Brindar oportunidades a las personas con discapacidad en las zonas rurales de Nepal

Plantones de pepino cultivados en el invernadero de Bimala, que recibe apoyo del Proyecto de Adaptación Orientada a los Pequeños Agricultores en las Zonas Montañosas (ASHA), financiado por el FIDA. © FIDA/Kaushal Shresth

En las tierras altas del Himalaya, al oeste de Nepal, se ubica Raskot, una preciosa y aislada aldea donde el aire es limpio y puro. Sus habitantes se dedican a la agricultura y cultivan numerosos productos, desde arroz hasta verduras, en terrazas situadas en las laderas de las montañas.

Sin embargo, las personas con discapacidad, que igual no pueden dedicarse a las labores agrícolas que requieren una gran intensidad física, tienen pocas oportunidades para ganarse la vida. En esta aldea montañosa, las instituciones comunitarias tienen escasos recursos, y las infraestructuras no son accesibles para las personas con discapacidad. Ni siquiera los programas de desarrollo disponibles tienen en cuenta la discapacidad.

Este es el desafío afrontado por Bimala Chaulagain, una joven de 22 años que padece problemas respiratorios y de movimiento derivados de la escoliosis —una enfermedad que se caracteriza por la curvatura de la columna vertebral. Bimala decidió tomar las riendas de la situación y se mudó a la capital, Katmandú, para formarse y trabajar como costurera. Sin embargo, trabajar todo el día sentada hacía que se le hincharan las piernas y le doliera la espalda.

Decepcionada, Bimala regresó a Raskot y comenzó a trabajar en la pequeña tienda de su familia.

No podía imaginarse que, muy pronto, todo cambiaría.

Raskot, una aldea remota que se encuentra en las altas cumbres del distrito de Kalikot, ubicado al oeste de Nepal. © FIDA/Kaushal Shrestha

El Proyecto de Adaptación Orientada a los Pequeños Agricultores en las Zonas Montañosas (ASHA), financiado por el FIDA, promueve la infraestructura comunitaria y la producción agrícola resiliente al cambio climático en Nepal. Además, tiene por objeto mejorar la resiliencia de los miembros más vulnerables de la comunidad, como las mujeres y las personas con discapacidad.

Cuando el ASHA contactó con Bimala para preguntarle si estaba interesada en participar en el proyecto, se alegró muchísimo. Participó en talleres sobre el empoderamiento de las mujeres, la planificación empresarial y la adaptación al clima.

Con el apoyo incansable de su familia, y los insumos —como tambores de agua y semillas— y la orientación técnica brindados por el ASHA, Bimala puso en marcha un pequeño sistema de invernaderos para el cultivo de hortalizas fuera de temporada.

Con las cuatro cosechas de pepinos y tomates conseguidas tan solo este año, cada una de las cuales le aporta al menos NPR 5 000 (en torno a USD 40), la vida de Bimala ha cambiado para bien. “Antes, no tenía nada. Ahora, en cambio, gestiono mi propia pequeña empresa agrícola”, cuenta Bimala con una sonrisa. “Estoy muy agradecida”.

“Lograr la independencia económica es muy importante para Bimala”, dice Dinesh Sanjaal, Oficial de Movilización Social del ASHA en Raskot. “El invernadero le permite ganarse la vida y el sustento durante todo el año, al proteger sus productos de las lluvias torrenciales, el granizo, el hielo y la nieve”.

Pero Bimala aún no se da por satisfecha. “Quiero trabajar más”, cuenta. “Quiero cultivar más hortalizas en el invernadero, y abrir mi propia tienda. Y, con lo que ahorre, quiero estudiar. Me gustaría formarme en administración de empresas”.

Si nos guiamos por la determinación que ha demostrado en el pasado, no hay duda de que Bimala alcanzará sus objetivos.
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