías renovables y digitales que necesitan para adaptarse al cambio climático y mitigar sus efectos. Nuestro Programa de Participación del Sector Privado en la Financiación permite catalizar inversiones en la agricultura en pequeña escala, vinculando a los habitantes de las zonas rurales con los mercados y estableciendo medios de vida sostenibles.