Al tiempo que la COP15 combate la desertificación, el FIDA contribuye a aumentar la resiliencia al cambio climático de los productores de África Subsahariana a través de tres proyectos

IFAD Asset Request Portlet

Publicador de contenidos

Al tiempo que la COP15 combate la desertificación, el FIDA contribuye a aumentar la resiliencia al cambio climático de los productores de África Subsahariana a través de tres proyectos

Tiempo estimado de lectura: 6 minutos

Las tierras áridas de África Subsahariana —esto es, aquellas zonas en las que se evapora más agua de la que se obtiene con la lluvia— se enfrentan a una degradación generalizada. Si bien existen numerosos factores que desencadenan esta situación, uno de los más notorios es el empleo de prácticas agrícolas que no se adaptan a la tierra, como el sobrepastoreo y la agricultura intensiva (el uso de técnicas que maximizan la productividad y los rendimientos, lo que con frecuencia genera un desequilibrio en los recursos naturales).

Por desgracia, las ventajas que se logran a través de estas prácticas son efímeras. Cuando se degradan los recursos naturales, disminuye la producción de las fincas. Los productores en pequeña escala tienen dificultades para aportar a sus familias una alimentación nutritiva y corren el riesgo de perder todos sus medios de vida. Además, en los últimos años, los cambios en los regímenes de lluvias a raíz del cambio climático están aumentando la aridez en algunas regiones, lo que acelera a su vez el proceso de degradación.

Desde 2017, el FIDA dirige el Programa de Sistemas Alimentarios Resilientes, una iniciativa encaminada a promover la gestión sostenible de los recursos naturales y transformar los sistemas alimentarios de 12 países de África Subsahariana. Se trata de uno de los programas piloto de enfoque integrado que financia el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) con el objetivo de combatir la degradación ambiental.

En este artículo se examinan tres proyectos del Programa de Sistemas Alimentarios Resilientes ejecutados a nivel nacional con el respaldo del FIDA. Todos ellos han introducido métodos innovadores para ayudar a las comunidades a proteger sus tierras áridas, conservar la seguridad alimentaria y prepararse para los futuros efectos del cambio climático.

Las mujeres esuatiníes están dando un paso al frente.

Eswatini: las mujeres ocupan su sitio

Aunque la agricultura constituye la base de la economía de Eswatini, en los últimos tiempos se está haciendo cada vez más difícil dedicarse a ella. El sobrepastoreo y la deforestación, entre otras prácticas productivas inadecuadas, están erosionando los suelos, lo que priva a las comunidades de los beneficios de la naturaleza como el agua limpia y las tierras fértiles.

Y, a pesar de muchos esuatiníes tienen buenas ideas sobre cómo abordar esos problemas, algunos tienen dificultades para expresar su opinión. En Eswatini, las mujeres suelen quedar al margen de los procesos de adopción de decisiones. Incluso cuando son elegidas para ocupar puestos de liderazgo, normalmente los rechazan porque, según las normas sociales, la autoridad de los hombres prima sobre la de las mujeres. (A pesar de que los estudios demuestran que, cuando las mujeres están involucradas al mismo nivel que los hombres en la gestión comunitaria de los recursos naturales, se logra una mayor rehabilitación de la tierra, se revierte la desertificación y se mejoran las condiciones socioeconómicas).

Hoy en día, el proyecto del Programa de Sistemas Alimentarios Resilientes en Eswatini está generando cambios positivos. En el marco de esta galardonada iniciativa, se están creando zonas de conservación para permitir que la vida silvestre prospere, se está aumentando la diversidad alimentaria y se están instalando sistemas de riego solar en las tierras degradadas.

Asimismo, se están desafiando las normas sociales para garantizar que las mujeres puedan participar plenamente en las medidas dirigidas a conservar el medio ambiente y desarrollar los medios de vida. Se está trabajando con las administraciones locales para reconocer la participación de las mujeres en la agricultura. Y las mujeres están dando un paso al frente. Hoy en día, la cuarta parte de las mujeres que forman parte de las instituciones comunitarias ocupan puestos directivos. Las mujeres están cultivando parcelas de demostración y brindando formación —tanto a hombres como a mujeres— en materia de gestión sostenible de la tierra.

Níger: seguridad nutricional gracias a la gestión de los recursos naturales

Las prácticas agrícolas también se han ido complicando en las regiones “granero” del Níger. En las tierras áridas del Sahel, los campesinos están viendo cómo ciertas tierras, que en el pasado fueron fértiles, van menguando a causa de la erosión, la deforestación y la escasez de agua.

En la actualidad, el proyecto del Programa de Sistemas Alimentarios Resilientes en el Níger está ayudando a las explotaciones familiares a proteger este frágil medio ambiente. Para ello, promueve una serie de buenas prácticas que permiten a los productores en pequeña escala ahorrar agua y restaurar las tierras degradadas.

En 2021, en torno a 74 000 productores del Níger habían recibido capacitación en materia de prácticas de gestión sostenible de la tierra. Algunas de ellas entrañaban un retorno a las prácticas tradicionales, como la plantación de árboles y arbustos enzaï (hoyos llenos de abono para acondicionar los suelos). De este modo, los productores en pequeña escala han restaurado cerca de 30 000 hectáreas de tierras degradadas y han contribuido a la regeneración natural asistida de otras 188 000 hectáreas (una superficie del tamaño de Mauricio).

Si mejora la salud de la tierra, también lo hace la salud de las personas. Casi dos tercios de los participantes del proyecto declaran haber disminuido notablemente la malnutrición en sus hogares, en parte gracias a las nuevas técnicas de preparación de alimentos aprendidas a través del proyecto.

Vivero de aguacates situado al norte de Nairobi. Los aguacates son una buena elección para combatir la erosión del suelo, al tiempo que su fruto resulta muy rentable para los agricultores locales. © Laura MacInnis (GEF)

Kenya: colaboración con el sector privado

Casi toda el agua utilizada por los 4 millones de habitantes de Nairobi, capital de Kenya, proviene del río Tana. A lo largo de los años, el área de captación ha pasado de estar cubierta de bosques a estar repleta de cultivos de los que dependen decenas de miles de productores en pequeña escala. Sin embargo, con mucha frecuencia, sus técnicas agrícolas no son sostenibles. En consecuencia, ha aumentado la erosión del suelo, ha disminuido la productividad de la tierra y han caído en picado la cantidad y la calidad del agua, lo que ha incrementado la escasez de agua para el consumo y el uso industrial aguas abajo.

El proyecto del Programa de Sistemas Alimentarios Resilientes en Kenya, dirigido por el FIDA y ejecutado por The Nature Conservancy, colabora con los inversores del sector privado involucrados en etapas posteriores, como Coca-Cola y East African Breweries, para que financien los trabajos de miles de pequeños productores con el objeto de restaurar las tierras degradadas, recolectar agua, mejorar los suelos y cultivar productos que requieran menos agua.

El proyecto, que ha contado con una financiación de USD 20 millones, así como con inversiones conjuntas por valor de USD 1,6 millones aportadas por asociados del sector privado, ha permitido que los pequeños productores de la cuenca alta del río Tana restauren casi 73 000 hectáreas de tierra. En conjunto, han sembrado 3,4 millones de plántulas y han instalado unas 14 500 balsas de captación de agua, que cada año recolectan casi 2 millones de metros cúbicos de agua para el riego.

A día de hoy, el proyecto se ha convertido en una ONG independiente conocida como el Fondo de Agua del Alto Tana-Nairobi. Esta experiencia demuestra que se puede movilizar el apoyo del sector privado en beneficio de los habitantes más pobres del medio rural y que, cuando prosperan los pequeños productores, prosperamos todos.

Inversión en el futuro

En este momento, la COP 15 —la 15.ª sesión del órgano de las Naciones Unidas dirigido a luchar contra la desertificación— hace un llamamiento a nivel mundial a favor de la gestión sostenible de la tierra, especialmente en las zonas áridas. Así, reconoce que la degradación de la tierra da lugar a un aumento de la pobreza, el hambre, la contaminación y el riesgo de desastres naturales, además de intensificar la vulnerabilidad de las comunidades.

Como demuestran los proyectos descritos, los enfoques integrados en materia de gestión sostenible de la tierra son el camino a seguir para lograr medios de vida y sistemas alimentarios resilientes, incluso en el contexto del cambio climático.

Consulte más información sobre el apoyo del FIDA al Programa de Sistemas Alimentarios Resilientes.