Brasil ha sido siempre un país rico en biodiversidad. Sin embargo, en el noreste semiárido del país, la ganadería extensiva, la agricultura de tala y quema y la demanda descontrolada de leña han provocado una degradación ambiental generalizada del bioma de la Caatinga.
Adelice y su nieta Jucimara forman parte de las 420 guardianas y guardianes de semillas que en la región están tratando de revertir esa tendencia. Estas personas utilizan su conocimiento tradicional para conservar y recuperar la biodiversidad recolectando cientos de variedades de semillas criollas locales que son más resistentes a los efectos del cambio climático. Estas semillas hacen posible que sus familias y otros hogares de la región disfruten de seguridad alimentaria, tengan acceso a una dieta saludable y a un ingreso estable.