Cómo se está adaptando al cambio climático el sector ganadero de Lesotho

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Cómo se está adaptando al cambio climático el sector ganadero de Lesotho

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Mejorar la gestión del ganado es una parte esencial de la solución. ©Phomolo Lebotsa, Proyecto de Fomento de la Lana y el Mohai

La ganadería es uno de los sectores que más contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero, con un 14,5 % del total mundial. Con todo, los animales también se ven sumamente afectados por el cambio climático, dado que las sequías y las inundaciones merman la disponibilidad del agua y el forraje, degradan las tierras y la calidad de los alimentos para los animales y aumentan la mortalidad del ganado. Habida cuenta de la gran cantidad de comunidades vulnerables que dependen de los productos de origen animal, este círculo vicioso no solamente perjudica al ganado, sino también al ser humano.

¿Cómo podemos mitigar los efectos del cambio climático y al mismo tiempo producir suficientes alimentos saludables para todos de manera sostenible? Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el FIDA realizado en Lesotho aporta valiosas enseñanzas.

Medir lo importante

En el marco del Acuerdo de París, para 2030, Lesotho pretende lograr la neutralidad en la degradación de las tierras y reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero un 35 %. Mejorar la gestión del ganado es una medida esencial en el marco de esta solución.

Para entender cómo alcanzar estos objetivos, los analistas calcularon las emisiones actuales de Lesotho procedentes del ganado utilizando una herramienta en línea desarrollada por la FAO que se llama Modelo interactivo de evaluación ambiental de la ganadería mundial (GLEAM-i ). Esta herramienta también se empleó para calcular la posible reducción de las emisiones que podría lograrse a través del Proyecto de Regeneración de los Espacios Naturales y los Medios de Vida (ROLL), financiado por el FIDA, cuyo objetivo es promover las prácticas que regeneran dichos espacios y apoyar los medios de vida sostenibles.

Los resultados resultan alentadores: el proyecto puede impulsar la producción ganadera a la vez que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero contando con el mismo número de animales. Esto es posible combinando medidas que favorecen la salud animal, aumentan la cantidad y calidad de los alimentos para los animales y mejoran la calidad del suelo mediante la gestión del abono animal.

Los animales más sanos son más productivos

La mejora de la salud y la reproducción animal puede contribuir a una mayor producción proteica sin necesidad de aumentar el número de animales. Ello se logra gracias a un mayor acceso a servicios veterinarios de mejor calidad y a la vacunación y la producción de razas autóctonas que pueden soportar condiciones meteorológicas más duras. Estas medidas reducen la mortalidad e incrementan la producción de leche, carne y fibra.

¿Qué enseñanza se extrae? La salud animal y la mejora de la productividad pecuaria están estrechamente relacionadas.

Somos los que comemos

Las prácticas agropecuarias deben adaptarse a los efectos del cambio climático, ya que el aumento de las temperaturas puede afectar negativamente a la producción de maíz. La creación de variedades de maíz tolerantes a los factores adversos y capaces de resistir a la escasez de agua y madurar con rapidez puede contribuir a que los productores en pequeña escala sean más resilientes al cambio climático.

De esta manera, se aumenta la disponibilidad de forraje, se mejora su calidad y se brinda una fuente proteica alternativa, lo cual ayuda a reducir la dependencia de Lesotho de la importación de soja.
 

Las prácticas agrícolas deben adaptarse a los efectos del cambio climático. ©Phomolo Lebotsa, Proyecto de Fomento de la Lana y el Mohair.

Proteger el suelo

Sin tierras ni suelos sanos, las plantas con las que se alimentan los animales, que a su vez nos alimentan a nosotros, no pueden crecer. Las prácticas de adaptación al cambio climático, como los períodos de descanso de los pastos, el pastoreo rotativo, la preservación de los recursos hídricos y la gestión del crecimiento del rebaño, protegen el suelo y permiten que las tierras se regeneren.

Los animales también desempeñan un papel fundamental a la hora restituir el suelo. El abono animal es una fuente rica en nutrientes y materia orgánica de importancia fundamental para la salud de los suelos. Invertir en sistemas de gestión de este abono contribuye a una bioeconomía sostenible y circular.

Estos enfoques, acompañados de una gestión mejorada de los pastizales, ofrecen muchas posibilidades de reducir las emisiones y aumentar la resiliencia al cambio climático al impulsar la eficiencia, reducir los desechos y fijar carbono en el suelo.